La gracia de Dios y tu identidad
20994
wp-singular,post-template-default,single,single-post,postid-20994,single-format-standard,wp-theme-bridge,bridge-core-3.0.5,mec-theme-bridge,qi-blocks-1.4,qodef-gutenberg--no-touch,metaslider-plugin,qodef-qi--no-touch,qi-addons-for-elementor-1.9.0,qode-page-transition-enabled,ajax_fade,page_not_loaded,,qode-title-hidden,qode_grid_1300,qode-theme-ver-29.1,qode-theme-bridge,wpb-js-composer js-comp-ver-6.9.0,vc_responsive,elementor-default,elementor-kit-14558

La gracia de Dios y tu identidad

El apóstol Pablo, antes conocido como Saulo de Tarso, fue un perseguidor de la iglesia. Había aprobado la muerte de Esteban (Hechos 8:1) y respiraba amenazas contra los creyentes (Hechos 9:1). Sin embargo, cuando encontró a Cristo, su vida dio un giro radical. De perseguidor, se convirtió en apóstol.

¿Cómo pudo un hombre con tal pasado convertirse en uno de los pilares de la fe cristiana? Su respuesta fue clara: “Por la gracia de Dios soy lo que soy.”

Muchos hoy viven en una montaña rusa emocional porque basan su valor en cosas inestables, pero la Palabra de Dios nos dice algo radicalmente diferente: tu valor no lo determina lo que haces, sino lo que Dios ha hecho por ti.

La gracia es el favor inmerecido de Dios. Pablo no dijo: “Por mis méritos soy lo que soy”, sino “Por la gracia de Dios.” No eres lo que otros dicen de ti, no eres lo que tus fracasos declaran sobre ti, eres lo que Dios dice que eres: aceptado, redimido y con propósito.

El enemigo quiere que vivas atado a mentiras sobre quién eres. Pero la Biblia nos dice:

“Sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa.” (1 Pedro 2:9).

“Ya no soy yo quien vive, sino Cristo quien vive en mí.” (Gálatas 2:20).

“Somos más que vencedores por medio de Aquel que nos amó.” (Romanos 8:37).

Pablo no escondió su historia. En vez de avergonzarse, la usó para mostrar el poder transformador de Dios: “Yo fui antes blasfemo, perseguidor e injuriador; pero me fue otorgada misericordia.” (1 Timoteo 1:13).

¿Hay cosas en tu pasado que te hacen sentir indigno? Dios no desperdicia ninguna experiencia. Él toma lo que el enemigo quiso usar para tu destrucción y lo convierte en testimonio de Su gracia.

La gracia no es solo un concepto teológico; es una realidad que debe impactar tu vida diaria. No importa lo que hayas hecho o lo que hayas vivido. La gracia de Dios tiene la última palabra.

Hoy puedes decir con confianza, como Pablo: “Por la gracia de Dios soy lo que soy”, y eso… es más que suficiente. ¿Aceptas vivir en esta verdad?

El mensaje completo está disponible acá.

No Comments

Post A Comment