04 Feb Todo el monte ardía
Eres tú quien decide si dejas que la chispa del amor del Padre sea la que encienda tu existencia, guíe tus pasos y convierta esa llama en algo tan grande y poderoso que otros puedan ver cómo el Señor transformó tu vida.
Hoy vamos a la Palabra y veremos cómo al principio, solo ardía la zarza, pero en un abrir y cerrar de ojos, todo el monte estaba en llamas.
Imagínese que Moisés viene de una experiencia personal de ver la zarza arder. Luego, pasa de esa experiencia a ver todo el monte arder. Un hombre tiene una experiencia: ve una zarza ardiendo, entra en el propósito de Dios para su vida y, ahora, todo el mundo ve un monte arder. Yo le pido a Dios que la zarza que tú has visto arder en tu vida, algún día, por lo que Dios va a hacer contigo, todo el mundo pueda ver el monte arder. Que la gente pueda mirar, a través de la experiencia que tú has tenido, lo que Dios está haciendo y que todos tengan que reconocer que hay algo especial, que Dios ha estado tratando contigo para tratar también con los demás.
Esa fue la experiencia que tuvo Moisés: de ver una zarza arder, a contemplar todo el monte en llamas. Allí estaba Dios presente, allí estaba Dios hablando, allí estaba Dios confirmando Su pacto con todo el pueblo. Pasó de ser una experiencia personal a una experiencia colectiva, una en la que nadie podía negar que Dios había estado allí.
No sé si esto le inspira, pero yo le doy gloria a Dios y le pido, en el día de hoy, que la experiencia que Dios te ha dado de manera personal, esa zarza que ha estado ardiendo en tu vida y que te llamó para culminar este tiempo, para entrar en una dimensión más grande, Dios la convierta no solo en una zarza que arde, sino en un monte completo, donde todo el que esté a tu alrededor tenga que ver sobre tu vida y sobre todo lo que Dios hace a través de ti, la gloria de Dios de manera sobrenatural y especial. Es una experiencia gloriosa y maravillosa.
Ahora, la pregunta es: ¿por qué ocurre esto?
¿Por qué hacer esto? ¿Por qué darle al pueblo de Israel esta experiencia? Muy simple. Cuando miramos el contexto de la historia, debemos recordar que el pueblo que está aquí teniendo esta experiencia llevaba 400 años en esclavitud. Eran generaciones tras generaciones de personas que habían estado en Egipto por mucho tiempo. Dios viene a cumplir Su promesa.
Miren qué interesante: lo primero que Dios hace es recordarles lo que Él ha hecho. “Fui Yo quien los saqué, fui Yo quien los levanté, fui Yo quien los libertó”. Y si usted lo recuerda, se dará cuenta de las famosas 10 plagas que Dios trajo sobre Egipto. Estas plagas no fueron otra cosa que la derrota de los 10 dioses egipcios de manera milagrosa. Cada plaga derribaba un dios que los egipcios adoraban.
El pueblo de Israel había sido educado en medio de esa cultura y había estado expuesto a esa influencia. Sabemos que fueron influenciados porque, cuando Moisés bajó del monte, los encontró adorando el becerro de oro. Algo se les quedó de Egipto, porque puedes sacar a la gente de Egipto, pero no necesariamente Egipto de la gente.
Cuando salieron, hicieron un becerro de oro, reflejando costumbres egipcias. Muy lamentable. Ahora, mira la aclaración que Dios hace con esta experiencia, porque es una de las cosas más importantes que, como creyentes, debemos entender:
Dios no quiere que tú lo conozcas por lo que Él hace. Dios quiere que tú lo conozcas por quién es Él. Dios no quiere que tú lo conozcas por Sus obras, aunque Él hace muchas cosas. La relación que Él quiere contigo no es por lo que hace, sino por quién es Él.
Toda relación basada en lo que una persona puede hacer se desmorona cuando esa persona ya no puede hacer nada. Pero cuando una relación se basa en conocer quién es la persona, en saber quién es, haga o no haga, la relación se mantiene. Así debemos conocer a Dios.
El pueblo venía de una experiencia de ver a Dios obrar. Ahora, ponte en los zapatos de esta gente por un momento: 400 años esclavos y, de repente, comienzan a ver un montón de milagros. Cuando salen de Egipto, Dios les provee comida, les da abundancia en el desierto… todo lo que ven es milagroso, milagroso, milagroso. Poderoso. “Esto es lo que Dios hace, esto es lo que Dios hace, esto es lo que Dios hace”, pensaban.
Entonces, Dios los lleva al monte y les dice: “Ahora quiero que me conozcan a Mí. Ahora quiero que conozcan lo que me gusta, lo que me agrada y lo que quiero hacer con ustedes”.
Que tú seas un tesoro especial en el corazón de Dios es un privilegio. Pero el pueblo tenía que demostrar lo especial que era sirviendo a un Dios, no por lo que hacía por ellos, sino porque lo conocían.
Cada una de las leyes que Dios dio tenía un solo propósito: mostrarle al pueblo lo que a Él le gusta y lo que no.
Wiliam Antonio Chacon Vargas
Posted at 12:24h, 04 FebruaryAmén tomo esta palabra bendiciones
Sara
Posted at 16:54h, 04 FebruaryAmen
Nebtali Utrera
Posted at 06:39h, 05 FebruaryQue bendición poder recibir esta palabra y todo esto inicia por el pueblo de Israel. De ellos proviene está bendicion de poder conocer a Dios de esta manera. Les bendigo y que ustedes sean un canal de bendiciones para otros.
Oswaldo Monier
Posted at 06:57h, 05 FebruarySólo En Tú Presencia Puedo Vivir Confiado AMADO PADRE CELESTIAL
AMÉN 🙏🙏🙏
Marttha
Posted at 01:53h, 07 FebruaryAmén poderosa enseñanza gracias
SILVIA H. GÓMEZ
Posted at 21:44h, 15 FebruaryAmén. Bendiciones