31 Dec Un Nuevo Punto de Partida
En el mundo en que vivimos, siempre habrá situaciones y circunstancias que te puedan sorprender, pero no a Dios. Y lo importante es que tu alma no retroceda. Tú tienes que ver esto como un punto de partida.
La familia Wallenda fue una familia reconocida en Puerto Rico por caminar por la cuerda floja, incluso a grandes alturas y unos sobre los otros. Un día, el padre perdió el equilibrio y cayó al vacío, muriendo en el acto. Al día siguiente, la familia tenía una presentación, y la realizaron.
Aquello fue una tragedia familiar, como las que ha habido también en tu familia. Aquella familia, antes de subirse a una cuerda floja, lo primero que hacían era orar. Van a arriesgar su vida, y oran; no piensan que en las tragedias pasadas Dios no estuvo con ellos. ¿Cómo seguir encomendándote a Dios, si varios de sus familiares ya han muerto cayendo desde las grandes alturas, y otros están heridos? ¿Cómo no cuestionar por qué Dios no los ayudó? Porque ellos saben los riesgos que están tomando. Otros practican para las caídas, pero ellos no, porque no hay maya que los recoja. Lo único que ellos practican es fortaleza física para sostenerse en la cuerda el suficiente tiempo para que los vayan a rescatar. Tienen el cálculo de cuánto pueden resistir para poder ser rescatados en un momento de dificultad. Una de las palabras recurrentes de ellos mientras caminan por la cuerda, es un nombre: Jesús.
Karl Wallenda siempre decía a su familia que sonriera, y que no es lo que ellos hicieran, sino cómo lo hacían; que hicieran un show, y sonrieran. El nieto tiene una frase, y es: camino por fe. Dice: si crees que puedes caer, tienes más probabilidades de hacerlo. Dice que la acrobacia de alto riesgo es algo que se ha transmitido de generación en generación en su familia, a lo largo de doscientos años; dice: nunca nos dimos por vencidos, es la forma en la que vivimos; esto es lo que hacemos.
Karla Wallenda sigue activa hoy, y la gente se pregunta por qué. Y ella dice: si dejo de usar mi don, lo pierdo. A los ochenta y cuatro años, sigue caminando en la cuerda floja. Pero la frase que nos marcó es la de Rick Wallenda, quien dice: si naces Wallenda, aunque seas abogado, eres acróbata.
Hoy se habla mucho de nepotismo, pero en los tiempos de la Biblia, no era un hombre quien era el ministro, sino que era toda una familia sacerdotal, eran todos. De la misma manera, cuando tú naciste, naciste para algo grande, y para eso también nació tu familia. Hay unas características dentro de ti, que nadie las puede negar. Si naciste Wallenda, naciste acróbata. Perfecto si quieres ser abogado, pero sabes manejarte en la cuerda floja y, sobre todo, vas a tener la actitud de los Wallenda.
¿Cuál será la declaración que tiene que hacer tu familia este año? Si naciste en esta familia, bajo este apellido, sonríe y sigue con el show, vuelve y levántate, no dejes de usar el don que Dios te dio porque la única manera en que lo pierdes no es por la crisis, sino si dejas de usarlo.
Tu alma no puede retroceder ante las tragedias; estas son simplemente un nuevo punto de partida. Sacúdete el polvo y levántate otra vez y comienza una nueva temporada para ti y para todos los tuyos.
Ponle final a esa frase, haz el ejercicio: si naciste [tu apellido aquí], eres [___], haces tal cosa. Completa esa frase. Si naciste en esta familia, tienes que prosperar, vas a sonreír, así es que vas a vivir. Ante las tragedias y dificultades, nunca te olvides de quién eres y de quien Dios te ha hecho.
“8 Entretanto, se levantó sobre Egipto un nuevo rey que no conocía a José; y dijo a su pueblo: 9 He aquí, el pueblo de los hijos de Israel es mayor y más fuerte que nosotros. 10 Ahora, pues, seamos sabios para con él, para que no se multiplique, y acontezca que viniendo guerra, él también se una a nuestros enemigos y pelee contra nosotros, y se vaya de la tierra.” Éxodo 1:8
Cada vez que cambian los reyes, cambia la gente que ellos conocen y la influencia que tienen sobre un pueblo en particular; se olvidan realmente de aquellos que han hecho el trabajo. Se levantó este nuevo faraón y se olvidó de José y comenzó a oprimir al pueblo, y mientras más era oprimido, el pueblo se levantaba. Pero veamos a José.
Este capítulo comienza con el final de Génesis. Aunque José pasó por muchas tragedias, su corazón nunca cambió; su alma siempre soñó con la grandeza que lo despertó un día a los diecisiete años. Siempre soñó que Dios lo iba a llevar a un nuevo lugar, y cada lugar en el que se encontraba, nunca hubo retroceso; siempre fue un nuevo punto de partida.
El hoyo donde lo metieron no fue retroceder; fue un nuevo punto de partida. Cuando cayó en casa de Potifar, fue un nuevo punto de partida; y estando allí, usaba su don y prosperaba todo lo que hacía. Cae en la cárcel, y no fue retroceso, sino un nuevo punto de partida. Y de allí llega a estar en la casa del rey y ser el segundo al mando en aquel lugar. Y nunca su alma se dañó, sino que descubrió para qué Dios lo había llevado a aquel lugar: no para vengarse de aquellos que le habían hecho daño ni los que eran amenaza para él, sino para salvar la vida de todos aquellos a los que Dios le había asignado.
Que tu corazón y tu alma sean grandes, poderosos.
“11 Nuestra boca se ha abierto a vosotros, oh corintios; nuestro corazón se ha ensanchado. 12 No estáis estrechos en nosotros, pero sí sois estrechos en vuestro propio corazón. 13 Pues, para corresponder del mismo modo (como a hijos hablo), ensanchaos también vosotros.” 2 Corintios 6:11-13
Que nada de lo que haya ocurrido en tu vida te haga retroceder, sino que sea un nuevo punto de partida. Este nuevo año es un nuevo punto de partida, una nueva temporada, una nueva época. Que tu alma y tu corazón estén hinchados, grandes. Si naciste en la familia tal, predica; si naciste con tal apellido, prospera; si naciste en tal familia, tienes que seguir hacia adelante. Sobre todo, si naciste cristiano y eres una nueva criatura, de modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron, he aquí todas son hechas nuevas.
Si naciste de nuevo, hay un futuro para ti, en el nombre de Jesús.
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