Tu Voz Interna
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Tu Voz Interna

El problema del cristiano es que siempre está buscando sanidad interior, profecías, mejorar su autoestima, sentirse mejor consigo mismo, que le unjan, que les oren; pero ¿cuándo va a venir la voz interna del Espíritu Santo en tu vida, de modo que, cuando tú no veas nada a tu alrededor, te atrevas a pararte firme y caminar seguro?  

El profeta Elías se paró ante una multitud y comenzó a decir que Dios era más grande, e hizo que fuego bajara del cielo y acabó con los profetas de Baal.  ¿Dónde terminó?  En una cueva.  Dios le manda un ángel y le da de comer, dos veces.  Pero con todo eso, todavía estaba deprimido.  ¿Qué más tenía Dios que hacer?  Dios tiene que sacarlo de la cueva porque Dios no se mete en cuevas.  Le dice que salga para hablar.  Pasó el fuego, y Dios no estaba en el fuego; pasó un terremoto, y Dios tampoco estaba allí.  Dios le estaba diciendo a Elías: nunca más me verás afuera; si no me ves adentro, te quedas aquí.  Dice la Biblia que en un silbo apacible, allí estaba Dios.  Eso lo que quiere decir es en una voz interna.  El profeta que había dependido de fuego, de cosas externas, ahora necesitaba ser guiado por algo interno que le dijera: yo te llamé, aunque no haya fuego ni terremoto.  

La pandemia no puede apagar la voz interna del Espíritu Santo que está dentro de ti, que te dice para lo que te llamó, para qué te ha levantado, para qué te ha enviado.  El problema es que muchas veces necesitamos esa validación externa una y otra vez, cuando la convicción debe venir desde tu interior.  

Como creyente, tienes que saber que hay tres experiencias que dirigen tu vida:

  1. El conocimiento natural.  Es el razonamiento, como el de Agripa.  Ese es un nivel nada más de vivencia o de capacidad.  
  2. El conocimiento por experiencia.  Las experiencias del pasado te deben dar una cierta seguridad, pero hay una cosa que es más grande.  
  3. El conocimiento por revelación.  Cuando tú tienes una revelación interna, cuando hay una voz interna que te hace caminar seguro y segura de ti mismo, nada te detiene.  Cuando tú no necesitas ni aplausos ni elogios ni reconocimientos, no importa lo que venga, tú sabes que Dios va contigo y que está dentro de ti, tú vida es transformada para siempre.  

El problema es cuando esa voz se apaga.  Y la pregunta es si tu voz interna está apagada.  Estás esperando tanta confirmación para levantar un negocio, para hacer algo en tu vida; pero y la voz que está dentro de ti ¿qué te dice?  ¿Qué te dice Dios dentro de ti?  

1 Samuel 17, nos habla del rey David.  Este muchacho, a los diecisiete años, es ungido como rey de Israel, pero la manifestación de ese reinado llegaría un poco más adelante.  Él tenía todo para vivir una vida de desconfianza total, frustrado, para pensar que no servía para nada; el papá no lo quería, la mamá tampoco, ni lo invitaron a la fiesta cuando fueron a ungir al rey de Israel, pero Dios esperó que él llegara para ungirlo.  Luego que lo ungen, lo mandan otra vez para detrás de las ovejas, y comienza a vivir experiencias con Dios, que cambian su vida para siempre.  Un día Goliat sale a pelear y comienza a amenazar al pueblo de Israel.  

10 Y añadió el filisteo: Hoy yo he desafiado al campamento de Israel; dadme un hombre que pelee conmigo.”  1 Samuel 17:10  

El pueblo estaba siendo amenazado, y llega allí David, el ungido; no sabe para qué va, solo sabe que lleva unos quesos para sus hermanos.  Tú ungido como rey, y haciendo mandados.  Dios te llamó a ser rey, y estás haciendo mandados.  Recibes la palabra de que Dios te quiere prosperar, pero te montas en el carro a hacer entregas y dices: eso no es para mí.  Y lo externo no te valida interno, pero tú no lo necesitas porque en la Biblia hay un hombre que era rey y hacía mandados.  

