El Amor que Te Da Fuerza para Pedir
21068
wp-singular,post-template-default,single,single-post,postid-21068,single-format-standard,wp-theme-bridge,bridge-core-3.0.5,mec-theme-bridge,qi-blocks-1.4,qodef-gutenberg--no-touch,metaslider-plugin,qodef-qi--no-touch,qi-addons-for-elementor-1.9.1,qode-page-transition-enabled,ajax_fade,page_not_loaded,,qode-title-hidden,qode_grid_1300,qode-theme-ver-29.1,qode-theme-bridge,wpb-js-composer js-comp-ver-6.9.0,vc_responsive,elementor-default,elementor-kit-14558

El Amor que Te Da Fuerza para Pedir

El amor humano tiene un poder impresionante. Historias de personas que levantan objetos imposibles por amor, que cruzan fronteras, que arriesgan todo por alguien más, nos recuerdan que el amor mueve lo que parecía inamovible. Pero si eso puede hacer un ser humano, ¿cuánto más podrá hacer Dios, que es amor en su esencia? El límite del amor humano ya es extraordinario; el del amor de Dios, simplemente no existe.


Muchas veces luchamos con la fe como si fuera una cuestión de esfuerzo, como si creyendo más fuerte o más duro pudiéramos ver milagros. Pero el problema no es cuánto creemos, sino cuánto entendemos del amor que Dios tiene por nosotros. Cuando realmente comprendemos cuánto nos ama, la fe se vuelve natural. Ya no se trata de pelear por creer, sino de descansar en su amor perfecto.

Jesús no solo nos enseñó a orar, también nos enseñó a confiar. La oración del Padre Nuestro no es una fórmula mágica, es una declaración de relación. Nos pone en el lugar correcto: somos hijos hablando con un Padre. Y después de enseñarnos esa oración, Jesús lo deja claro en Lucas 11:9: “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá”. Es decir, después de entender quién es tu Padre, ahora atrévete a pedirle como su hijo.


Porque todo aquel que pide, recibe. Pero ese “todo” tiene una base: la relación. No es pedirle a cualquier ser lejano, es pedirle al Padre que ya te mostró su amor. Es confiar que si una madre o un padre terrenal hace cosas locas por sus hijos, nuestro Padre Celestial hará aún más por nosotros. El problema no es si Dios quiere dar, sino si tú estás dispuesto a creer que te ama lo suficiente para darte.


Entonces, el reto no es creer más fuerte, sino amar más profundo. Cuando entiendes Su amor, lo demás se acomoda. Ya no dudas si Dios puede hacerlo; sabes que Él lo hará porque te ama. Y cuando oras desde ese lugar de confianza, de intimidad, de certeza en el amor, no hay puerta que no se abra, no hay milagro que no se desate. No porque tú lo merezcas, sino porque Él ya lo decidió desde el momento en que te llamó hijo.

El mensaje completo está disponible acá.

No Comments

Post A Comment