18 Jun Una Fe que Cree, Sueña y Vive Efesios 3:20
El mundo se mueve por fe, y la vida misma solo encuentra verdadero propósito cuando está anclada en la fe. No se trata solo de creer en lo posible, sino de atreverse a soñar con lo imposible. Dios está buscando una iglesia que se atreva a creer, a soñar en grande, a confiar que Él puede darte más de lo que imaginas, desde una casa en Bariloche hasta una vida completamente transformada. La fe no es solo una idea abstracta; es una fuerza activa que produce testimonio, que cambia realidades y que llama a lo sobrenatural como parte de lo cotidiano.
Muchos ya han visto la fidelidad de Dios en acción: han sido sanados, liberados, prosperados. Si Dios ya ha hecho milagros en tu vida, ¿por qué dudar de que puede hacer aún más? Esa misma fe que un día te sostuvo, es la que hoy te impulsa a creer por cosas aún mayores. No es una lista de deseos, es una declaración de expectativa viva. Lo que has vivido es solo el comienzo. Dios quiere que creas por más, porque Él es capaz de hacerlo mucho más abundantemente de lo que pedimos o pensamos.
Vivir Efesios 3:20 es abrazar una vida de expectativa divina. Es declarar que no nos conformamos con lo natural, porque servimos a un Dios sobrenatural. Pero antes de que el apóstol Pablo mencione el poder de Dios en este capítulo, nos enseña una verdad aún más profunda: todo comienza cuando entendemos cuánto nos ama Dios. Nuestra vida de oración no se transforma por métodos o fórmulas, sino cuando somos verdaderamente conscientes del amor inmenso que Él tiene por nosotros.
El capítulo 3 de Efesios, desde el versículo 14 al 19, revela una oración poderosa: que Cristo habite en nuestros corazones por la fe, que estemos arraigados en amor y que podamos comprender la magnitud del amor de Cristo. Este amor excede todo conocimiento, y es la clave para ser llenos de la plenitud de Dios. Antes de entender el poder de Dios, tenemos que entender Su amor. Es este amor el que nos empodera, el que nos arraiga, y el que nos permite ver la vida desde una perspectiva divina.
Entonces, cuando llegamos al verso 20, “Y aquel que es poderoso para hacer mucho más abundantemente…”, ya no lo leemos como una promesa lejana, sino como una realidad activa en nuestras vidas. Entendemos que el poder de Dios no es solo para mostrar su fuerza, sino para manifestar Su amor en acción. Hoy es tiempo de despertar a esa verdad. Somos la iglesia que cree, que sueña, y que vive según Efesios 3:20. No porque tengamos mucha fe, sino porque entendemos cuánto nos ama Dios.
El mensaje completo está disponible acá.
No Comments