30 Oct Sana para avanzar
El mayor límite que enfrentamos no son las circunstancias externas, sino las heridas internas que nunca fueron sanadas. Muchas personas oran por puertas abiertas, por nuevas oportunidades, por relaciones saludables, pero siguen retenidas emocionalmente en los traumas del pasado. Intentan avanzar, pero su mente y su corazón aún están atados a lo que alguien dijo, hizo o no hizo. Esta es una realidad espiritual profunda: no podrás moverte a una nueva dimensión de plenitud, paz y propósito si primero no permites que Dios sane tu corazón.
La sanidad interior no es opcional para el creyente; es el punto de partida. No se trata de olvidar lo que sucedió, se trata de que ya no duela al recordarlo. Mientras sigas reaccionando desde un lugar de dolor, verás la vida con un lente distorsionado. El dolor sin sanar roba pasión, energía y capacidad de tomar decisiones sabias. Poco a poco apaga el fuego interno, afecta nuestro carácter y debilita nuestra voluntad, hasta el punto que nuestras relaciones comienzan a sufrir por algo que quizás ni siquiera es presente, sino arrastrado del pasado.
Una de las grandes trampas es vivir bajo la opinión de los demás. Vivir para complacer, justificar o defenderse constantemente es vivir una vida esclavizada. Si te preocupas más por lo que otros piensan, que por lo que Dios ha dicho, terminarás agotado, confundido y perturbado. Las críticas, los señalamientos, las acusaciones —justas o injustas— no pueden gobernar tu estado emocional. Porque quien vive dentro de la mente de todos, pierde la paz dentro de la suya.
En nuestra generación se ha popularizado revivir heridas constantemente. Movimientos sociales y políticos alimentan el resentimiento con el disfraz de justicia, pero muchas veces solo prolongan el dolor. Dios no te llama a ignorar lo que pasó, pero sí a no construir tu identidad alrededor de ello. Perdonar no es decir “no dolió”, es declarar “ya no tiene poder sobre mí”. Sanar no es debilidad, es valentía espiritual. Es elegir que tu futuro pese más que tu pasado.
Porque no importa lo que te hicieron, nunca será justificación para herir a otros. Transformar tu dolor en compasión es el verdadero triunfo. Cuando permites que Dios sane tu corazón, recuperas tu enfoque, tu fuerza y tu libertad emocional. La sanidad no solo cambia tu interior, cambia tus decisiones, tu familia y tu legado. Hoy es el día para dejar de reaccionar desde heridas antiguas, y comenzar a responder desde un corazón restaurado por la gracia de Dios.
El mensaje está disponible acá.
Jhon Mario
Posted at 17:49h, 30 OctoberAmén 🙏
Marttha
Posted at 19:48h, 30 OctoberAmén
Gracias por la palabra
Oswaldo Monier Bemudez
Posted at 13:22h, 31 OctoberQUEBRANTADO ESTUVE POR 42 AÑOS EN EL VALLE DE LOS HUESOS SECOS Y ASÍ ME LLAMASTES PARA LLEVAR TU PALABRA A LOS MÁS NECESITADOS DEL MUNDO AMADO PADRE CELESTIAL
AMÉN 🙏🙏😘🙏😘