El poder de un corazón quebrantado
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El poder de un corazón quebrantado

En un mundo que constantemente nos enseña a ser fuertes, autosuficientes e inquebrantables, hablar de quebranto suena casi ofensivo. Sin embargo, el quebranto en las manos de Dios no es destrucción, es transformación. No es humillación, es dependencia. No es pérdida, es reposicionamiento. Tener miedo a que Dios te quebrante es no entender que el proceso del quebranto es la antesala a una multiplicación, a una revelación más profunda de Cristo en nosotros. Dios no quebranta para destruir, sino para reconstruir sobre fundamentos que no se muevan.

David no fue celebrado por ser un hombre que pecaba —esa narrativa ha sido mal enseñada por años— sino porque su corazón era sensible al llamado de Dios. Cada vez que era confrontado, se rendía. No se justificaba, no entraba en excusas, no culpaba a otros. Se postraba y decía: “Señor, he pecado”. Esa humildad lo sostuvo más que su capacidad. Esa actitud de dependencia continua es lo que mantuvo abierta la puerta de la gracia sobre su vida. Saúl pecó igual, pero su corazón fue orgulloso. Esa fue la diferencia abismal. No fue la magnitud del error, sino la respuesta posterior.

El quebranto es ese punto donde Dios rompe tu autosuficiencia para enseñarte que sin Él no puedes. Es el lugar donde tu voluntad se rinde y tu corazón se doblega. No es debilidad emocional, es fortaleza espiritual. Es permitir que Dios corte lo que estorba, sane lo que duele y alinee lo que está fuera de propósito. Muchos oran por multiplicación, favor y puertas abiertas, pero huyen del proceso que activa todo eso. Quieren la gloria, pero no la cirugía. Quieren el fruto, pero no la poda.

Cuando Dios te quiebra, no te avergüenza, te prepara. Cuando Él te confronta, no te hiere, te fortalece. El quebranto verdadero revela tu dependencia total del Dios Todopoderoso. Allí dejas de apoyarte en tu experiencia, tus logros, tus títulos, tus recursos. Y comienzas a vivir desde la gracia, desde la obediencia y desde la fe. El quebranto te alinea con Su ritmo, te hace sensible a Su voz y abre espacio para que Cristo sea visto, no tú. Es ahí donde tu vida deja de ser informativa, y se convierte en evidencia viva del poder de Dios.

Hoy no le tengas miedo al quebranto. Permite que Dios te tome, te forme y te quiebre si es necesario. Porque en ese proceso Él no solo te purifica, sino que te multiplica. Te prepara para lo que no podrías sostener con tu fuerza humana. Te posiciona para ver lo que jamás habrías imaginado. El Dios de los quebrantados hace cosas que no hace con los autosuficientes. Y si Él quiebra algo en ti hoy, es porque está a punto de construir algo mucho más grande mañana.

El mensaje está disponible acá.

2 Comments
  • Wiliam Antonio Chacon Vargas
    Posted at 08:23h, 31 October Reply

    Amén tomo esta palabra bendiciones

  • Marttha
    Posted at 16:50h, 31 October Reply

    Amén Sr quebranta mi Ser
    Tuya soy gas en mi tú voluntad

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