Una Impresión del Espíritu
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Una Impresión del Espíritu

39 En aquellos días, levantándose María, fue de prisa a la montaña, a una ciudad de Judá; 40 y entró en casa de Zacarías, y saludó a Elisabet. 41 Y aconteció que cuando oyó Elisabet la salutación de María, la criatura saltó en su vientre; y Elisabet fue llena del Espíritu Santo, 42 y exclamó a gran voz, y dijo: Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre. 43 ¿Por qué se me concede esto a mí, que la madre de mi Señor venga a mí? 44 Porque tan pronto como llegó la voz de tu salutación a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. 45 Y bienaventurada la que creyó, porque se cumplirá lo que le fue dicho de parte del Señor.”  Lucas 1:39-45  

Este es el momento donde María llega a casa de Elizabeth y, en aquel momento, esta mujer que se supone que no diera a luz, recibe ahora a su sobrina y, ahora esta mujer que su cuerpo se había estado hinchando, sin tener sentido de vida, de repente cuando llega María a aquel lugar, lo que está dentro de ella cobra vida, se despierta, se estremece.  Ella es llena del Espíritu Santo y también Juan el bautista en ese momento recibe el impacto del Espíritu Santo, la llenura del Espíritu Santo.  

19 Este es el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron de Jerusalén sacerdotes y levitas para que le preguntasen: ¿Tú, quién eres? 20 Confesó, y no negó, sino confesó: Yo no soy el Cristo.”  Juan 1:19-20  

En un momento dado del ministerio de Juan, cuando él está creciendo, desarrollándose, avanzando, la gente quería hacerle a él algo que él no era, querían poner en él una carga que él no podía llevar.  Y de repente, Juan acepta una de las cosas más grandes que cualquier persona puede aceptar: yo no soy el Cristo.  Pero aunque tú no eres el Cristo, si lo conoces, todo está bien.  La pregunta hoy no es si tú ya has admitido que no eres el Cristo; la pregunta es si conoces quién es el Cristo.  

29 El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. 30 Este es aquel de quien yo dije: Después de mí viene un varón, el cual es antes de mí; porque era primero que yo.”  Juan 1:29-30  

Un día le preguntan: ¿tú eres?  Y él dice: yo no soy.  Al día siguiente, ve a Jesús a la distancia, y dice: he aquí quien es, he aquí el Cordero de Dios, he aquí el Hijo de Dios, el Cristo.  Hay una transición de pensamientos.  

18 Los discípulos de Juan le dieron las nuevas de todas estas cosas. Y llamó Juan a dos de sus discípulos, 19 y los envió a Jesús, para preguntarle: ¿Eres tú el que había de venir, o esperaremos a otro? 20 Cuando, pues, los hombres vinieron a él, dijeron: Juan el Bautista nos ha enviado a ti, para preguntarte: ¿Eres tú el que había de venir, o esperaremos a otro? 21 En esa misma hora sanó a muchos de enfermedades y plagas, y de espíritus malos, y a muchos ciegos les dio la vista. 22 Y respondiendo Jesús, les dijo: Id, haced saber a Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados, y a los pobres es anunciado el evangelio; 23 y bienaventurado es aquel que no halle tropiezo en mí. 24 Cuando se fueron los mensajeros de Juan, comenzó a decir de Juan a la gente: ¿Qué salisteis a ver al desierto? ¿Una caña sacudida por el viento? 25 Mas ¿qué salisteis a ver? ¿A un hombre cubierto de vestiduras delicadas? He aquí, los que tienen vestidura preciosa y viven en deleites, en los palacios de los reyes están. 26 Mas ¿qué salisteis a ver? ¿A un profeta? Sí, os digo, y más que profeta. 27 Este es de quien está escrito: He aquí, envío mi mensajero delante de tu faz, El cual preparará tu camino delante de ti. 28 Os digo que entre los nacidos de mujeres, no hay mayor profeta que Juan el Bautista; pero el más pequeño en el reino de Dios es mayor que él.”  Lucas 7:18-28  

Aquí vemos una transición en la vida de Juan el bautista, que nos muestra el verdadero significado de la Navidad.  Decimos que es Jesús, pero la pregunta es si realmente lo conoces y qué tiene que pasar para que lo conozcas.  

Aquí vemos cómo Juan el bautista recibe una impresión del Espíritu Santo en su vida.  Esta impresión que tuvo estando en el vientre de su madre es importante.  La única manera en que Elizabeth reconocería la criatura que estaba dentro de María, era si el Espíritu se lo revelaba.  Desde Génesis hasta Malaquías, todo apuntaba a Jesús.  Cuando vemos el maná que cae del cielo, vemos que luego, más adelante, Jesús dice: yo soy el maná, yo soy el pan de vida.  En el Antiguo Testamento, todo habla de Jesús.  Pero cuando miramos el Nuevo Testamento, vemos un montón de gente que, teniéndolo de frente, nunca lo conocieron porque, aunque todo apuntaba a quién era Jesús y quién sería, hace falta revelación para poder conocerlo.

4 Comments
  • juan carlos ojeda cornejo
    Posted at 11:58h, 22 December Reply

    gracias Pastor Otoniel por sus mensajes, me llenan del amor de Dios. Dios lo bendiga ,fuerte abrazo desde Lima Perú

  • Jhon
    Posted at 12:34h, 22 December Reply

    Gloria a Dios, aleluya

  • Nairobis Jáuregui
    Posted at 19:53h, 22 December Reply

    Gloria a Dios….!!

  • Nelson García
    Posted at 09:45h, 23 December Reply

    Amén aleluya gloria a Dios

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