Heridas de Iglesia y la Preeminencia de Dios en Nuestra Vida
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Heridas de Iglesia y la Preeminencia de Dios en Nuestra Vida

Muchas personas hoy cargan heridas profundas relacionadas con la iglesia. Escuchamos con frecuencia historias de hijos de pastores que se sienten abandonados por sus padres debido al ministerio. La crítica y el dolor que rodea a la iglesia se han vuelto comunes, y muchos responsabilizan a líderes por decisiones que, aunque difíciles, fueron tomadas desde un llamado y compromiso con Dios. Sin embargo, poco se habla del dolor que generan otros entornos, como el trabajo o relaciones personales, con la misma intensidad con que se señala a la iglesia.

Si alguien es maltratado en su empleo, no siempre decide dejar de trabajar. Si es ignorado en el gimnasio, no necesariamente deja de ejercitarse. Entonces, ¿por qué tantos abandonan su fe por las fallas humanas dentro de la iglesia? ¿Por qué no aplicamos el mismo criterio? Es hora de reflexionar sobre esta doble vara con la que muchas veces juzgamos lo espiritual.

Como hijo de pastor, entiendo el peso de sentir que uno ha sido dejado de lado por el ministerio. Yo también me sentí culpable en un momento. Pero en oración, el Señor me mostró que así como un militar o un médico sacrifica momentos familiares por una causa mayor, lo mismo ocurre con los que servimos en el ministerio. La familia de un soldado no lo desprecia por no estar en casa; al contrario, lo honra por su servicio. Ese mismo honor debería aplicarse a quienes sirven a Dios con entrega.

Todo en la vida requiere sacrificios, pero el problema está en cómo procesamos mentalmente esas pérdidas y dónde ubicamos a Dios dentro de nuestras prioridades. No se trata de vivir una vida perfecta, sino de aprender a interpretar correctamente los sacrificios del llamado. Si no tenemos claridad sobre ciertos fundamentos, nunca podremos vivir equilibradamente ni establecer prioridades sanas.

Por eso, antes de ordenar tu vida, debes entender dos verdades fundamentales: la preeminencia de Dios y que tú eres parte de Su agenda. Dios no solo debe ser primero en tu lista, sino tu influencia dominante. Cuando Él domina tu mente, tus pensamientos y tus acciones, tus prioridades se alinean. Y cuando entiendes que formas parte de un plan eterno, dejas de vivir como víctima del sistema y comienzas a vivir como instrumento del Reino.

El mensaje completo está disponible acá.

2 Comments
  • Marttha
    Posted at 18:51h, 10 June Reply

    Amén Gloria a Dios
    Gracias por la palabra

  • Oswaldo Monier Bemudez
    Posted at 10:01h, 11 June Reply

    TÚ ú ERES Él PRIMERO Y EL POSTRERO PARA MI VIDA AMADO PADRE CELESTIAL
    HAZME SER. UN INSTRUMENTO DE TU REINO
    AMÉN 🙏🙏🙏🙏

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