06 Oct El Dios de los Menospreciados

La vida está llena de momentos donde la gente nos mira y piensa que ya todo terminó, que no tenemos nada más que ofrecer, o que nuestras fuerzas no darán para más. Sin embargo, cada circunstancia difícil, cada crítica, cada situación inesperada se convierte en una plataforma para mostrar el poder de Dios. Él es especialista en confundir al mundo, en levantar al caído, en prosperar al que parecía acabado, y en hacer brillar a aquel que todos daban por perdido. Cuando la gente no entiende cómo te levantas una y otra vez, es ahí donde la gloria de Dios se hace evidente.

Muchos han pensado que tu historia llegó a su fin después de la tormenta, de la pérdida o del fracaso. Sin embargo, de repente Dios abre una puerta, llega un recurso, aparece una nueva oportunidad, y aquellos que te menospreciaron no pueden comprender cómo sigues de pie. Eso es lo que hace nuestro Dios: desarma la lógica humana para que su gracia sea reconocida. Cada victoria en tu vida no se debe a la fuerza de tu brazo ni a tu intelecto, sino a la mano poderosa del Señor que se glorifica en lo débil.

El menosprecio es la señal de que algo grande está por nacer en ti. Si nadie te ha criticado, si nunca te han subestimado, quizás todavía no has entrado en el escenario donde Dios mostrará su poder. Porque el Dios que servimos es el Dios que levanta al pequeño, al olvidado, al rechazado. Él toma lo que el mundo desecha y lo convierte en testimonio de su gloria. Es ahí donde descubrimos que los procesos de humillación y las temporadas de rechazo solo son el inicio de una manifestación mayor de la presencia de Dios en nuestras vidas.

Por eso, no te sorprendas cuando te menosprecien. Más bien, alégrate, porque eso significa que Dios tiene planes extraordinarios contigo. El mundo se confunde al ver cómo vuelves a levantarte, cómo revives, cómo prosperas cuando ellos pensaban que ya no había futuro. Y aunque muchos no lo entiendan, la respuesta es simple: todo lo que sucede en tu vida tiene un solo propósito, que Dios se lleve toda la gloria.

Hoy te invito a abrazar tu identidad en Cristo, aunque otros no la comprendan. Deja que Dios use tus momentos de debilidad como escenarios para su grandeza. Recuerda que los menospreciados en las manos de Dios se convierten en conquistadores. No te detengas por lo que digan de ti, porque el Dios que confunde al mundo con su sabiduría es el mismo que se encargará de levantar tu vida para mostrar su gloria. Él es, y siempre será, el Dios de los menospreciados.

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