El genocidio de Ruanda y el poder del perdón
20962
wp-singular,post-template-default,single,single-post,postid-20962,single-format-standard,wp-theme-bridge,bridge-core-3.0.5,mec-theme-bridge,qi-blocks-1.4,qodef-gutenberg--no-touch,metaslider-plugin,qodef-qi--no-touch,qi-addons-for-elementor-1.9.0,qode-page-transition-enabled,ajax_fade,page_not_loaded,,qode-title-hidden,qode_grid_1300,qode-theme-ver-29.1,qode-theme-bridge,wpb-js-composer js-comp-ver-6.9.0,vc_responsive,elementor-default,elementor-kit-14558

El genocidio de Ruanda y el poder del perdón

En 1994, Ruanda fue escenario de uno de los genocidios más brutales de la historia moderna. En solo cien días, más de un millón de personas fueron asesinadas en un conflicto étnico entre hutus y tutsis. La violencia fue tan atroz que dejó cicatrices profundas en la sociedad ruandesa. Sin embargo, lo que ocurrió después es igual de impactante: un proceso de reconciliación nacional que transformó a una nación dividida en un ejemplo de perdón y unidad.


Después del genocidio, Ruanda enfrentó un dilema moral: ¿cómo reconstruir un país donde víctimas y victimarios tendrían que convivir? En lugar de perpetuar el ciclo de venganza, el gobierno implementó programas de justicia restaurativa. Los tribunales Gacaca —inspirados en la tradición comunitaria— permitieron que los perpetradores confesaran sus crímenes públicamente, pidieran perdón y recibieran sentencias reducidas a cambio de la verdad.


La historia de Ruanda resuena profundamente con las enseñanzas cristianas sobre el perdón. Jesús, en la cruz, pronunció palabras que desafían toda lógica humana: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Lucas 23:34). Este acto de misericordia radical es el fundamento del perdón cristiano: no se basa en el merecimiento, sino en la gracia.


El perdón no niega el dolor ni justifica el mal, pero rompe las cadenas del resentimiento. Como escribió el apóstol Pablo: “No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal” (Romanos 12:21). En Ruanda, miles de personas encarnaron este principio al elegir el perdón en lugar del odio. Sin embargo, perdonar no es fácil. Requiere una fuerza que va más allá de lo humano. Es un proceso que a menudo comienza con una decisión, incluso cuando el corazón aún duele. Como dijo el teólogo Dietrich Bonhoeffer: “El perdón es el precio que la comunidad cristiana debe pagar por vivir en paz”.


Ruanda es un testimonio vivo de que, incluso después de la peor tragedia, la reconciliación es posible. El perdón no borra el pasado, pero permite construir un futuro en paz. Su historia nos desafía a reflexionar: ¿Somos capaces de perdonar lo imperdonable?


El perdón no es un camino fácil, pero es el único que conduce a la verdadera libertad. Ruanda, con sus historias de dolor superado y reconciliación inesperada, nos muestra que incluso en el abismo más oscuro, la luz de la gracia puede brillar. Como escribió Corrie ten Boom, sobreviviente del Holocausto: “El perdón es un acto de la voluntad, y la voluntad puede funcionar independientemente de la temperatura del corazón”.


Que su ejemplo nos inspire a abrazar el perdón, no como una emoción, sino como una decisión que cambia vidas y transforma.

El mensaje completo está disponible acá.

2 Comments
  • Oswaldo Monier Bemudez
    Posted at 15:03h, 22 May Reply

    Ayúdame A Quitar Toda Cólera, Enojo, Ira,. Para Perdonar A Nuestra Hija Deysy A. AMADO PADRE CELESTIAL
    AMÉN 🙏🙏🙏🙏

  • Marttha
    Posted at 17:40h, 28 May Reply

    Amén gracias Sr por tu amor y perdón
    Si aprendemos a perdonar hay Paz

Post A Comment