¿Qué relación tienes con Dios?
20308
post-template-default,single,single-post,postid-20308,single-format-standard,bridge-core-3.0.5,mec-theme-bridge,qi-blocks-1.3.4,qodef-gutenberg--no-touch,qodef-qi--no-touch,qi-addons-for-elementor-1.8.5,qode-page-transition-enabled,ajax_fade,page_not_loaded,,qode-title-hidden,qode_grid_1300,qode-theme-ver-29.1,qode-theme-bridge,wpb-js-composer js-comp-ver-6.9.0,vc_responsive,elementor-default,elementor-kit-14558

¿Qué relación tienes con Dios?

Hace unos días establecimos que es importante ponerles nombre a las relaciones. Esto lo hicimos a través de varios videos, así que te invito a revisar los inicios de la serie si tienes alguna duda.


La palabra “relación” debe ser comprendida a fondo. Es esencial que sepas qué tipo de relación tienes con alguien, y más aún, con Dios. Nuestra fe se basa en esa relación. Los cristianos somos los únicos que proclamamos una relación directa con el Padre.

Hoy quiero preguntarte, después de estas semanas estudiando nuestra conexión con Dios a través de los pactos: ¿ya sabes qué relación tienes con Él?
Dios hace un pacto con Noé y comienza a establecer el pacto de la gracia con él. Además, Dios pone un límite a su propia furia. Podemos decir que Dios reconoce: “Yo sé que el hombre me va a fallar, sé que el hombre va a cometer errores, pero nunca más destruiré la tierra ni destruiré al hombre”.

Hoy continuaremos hablando acerca del tema “Dios de pacto”. Este es un tema muy importante que nosotros, como creyentes, debemos entender por muchas razones. Retomo la premisa principal de los últimos días: si tú utilizas la palabra “relación” con alguien, esta no describe realmente el tipo de vínculo que tienes. Siempre es necesario explicar qué tipo de relación es.

Esto es relevante porque la fe cristiana es la única que realmente clama tener una relación con su Dios. Nuestra fe se basa en una relación con Dios. Otras religiones o filosofías siguen teorías y pensamientos, pero no proclaman tener una relación personal. Por ejemplo, los budistas no afirman tener una relación con Buda, más allá de seguir sus enseñanzas. Lo mismo ocurre con Mahoma y otras figuras religiosas.

Nosotros, como creyentes, basamos nuestra fe en una relación específica. Sin embargo, la palabra “relación” por sí sola no dice mucho. Permíteme ilustrarlo con un ejemplo: si estuviera aquí al lado de mi esposa y te la presentara diciendo: “Ella es Omaira, y tengo una relación con ella”, no quedaría claro de qué tipo de relación hablo. Podría ser mi amiga, mi prometida, mi novia, mi esposa o la madre de mis hijos. La descripción cambia el significado de la relación.

Del mismo modo, con Dios decimos: “Tengo una relación con Él”. Pero la pregunta clave es: ¿Qué tipo de relación tienes con Dios? No podemos afirmar tener una relación con Dios si no entendemos que nuestra relación con Él es una relación de pacto. Tenemos un pacto con Dios.

Hay tres conceptos importantes respecto al pacto que debemos entender como iglesia. Dos de ellos dependen del primero.

El primer pacto en la Biblia es un compromiso de Dios consigo mismo. Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo se comprometen entre sí a traer redención al hombre en el momento en que este peque o falle. De ahí se activan dos pactos generales: el pacto de las obras y el pacto de la gracia de Dios.

Cuando hablamos del pacto de las obras, es fundamental entender el pacto que Dios hizo con Adán. Este es el primer pacto de obras, ya que la relación de Adán con Dios dependía de lo que Adán hiciera o no hiciera. Dios le dijo: “Si comes del árbol, morirás; si no comes, tendrás vida eterna”. Era un pacto basado en las acciones de Adán.

¿Qué ocurrió? Adán desobedeció, comió del árbol y rompió el pacto, trayendo consigo las consecuencias. Sin embargo, dentro de esas consecuencias, Dios dio una esperanza al declarar que de la simiente de la mujer saldría uno que aplastaría la cabeza del enemigo. Esto indica que la pérdida de esa relación no sería eterna. Aun dentro del pacto de las obras, estaba el pacto de la gracia.

Sé que estos son conceptos profundos, pero los simplificaré. Hoy retomaremos el pacto que Dios hizo con Noé. En este pacto, Dios establece un límite a su propio juicio. Declara: “Yo sé que el hombre me va a fallar, pero nunca más destruiré la tierra ni al hombre”.

El diluvio limpió la tierra, pero no limpió el corazón del hombre. Esto es importante. La lluvia externa limpió la tierra, pero no el corazón. A pesar de que Noé era un buen hombre, el mal seguía presente. Lo sabemos porque, al salir del arca, Noé, tiempo después, se emborrachó, y el pecado comenzó de nuevo.

Entonces, Dios dice: “Sabes qué, limpié la tierra con mi juicio, pero tiene que venir algo más poderoso que limpie el corazón”. Esto es lo que quiero que reflexionemos el día de hoy.

2 Comments
  • Oswaldo Monier
    Posted at 09:48h, 23 January Reply

    Que Nuestra Relación Contigo Sea Para Toda La Eternidad AMADO PADRE CELESTIAL
    AMÉN 🙏🙏🙏🙏🙏

  • Marttha
    Posted at 14:56h, 26 January Reply

    Amén.

Post A Comment