28 Jan Tus Esqueletos

Claramente, nos dice Éxodo 2 que, después de tres meses, no podían esconder más a Moisés.  Claramente, nos dice Dios que, al final de sus días, a pesar de que tenía vida, Dios dice: su propósito acabó, hay que enterrarlo y que nadie sepa más nada de Él.  Esto, para que la gente se pudiera mover, para que pudieran seguir adelante y pudieran ver que ahora le tocaba a Josué llevarlos a la tierra prometida.  Pero entre medio de estas cosas, ¿qué pasa en medio de este caminar de Moisés?  Ahí es que está la gran lección.  

“11 En aquellos días sucedió que crecido ya Moisés, salió a sus hermanos, y los vio en sus duras tareas, y observó a un egipcio que golpeaba a uno de los hebreos, sus hermanos. 12 Entonces miró a todas partes, y viendo que no parecía nadie, mató al egipcio y lo escondió en la arena. 13 Al día siguiente salió y vio a dos hebreos que reñían; entonces dijo al que maltrataba al otro: ¿Por qué golpeas a tu prójimo? 14 Y él respondió: ¿Quién te ha puesto a ti por príncipe y juez sobre nosotros? ¿Piensas matarme como mataste al egipcio? Entonces Moisés tuvo miedo, y dijo: Ciertamente esto ha sido descubierto. 15 Oyendo Faraón acerca de este hecho, procuró matar a Moisés; pero Moisés huyó de delante de Faraón, y habitó en la tierra de Madián.”  Éxodo 2:11-15  

A Moisés no lo podían esconder, pero cuando ya crece, comete un error que él trata de enterrar, pero nosotros no somos buenos enterrando esqueletos.  Y si en algo es experto este mundo es sacando nuestros esqueletos viejos.  Ahora tenemos a un hombre que esconde un error, pero cuando el error queda al descubierto, aquel error le hace correr y estar escondido en el desierto en vida, huyendo.  

Tú no eres como Dios.  Cuando Dios esconde algo, nadie lo encuentra.  Pero cuando tú tratas de esconderlo, el mundo siempre lo encontrará y lo sacará; y si tú no estás preparado, te harán huir de tu propósito.  

¿Cuántos esqueletos hay en tu vida que te están haciendo correr?  ¿Cuántos esqueletos de tiempo en tiempo sacan de debajo de la arena, que te recuerdan tus errores, tus pasados, tus problemas, tus dificultades?  ¿Cuántas veces aún la misma religión te recuerda tu pasado, tu pecado, tu ayer, y te hacen sentir que nunca eres digno de la gracia y de la gloria de Dios?  

Una de las razones por las cuales Dios enterró a Moisés es porque la ley nunca te lleva a la tierra prometida; solo el Salvador, la gracia de Dios te lleva a las nuevas promesas.  Pero ¿cuántas cosas te hacen huir, correr y esconderte en el desierto y dar vueltas?  El tesoro más grande de esta tierra está escondido detrás de miedos, de depresiones, tristezas, amarguras, detrás de poca ambición, pocos deseos.  Cuando la realidad es que Dios te está llamando para que seas todo lo que Él quiere que tú seas.  

¿Cuántos esqueletos tienes guardados en tu mente, en tu vida, que te recuerdan el ayer, el pasado, y que lo que quieren es hacerte salir corriendo, huyendo una y otra vez?  El mundo es experto desenterrando esqueletos.  Es interesante que, aquellos a los que tú fuiste llamado a libertar son los mismos que te hacen huir.  Aquellos que tú fuiste llamado a liberar por el propósito de Dios en tu vida, son los mismos que te acusan, te señalan, te hacen correr, huir.  Pero tú no puedes ser de esos; no puedes seguir toda tu vida huyendo, escondido.  Tienes que salir con tu cabeza en alto, dispuesto a avanzar, sabiendo que eres el tesoro más grande que tiene tu país, este planeta.  La gloria de Dios se tiene que ver en tu vida para que el mundo entienda quién es Él.  

¿Qué vas a hacer?  ¿Seguir escondiéndote?  ¿O vas a dejar que sea Dios el que esconda por excelencia todas las cosas?  Cuando Dios esconde algo, nadie lo encuentra; pero mientras tú trates de esconderlo, siempre el mundo te lo va a recordar, y te hace huir.  Y mientras el mundo te recuerda el esqueleto del pasado, tú te olvidas del futuro glorioso que Dios tiene para tu vida.  

Escoge: vives de la gloria pasada, o le crees a Dios por la gloria futura.  ¿Crees que tus mejores años están por delante, o crees que ya pasaron?  Permites que el mundo te recuerde tu pasado, tus errores, o le crees a Dios que, si todavía estás aquí, con vida, es porque Él no ha decidido terminar contigo, porque hay algo que tienes que cumplir y que lo vas a completar y que no te vas a negar para que el mundo pueda ver todo lo que Dios te ha prometido.  

Tus mejores años están por delante.  No puede ser que hayas sobrevivido todo lo que has sobrevivido, para que Dios no muestre su gloria sobre ti.  No des las cosas por sentado; date cuenta de todo lo que Dios ha hecho.  No puede ser que Dios te tenga a ti aquí todavía hoy, y que no haya algo más grande para tu vida.  

Escoge a quién vas a oír.  Oyes a los pesimistas de este mundo, que dicen que esto se pone de mal en peor, o le crees a Dios como optimista empedernido, que la gloria postrera será mayor que la primera, y que tú vas de gloria en gloria, de victoria en victoria.  

El final ya está determinado, nadie lo cambia; pero tú decides cómo caminas a él.  Y tú tienes que atreverte a decidir a caminar en un tiempo de victoria, de bendición, de poder.  

Hay gente que no te entiende, que te critica, pero la gloria de Dios se va a ver sobre tu vida.  Tú tienes historia, pero más que historia, tienes futuro.  Y eso es lo que tú tienes que creer.  Más que historia, tú tienes futuro.  

Siempre hay alguien que va a sacar al egipcio, alguien que va a señalar lo que está enterrado, pero tú tienes que decidir si huyes o te paras firme.  Decide que nunca más huirás del propósito de Dios para tu vida porque tú no fuiste hecho para dar vueltas en el desierto, sino para que la gloria de Dios se viera sobre ti y la gente camine a ese resplandor y conozcan a Cristo Jesús.  

Llegó tu año de atreverte.  Lánzate con todo.  Arriésgate.  Si pierdes, te vuelves a levantar.  Créele a Dios por algo nuevo, por algo poderoso.  Lánzate a algo glorioso.  Créele a Dios por una nueva temporada en tu vida.  Decide no estar más escondido.  Dios te va a llevar a lugares de prominencia, de poder, y te va a dar grandes victorias.  

Cuando tú cumples el propósito de Dios para tu vida, Él te pone en lugares donde tú puedes influenciar; lo único que no puedes es esconderte nunca más.  Dios no te hizo para estar escondido, sino para ponerte en lugares de prominencia y que la gente pueda ver en ti la gloria de Dios.  No te escondas más.  Tú eres el tesoro escondido que este planeta está buscando ver.