Cuando llega allí, sus hermanos le dicen: ¿para qué has venido?  Les dijo que a llevarles queso, y le dijeron: no, has venido a averiguar lo que está pasando.  ¿Qué querían ellos?  Matar el corazón de David.  Porque si algo quiere este mundo es matar la confianza que hay dentro de ti porque, si doblegan tu corazón y pierdes tu confianza, puedes recibir palabra y alabar a Dios, pero ellos saben que tú afuera no vas a hacer nada.  

David se para allí y oye a Goliat pidiendo un hombre que le haga frente.  Y David dice: ese soy yo.  Era un joven de diecisiete años, pero cuando oye las recompensas, dice: yo voy.  

32 Y dijo David a Saúl: No desmaye el corazón de ninguno a causa de él; tu siervo irá y peleará contra este filisteo.”  1 Samuel 17:32  

Goliat estaba llamando a un hombre, y llegó allí David donde Saúl.  David no era muy grande, y estaba con Saúl, un hombre que dice la Biblia que era el más alto, que miraba por encima de los hombros a todo el mundo; era el más alto de todos los judíos.  Allí estaba David, frente a él, y le dijo: tranquilo, yo voy.  No había forma de no parecer arrogante al decir eso porque tú no puedes ir allí y decir: oh, querido rey, por la misericordia de Dios, te ruego que me dejes ir, con toda humildad.”  Así es que quieren que los cristianos hablemos.  Pero no; David se paró allí y dijo: nadie desmaye, yo voy.  

Lo que hace falta en tu país es uno que, en vez de estar criticando, en vez de estar quejándose, se pare y diga: tranquilos, yo voy.  Hace falta gente con esa confianza.  

33 Dijo Saúl a David: No podrás tú ir contra aquel filisteo, para pelear con él; porque tú eres muchacho, y él un hombre de guerra desde su juventud.”  1 Samuel 17:33  

¿Cuántos “no puedes” tú has oído en tu vida?  ¿Cuántos “no puedes” han matado tu corazón?  

Goliat estaba buscando un hombre pero lo que apareció fue un muchacho; pero el muchacho era más grande que aquel hombre porque todo el mundo miraba a David por fuera, pero nadie veía al David que estaba por dentro, que medía quince pies de altura.  

Hace falta gente con una confianza interna, con una seguridad interna que, muchas veces, la iglesia no tiene.  Ante aquel “tú no puedes”, cualquiera hubiera dicho: es verdad.  Pero David respondió a Saúl.  

34 David respondió a Saúl: Tu siervo era pastor de las ovejas de su padre; y cuando venía un león, o un oso, y tomaba algún cordero de la manada, 35 salía yo tras él, y lo hería, y lo libraba de su boca; y si se levantaba contra mí, yo le echaba mano de la quijada, y lo hería y lo mataba. 36 Fuese león, fuese oso, tu siervo lo mataba; y este filisteo incircunciso será como uno de ellos, porque ha provocado al ejército del Dios viviente.”  1 Samuel 17:34-36  

Nada le quitaba la confianza a David.  Su papá no lo quería, pero él decidió que no había problema, que él era el hombre para aquel trabajo.  Su mamá tampoco ni sus hermanos; pero no importa.  ¿Qué importa si nadie te quiere?  ¿No hay quien le haga frente al gigante?  Ve tú.  

37 Añadió David: Jehová, que me ha librado de las garras del león y de las garras del oso, él también me librará de la mano de este filisteo. Y dijo Saúl a David: Ve, y Jehová esté contigo.  1 Samuel 17:37  

Ese “Jehová esté contigo”, parece como si Saúl tuviese confianza, pero no es así.  Lo que quería era hacerle quedar mal.  

