La ley del crecimiento espiritual: transformando capacidad en multiplicación.
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 La ley del crecimiento espiritual: transformando capacidad en multiplicación.

En el diseño divino de la mayordomía espiritual, existe un principio transformador que frecuentemente pasamos por alto: Dios da según la capacidad actual, pero espera el desarrollo progresivo de esa capacidad. Este principio dinámico de crecimiento es fundamental para entender cómo opera el Reino de Dios en nuestras vidas.

Esta verdad se revela claramente en la distribución de los talentos: “a cada uno conforme a su capacidad”. Sin embargo, el punto crucial no es la distribución inicial, sino la expectativa de crecimiento. El siervo que recibió cinco talentos no fue elogiado simplemente por tener más, sino por multiplicar lo que se le confió.

Esta es la esencia de la mayordomía espiritual. La capacidad no es un límite estático, sino un punto de partida dinámico. Cuando somos fieles en lo poco, nuestra capacidad se expande naturalmente.

Este principio refleja la naturaleza progresiva del crecimiento espiritual: de gloria en gloria, de fe en fe. Es un proceso de transformación continua que refleja la obra del Espíritu en nuestras vidas.

El mayor error que podemos cometer es confundir nuestra capacidad actual con nuestro potencial final. El Reino opera bajo una ley de crecimiento exponencial: la fidelidad en lo poco no solo mantiene lo que tenemos, sino que expande nuestra capacidad para más. Esta es la economía divina del crecimiento espiritual.

Dios no está tan interesado en nuestro punto de partida como en nuestra trayectoria de crecimiento. El siervo con dos talentos recibió el mismo elogio que el de cinco porque ambos duplicaron lo que se les confió. El crecimiento proporcional, no la cantidad absoluta, es lo que atrae la aprobación divina.

Esta verdad nos libera de la parálisis de la comparación y nos impulsa hacia el crecimiento personal. No estamos compitiendo con otros, sino cooperando con el Espíritu Santo en nuestro propio desarrollo. Cada uno de nosotros tiene una trayectoria única de crecimiento diseñada por Dios.

La invitación divina es clara: permitir que nuestra capacidad actual sea el trampolín para un mayor crecimiento, no el techo de nuestro potencial. Como Pablo escribió: “No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo…” Esta es la postura del verdadero discípulo: siempre creciendo, siempre expandiéndose, siempre multiplicando lo que Dios ha confiado.

Si deseas aprender más sobre la economia del Reino te invito a disfrutar el mensaje completo ahora, haciendo clic acá.

2 Comments
  • Oswaldo Monier
    Posted at 14:03h, 19 March Reply

    Lléname De Discernimiento Y Sabiduría Para Reflexiónar Y Saber Manejar Los Talentos Que Tú Me Has Dado AMADO PADRE CELESTIAL
    AMÉN 🙏🙏🙏🙏

  • Wiliam Antonio Chacón Vargas
    Posted at 00:26h, 20 March Reply

    Gracias por esta palabra todo es parte del propósito de Dios y le pido entendimiento cada día muchas bendiciones.

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