20 Jul La Fe, Piensa

“¹⁷ Por la fe Abraham, cuando fue probado, ofreció a Isaac; y el que había recibido las promesas ofrecía su unigénito, ¹⁸ habiéndosele dicho: En Isaac te será llamada descendencia; ¹⁹ pensando que Dios es poderoso para levantar aun de entre los muertos, de donde, en sentido figurado, también le volvió a recibir.”  Hebreos 11:17 

Mucha gente piensa que el tener fe significa que no hay que pensar.  La fe piensa; la fe se piensa para el milagro y no fuera del milagro; la fe se piensa hacia lo sobrenatural, no fuera de lo sobrenatural.  La fe hace del diablo algo bien pequeño, y a Dios bien grande.  Hay muchos cristianos que dicen tener fe porque tienen guerra espiritual, pero eso no es fe, por el contrario, porque al mantenerse en una continua guerra espiritual lo que se hace es engrandecer al diablo con palabras. 

La palabra que recibes es para que cada vez veas al diablo más pequeño, y a Dios más grande.  El problema de la gente es que se razona fuera de los milagros, se razona fuera de lo que Dios quiere hacer con ellos.  Cuando Dios le pide a Abraham que sacrifique a Isaac, Abraham pensó y actuó en fe, pensando que, si  Dios le había prometido que iba a tener a Isaac, y ahora le estaba pidiendo que lo sacrificara, eso quería decir que Dios era capaz de levantarlo de los muertos.  

Los que ya han descubierto que la fe piensa es porque han llegado a un nivel de relación con Dios donde ya no son movidos por las cosas que mueven a la mayoría de la gente; no le tienen miedo al diablo, no ven demonios en todas partes, reconocen que existen influencias, pero saben que la guerra no es contra carne ni sangre, no se mueven por emociones, no se mueven dependiendo si sienten o no sienten a Dios, porque saben que, si se caen al piso o no en el culto, todavía Dios está con ellos.  

Hay momentos en los que una persona puede sentir tristeza ante la posibilidad de haber decepcionado a Dios en algo en particular, a pesar de que se procure mantener alejado del pecado.  Dices: Señor, perdóname si te decepcioné a lo mejor no te creí lo suficiente, debí haber creído más, me razoné fuera del milagro de lo que podías hacer, pensé como cualquiera que tiene una crisis, que tiene un problema, que tiene una dificultad y prefiere evitarse ciertos problemas, en vez de creer que tú lo puedes hacer, en vez de creer que les puedes levantar, en vez de creer como Abraham.  

La realidad es que todos tenemos la capacidad de pecar, pero no es tu pecado el que decepciona a Dios.  Dice la palabra del Señor, en Salmos 103:14: Porque él conoce nuestra condición; se acuerda de que somos polvo.  Esto no es una licencia para pecar, pero lo importante es que entiendas, que él te creó, te conoce, sabe cómo eres, y así te quiere usar.  Como dijo a otros, hoy te dice: Vete, y no peques más.  Ahora bien, lo que sí decepciona a Dios es tu incredulidad, que no le creas lo suficiente, que no ejerzas suficiente fe a la hora de creerle a él por algo. 

En la mayoría de las iglesias te predican todo el tiempo sobre el pecado, haciendo creer que el pecado es lo único que decepciona a Dios.  Más que tu pecado, lo más que decepciona a Dios es tu falta de fe, porque Él conoce todas tus faltas y aun así te ama tanto que envió a su hijo a morir para que fueses salvo; sin embargo, cuando estás falto de fe, es imposible agradar a Dios (Hebreos 11:6).  Él ya murió por tus pecados pasados, presentes y por los que vas a cometer.  Lo que tienes que hacer es reclamar la sangre de Cristo sobre tu vida.  Mientras Abraham caminaba hacia el monte donde ofrecería a Isaac como ofrenda, pensaba: Dios lo va a levantar; yo lo sacrifico, pero no importa lo que pase, Dios lo levanta. Así que, mientras caminas en dirección hacia lo que Dios te envió a hacer, en obediencia y en fe, no importa los que vean tus ojos, piensa y declara: Voy a hacer lo que Dios me envió a hacer, en fe, porque no importa lo que pase Dios lo usará a mi favor. 

Mensaje transmitido por Televisión y Radio el Miércoles, 20 de Julio de 2016

Código del Programa: DP-07A