38 Y Saúl vistió a David con sus ropas, y puso sobre su cabeza un casco de bronce, y le armó de coraza. 39 Y ciñó David su espada sobre sus vestidos, y probó a andar, porque nunca había hecho la prueba. Y dijo David a Saúl: Yo no puedo andar con esto, porque nunca lo practiqué. Y David echó de sí aquellas cosas.”  1 Samuel 17:38-39  

En otras palabras, lo quería avergonzar.  Saúl era bien alto, y le puso sus ropas a David, un hombre bajito.  David se quitó todo aquello de encima.  Cualquiera otro hubiera dicho: es verdad, yo no puedo.  Pero David se paró frente a Saúl y le dijo: a este gigante hay que picarle la cabeza y yo no he practicado eso, así que voy con lo que yo sé, con lo que conozco, con lo que he practicado; yo soy el hombre para este trabajo.  

42 Y cuando el filisteo miró y vio a David, le tuvo en poco; porque era muchacho, y rubio, y de hermoso parecer.”  1 Samuel 17:42  

David estaba pidiendo un hombre, y se le apareció allí un muchacho.  Todo lo que quería Goliat era menospreciar a David.  Pero David se paró firme en aquel lugar.  Goliat le dijo: soy yo perro para que vengas a mí con palo?  Cualquiera que ve con ojos naturales aquella pelea, ve a un muchacho digamos que de seis pies, con uno que mide nueve -porque eso medían los gigantes -; cuando David le cortó la cabeza a Goliat, él solo no podía con la espada, de lo grande que era; si lo mides naturalmente, lo único que verías del muchachito es que es bocón, y dirías que no era una pelea justa.  ¿Quién pensarías que ganaría?  Goliat.  Pero lo que pasa es que tú no ves lo que Dios ve.  Si tú abres tus ojos espirituales, tú ves en el muchachito un gigante de quince pies, y un enano al lado porque uno era arrogante, pero el otro tenía confianza en Aquel a quien él le servía, en Aquel que iba con él.  Esa es la diferencia.  

Tú debes pararte y decirle a cualquiera: yo soy el que está aquí, Dios va conmigo.  Y aunque te digan mil veces que tú no puedes, la pregunta es dónde se perdió tu confianza, tu seguridad.  ¿Alguien te menospreció?  ¿Alguien habló mal de ti?  ¿Alguien te dejó?  ¿Alguien abusó de ti?  ¿Alguien no te quiere?  ¿Alguien no piensa bien de ti?  ¿Un día fracasaste?  Párate firme hoy con la confianza y la seguridad que debes tener en el Dios que va contigo, en el Dios que está dentro de ti.  Tú no necesitas más validación externa, no necesitas nada de afuera que diga lo grande que tú eres.  Tú lo que necesitas es una vocecita dentro de ti, que se llama el Espíritu Santo, que te diga: voy contigo dondequiera que tú vayas, hazle frente al gigante.  

Que nunca nada de lo que nadie diga ni de lo que te pase, mate esa voz que está dentro de ti.  ¿No ves fuego?  No hay problema.  ¿No ves terremoto?  No hay problema.  Pero algo te dice que esa casa es tuya.  

El que es bajito, tiene que compensar con confianza y seguridad para no pasar desapercibido.  Parece arrogancia, pero es la seguridad de que el que está en ti es más grande y ha vencido al mundo.  Hasta que no esté esa confianza dentro de ti y mientras el mundo la calle, no lograrás hacer todo lo que Dios tiene para tu vida.  Levántate en fe y alcanza lo que Él tiene para ti.

4 Comments
  • Nelson García
    Posted at 11:49h, 21 December Reply

    Amén así será eso aré gracias mi Dios amado

  • Jhon
    Posted at 18:08h, 21 December Reply

    Amén, Gloria a Dios

  • Arlen Reniery Acosta
    Posted at 06:43h, 23 December Reply

    Definitivamente sí.
    Bendiciones Hno. Pastor.

  • Sharleen Franco
    Posted at 11:41h, 23 December Reply

    Gloria a Dios

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