01 Jun Ocúpate de lo Eterno

En Mateo 6:25-33, encontramos varios puntos que nos ayudan a entender que nuestro enfoque no debe estar en las cosas naturales.  El versículo 26, por ejemplo, establece que nosotros valemos más que las aves del cielo.  Esto es algo que debe traer seguridad a tu corazón.  Nuestro Padre Celestial las alimenta las aves del cielo todos los días, ¿cuánto más no hará contigo?  

Quizás, en tu vida, ha habido gente que te ha dicho que no vales, y motivado por esto, en tu mente, has querido conseguir el valor por las cosas que tienes, sin darte cuenta de tu valor por quien eres.  Para poder vivir en medio de las peores incertidumbres económicas que pueda atravesar tu país, tú necesitas entender que, para Dios, tú tienes un grande valor.  Esto parece simple, pero es en las cosas simples donde muchas veces fallamos.  Se nos olvida que Dios envió a su hijo para que muriera en la cruz del calvario por nosotros.  Tu valor no está puesto en el carro que tienes, en la casa que tienes, en la situación en que te encuentras, o en lo que te rodea; tu valor es mucho más grande.  Cristo murió en la cruz por ti.  Todos los días, deberías mirarte al espejo y decirte: Yo tengo valor.  

Estos versos nos hablan, además, acerca del afán.  Afanarte no trae ningún beneficio.  El afán lo que logra es hacerte sentir responsable, porque el mundo se ha encargado de enseñarnos que si te preocupas, entonces eres responsable.  Cuando somos padres y nuestros hijos salen y ya ha pasado un tiempo, nos comenzamos a preocupar porque todavía no han llegado.  En vez de orar y creer que, de la forma en que ellos salieron con bien, también llegarán con bien, nos comenzamos a preocupar, pensando en un sinnúmero de cosas porque, en nuestra mente, somos buenos padres, si nos preocupamos; si no nos preocupara, pensaríamos y le daría a entender a otros que no nos importa.  El juego de nuestro ego y nuestra mente es que el ponerte ansioso, te hace una persona responsable; pero tu responsabilidad no se encuentra en que tú te preocupes, sino que tu responsabilidad como cristiano se encuentra en que tú tengas fe en el Dios Todopoderoso que hará la obra en el momento oportuno.  La ansiedad que puedas tener por cualquier cosa, no resolverá absolutamente nada. 

En los versículos 28 al 30, Jesús nos habla acerca de cómo Dios cuida y viste los lirios y las plantas del campo, dejándonos saber que ellas pueden estar hoy y mañana ya no, pero que aun así nuestro Padre las viste con gran belleza, ¿no hará más con nosotros?  Lo que Jesús nos está queriendo decir es muy sencillo: Que recordemos que nosotros somos eternos.  Las cosas pueden cambiar hoy y mañana, y nosotros seguimos.  Uno de los problemas que enfrentamos es que nos enfocamos en las cosas temporeras, pero algo más grande es que aún en esas cosas, Dios tiene cuidado.  Y, si él tiene cuidado con las cosas temporeras, ¿no lo tendrá con nosotros, que somos eternos?  Las complicaciones que puedas tener en el presente son temporeras; el problema económico, el problema con tus hijos, en tu casa; pero tu propósito es eterno, y si Dios tiene cuidado de los lirios, también tiene cuidado de tu casa, de tu familia y de ti.  Por más que veas que la situación no cambia, no se compara con todo el tiempo de gloria y bendición que Dios traerá a tu vida.  El tiempo de espera, siempre será mucho más corto que el tiempo de la abundancia y bendición para tu vida.  

De estos versos se desprende, además, que Dios sabe las cosas de las que tú tienes necesidad.  Y, como él sabe de qué tienes necesidad, él suplirá tus necesidades, conforme a sus riquezas en gloria.  Tal vez te preguntarás el porqué no te las ha dado; si ese es tu caso, la respuesta es: Porque no lo necesitas.  Hay ocasiones en que pensamos que necesitamos algo, y ponemos nuestra fe en eso que pensamos que necesitamos, pero luego observamos que Dios no nos entrega aquello que estamos pidiendo; si lo analizáramos, nos daríamos cuenta de que, verdaderamente, no lo necesitamos.  

Jesús dijo que los gentiles eran quienes buscaban esas cosas terrenales, queriendo decir que, si nosotros también nos vamos tras esas cosas, somos iguales a ellos.  Es interesante que en ningún momento se dice que nos parecemos al mundo cuando pecamos, porque ya la Biblia estableció que todos éramos pecadores; el único momento donde Jesús nos compara con los gentiles y con el resto del mundo, es cuando nos preocupamos por las mismas cosas que ellos se preocupan.  Ocúpate por lo que es eterno.  Ocúpate de tu carácter, ocúpate de tu testimonio, ocúpate de tu familia, ocúpate de vivir en orden con Dios.  Esta debería ser tu mayor ocupación, el querer estar en orden y bien con Dios. Lo demás es temporero; las cosas vienen y van, siguen cambiando; pero Dios siempre tendrá cuidado de ti.  Ocúpate de lo eterno, y Dios se encargará de cuidarte y traer provisión a tu vida. 

Mensaje transmitido por Televisión y Radio el Miércoles, 1ro de Junio de 2016

Código del Programa: SI-11B