Nuestra actitud es tan importante como la ofrenda 
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Nuestra actitud es tan importante como la ofrenda 

En tu momento de ofrendar, tu actitud es tan importante como la ofrenda misma.  En la palabra, vemos dos mujeres que podemos comparar para mostrar este punto.  En Marcos 12, se nos habla de aquella mujer que impresionó al Maestro cuando echó todo lo que tenía.  Una viuda pobre dio lo último que tenía, lo entregó allí en el altar donde se recogían las ofrendas.  Nadie la reconoció, pero Jesús dijo que nadie dio como ella; pero no por la cantidad, sino por la actitud con la que lo hizo.  En Lucas 7, vemos a una mujer que entra a casa de Simón, el fariseo, y derrama el pote de alabastro a los pies de Cristo.  Aquello costaba el salario de un año de una persona.  Así que, tenemos a estas dos mujeres; una muy pobre que da todo lo que tiene, y otra que tenía trabajo, que había ganado una cantidad sustancial, pero lo que impresiona a Dios es la actitud detrás del regalo.  Una da algo que podemos decir que es poco, otra dio algo que era muy grande.  Pero la actitud detrás de ambas fue lo que impresionó a Jesús.  

Aquella viuda dio lo que tenía, con una actitud de fe.  La otra mujer, una mujer próspera, cuando el Señor la celebra, lo que celebra es la actitud con la que ella lo está haciendo.  Es una actitud de agradecimiento; ella sabía que el Señor le había perdonado mucho, ¿cómo lo repagaría?  Aquel pote de alabastro no era nada.  ¿Qué era un año de trabajo, cuando él le había devuelto la vida?  

Hay momentos que, cuando vas a ofrendar, lo vas a hacer como la viuda; dando lo que tienes, lanzándolo al altar creyéndole a Dios, y esa actitud es la que va a provocar que algo pase.  A veces, cuando tienes suficiente, cuando has tenido abundancia, cuando has tenido un buen año y tienes un pote de alabastro, la actitud es una de agradecimiento.  ¿Qué importa que des tanto, si Dios te ha devuelto la vida?  

La actitud de estas mujeres hizo la diferencia y provocó que captaran la atención del Maestro.  

Tu actitud hace que tu ofrenda se magnifique.  Es sumamente importante que, cuando tú vayas al momento de ofrendar, lo hagas con expectativa de que algo va a ocurrir en tu vida.  

Seguramente, has oído que debes dar sin esperar nada a cambio.  Pero esa es una manera errónea de pensar.  Cuando piensas de esa forma, no estás honrando a Dios.  

9 Honra a Jehová con tus bienes, y con las primicias de todos tus frutos; 10 Y serán llenos tus graneros con abundancia, y tus lagares rebosarán de mosto.”  Proverbios 3:9-10  

Aquí lo que vemos es una ley de causa y efecto.  Por lo tanto, cuando te presentas ante Dios, debes tener expectativa de que algo va a ocurrir.  Aquel que dice que no esperes nada, le está quitando el único factor que le agrada a Dios de tu ofrenda: tu fe.  Tu fe es la que lo mueve a Él, la que provoca que Él se mueva en favor tuyo; es tu fe la que lo mueve a Él y la que realmente establece el milagro económico que estás esperando, la bendición de Dios sobre tu vida; y esa fe tiene que esperar algo.  Por lo tanto, si das sin esperar, le has quitado el factor de fe a lo que es el momento de ofrendar.  

Cuando tú das a alguien o a la casa de Dios, tú no estás esperando que la casa de Dios te devuelva.  Cuando ayudas a alguien, cuando Dios pone en tu corazón dar algo, no estás esperando que esa persona sea la que te retribuya.  Tú debes esperar que sea Dios quien te haya visto, que sea Él quien te mire, quien vea tu fe y te recompense.  Pero tienes que esperar algo de parte de Dios.  

Cuando tú dejas ir lo que hay en tu mano, lo que Dios ha puesto en tu mano, entonces, lo que está en la mano de Dios se libera, lo que Dios está reteniendo se libera en favor tuyo.  

El Señor siempre iba a enviar a Jesús para que salvara la humanidad, pero dice la Biblia que lo había retenido en los cielos; no se podía liberar hasta que alguien en la tierra liberara a su hijo, lo sembrara, lo sacrificara.  Abraham dejó ir de su mano a su hijo, Isaac; lo puso en el altar, se lo entregó a Dios, y Dios dijo: encontré a uno como yo; ahora puedo liberar al mío, a Jesús, para que los redima.  

Una acción en lo terrenal provocó que en los cielos se desatara aquello que se había estado reteniendo por tanto tiempo.  

Cuando tú liberas lo que hay en tu mano, Dios de su mano suelta lo que Él tiene.  Cuando tú liberas lo que hay en tu mano, se libera lo que hay en la mano de Dios.  Atrévete a creerle a Dios y darle lo mejor, a liberar de tu mano lo que tienes, y espera lo que hay en las manos de Dios.  Te vas a sorprender.  Lo que Dios va a hacer contigo es sumamente poderoso. 

9 Comments
  • Ángel M. Rodríguez Cruz
    Posted at 07:14h, 29 June Reply

    Amén

  • Mirtha Yaneth Valencia Solarte
    Posted at 08:47h, 29 June Reply

    Amén, así es pastor, lo que tiene Dios para nosotros es más grande que la que nosotros podemos querer. Su infinito amor es maravilloso.

  • Nelson García
    Posted at 09:33h, 29 June Reply

    Amén yo lo creo gracias Señor por tu amor por tu misericordia por tu gracia y tú favor toda la gloria es tuya Señor te alabamos y bendeciremos tu nombre aleluya

  • Wiliam Antonio Chacon Vargas
    Posted at 09:35h, 29 June Reply

    Amén y muchas bendiciones

  • Jhon Mario Rojas
    Posted at 11:07h, 29 June Reply

    Amén y amén

  • maria moreno
    Posted at 11:27h, 29 June Reply

    gracias mi Dios por tu palabra es real. creo en tus promesas amen

  • marttha
    Posted at 12:56h, 29 June Reply

    Aleluya Gloria a Dios
    Nuestro Padre es tan Misericordioso
    Qué no se queda con nada siempre nos lo devuelve multiplicado
    Bendiciones Pastor Otoniel

  • Marttha
    Posted at 13:28h, 29 June Reply

    Amén Gloria. Dios
    Bendito seras por siempre mi Sr
    Por qué tú nos devuelves todo multiplicado

  • MARIANO BLADIMIRO LOPEZ PONCE
    Posted at 10:10h, 30 June Reply

    TODO DIEZMO, TODA OFRENDA Y TODA ACTITUD QUE EJECUTEMOS EN NUESTRA VIDA, DEBE SER HECHA SEGUN LA VOLUNTAD DIVINA Y NO LA NUESTRA, COMO SIEMPRE LO HIZO Y CUMPLIO JESUS NUESTRO SEÑOR SOBRE LA TEIRRA…..

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