28 Oct Escogidos y Transformados por Dios
Cuando hablamos del llamado de Dios, debemos comenzar por la premisa más contundente: Dios escoge a quien quiere, cuando quiere y como quiere. No consulta opiniones humanas, ni se deja limitar por historias personales ni por etiquetas impuestas por la sociedad. El llamado divino trasciende lógica, reputación y trayectoria. Desde Génesis hasta Apocalipsis vemos la misma constante: no se trata del hombre que se postula, sino del Dios que selecciona por pura soberanía. Y cuando Dios señala a alguien, ningún rechazo humano tiene finalmente poder para detener ese propósito.
Pero el llamado de Dios no es solo selección, es transformación. Él no escoge para dejar la vida igual, sino para evidenciar su poder cambiando radicalmente al menospreciado, al olvidado, al que el mundo descalificó. La elección es un privilegio, pero la transformación es un proceso. Pablo lo explica claramente: Dios escoge lo que el mundo desecha, no para exponer su dolor, sino para mostrar Su gloria, de tal manera que nadie tenga espacio para robarle el crédito a Él. Cuando Dios interviene, levanta, limpia, moldea… y entonces envía. Él no glorifica heridas, glorifica corazones sanados.
Aquí es donde se establece una diferencia determinante que muchos pasan por alto: Dios no usa a los heridos, sino a los quebrantados. La herida se defiende, reacciona, exige; el quebrantado se rinde, se vacía, se dispone. La herida sangra ego; el quebrantamiento produce dependencia. Un herido aún lucha por probar algo; un quebrantado solo quiere obedecer. Por eso, antes del uso viene el proceso. Ningún verdadero instrumento fue enviado sin haber sido primero quebrantado, expuesto y reajustado en su espíritu. El quebrantamiento no es destrucción, es preparación.
Ese estado del corazón —más que el talento, la influencia o incluso el conocimiento— es lo que Dios mide. Porque el cielo no premia al más capacitado, sino al más confiable. Al que no olvida de dónde lo sacaron. Al que aún en la promoción, en el honor, en la asignación, no permite que su corazón se envanezca ni se contamine. Ese es el verdadero punto central: Dios no busca perfección, busca integridad del espíritu. Un corazón sano puede cargar gloria; un alma herida la contamina. Por eso hay gente escogida que todavía no ha sido enviada: Dios está sanando antes de usar.
Hoy, quien lea estas palabras debe entenderlo sin ambigüedad: el dolor no te descalifica, pero tampoco te acredita. Lo que Dios desea no es tu trauma, sino tu entrega. Si aún hay heridas abiertas, Él está listo para sanarlas. Pero si ya hubo quebrantamiento y rendición, prepárate: serás usado. No porque lo merezcas, sino porque Él decidió glorificarse a través de ti. Lo importante es que cuando ese momento llegue, tu corazón esté en el lugar correcto. Porque Dios sana las heridas… pero solo usa a los verdaderamente quebrantados.
El mensaje está disponible acá.
maria
Posted at 09:27h, 28 OctoberMi Dios sana mis heridas mi corazón y libérame de esta tormenta que siento estancada en todo , líbrame y ten misericordia de mi vida . dame sanidad a mi cuerpo con tu sangre preciosa , lléname de fuerzas y fortaleza, tengo fe de que veré tu mano poderosa obrando en mi vida y mi hogar amen.
admin2
Posted at 08:58h, 29 OctoberOramos contigo🙏 Bendiciones
Marttha
Posted at 10:28h, 28 OctoberAmén Gloria a Dios
Gracias padre por haber puesto tús ojos en mi
Oswaldo Monier Bemudez
Posted at 05:25h, 29 OctoberGRACIAS AMADO SEÑOR JESUCRISTO POR HABERME RESCATADO DEL VALLE DE LOS HUESOS SECOS Y LLENARME DE TU AMOR Y MISERICORDIAS, POR TRANSFORMAR MI VIDA Y LA VIDA DE MI FAMILIA
AMÉN 🙏😘🙏