11 Mar  El secreto de la verdadera prosperidad (no es lo que piensas)

Hay un secreto sobre la prosperidad que nadie te está contando. No tiene que ver con cuánto tienes, sino con cómo administras lo que Dios te ha dado. Escucha esto: la riqueza no es lo mismo que la prosperidad. Esta distinción es crucial y puede revolucionar tu vida financiera y espiritual.

Venezuela tiene petróleo, tiene oro, tiene recursos naturales – es rica. Pero no es próspera. ¿Por qué? Porque la prosperidad no es solo tener recursos, es saber administrarlos, multiplicarlos y distribuirlos correctamente. Es como tener un auto de lujo pero no saber conducir – tienes el recurso, pero no la capacidad de aprovecharlo.

Muchos piensan que el diezmo es dar el 10% a Dios y el resto es nuestro para hacer lo que queramos. Error. El 100% le pertenece a Dios, y somos administradores, no dueños. El diezmo es solo el principio de nuestra mayordomía. Es como si un gerente pensara que solo debe rendir cuentas del 10% del inventario de la tienda.

No puedes reclamar que el diezmo no funciona si malgastas el otro 90%. La prosperidad verdadera es una administración fiel de todo lo que Dios nos ha dado: tiempo, talentos, recursos, relaciones. Es como un jardín – no basta con regar una pequeña parte y descuidar el resto.

La Biblia dice que en el barbecho de los pobres hay mucho pan, pero se pierde por falta de juicio. No es cuánto tienes, es cómo lo administras. No es el tamaño de tus recursos, es la sabiduría con la que los manejas. Es como dos cocineros con los mismos ingredientes – uno hace un festín y el otro desperdicia todo.

La verdadera prosperidad se manifiesta en tres áreas: buena administración,multiplicación y distribución correcta. Es como un árbol saludable que administra bien sus recursos, multiplica sus frutos y los distribuye para beneficio de muchos.

Dios no está buscando dueños, está buscando administradores fieles. Cuando entiendes esto, tu perspectiva sobre la prosperidad cambia completamente. Dejas de buscar solo la acumulación y comienzas a enfocarte en la administración sabia.

La próxima vez que pienses en prosperidad, recuerda: no es sobre tener más, es sobre administrar mejor lo que ya tienes.