No comas del árbol
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No comas del árbol

Adán comió del árbol y ya sabemos las consecuencias que enfrentó. En nuestra vida, también nos encontraremos con muchos “árboles”, y está en nosotros tener la fortaleza para no caer en la tentación y poner a Dios por encima de todo.


La vida nos presenta pruebas y tentaciones en el camino. El diablo siempre intentará llevarnos a la muerte espiritual, pero está en nosotros tomar la decisión correcta y decirnos: “No comas del árbol”.

El único que promete la verdadera vida y la da es Jesucristo. Por eso Él dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida” (Juan 14:6). Cuando tú y yo enfrentamos batallas en este mundo, debemos entender que seguimos luchando entre simientes, una lucha que comenzó desde el principio.

Fíjate en lo que Satanás le dijo a Eva: “Si comes del árbol, no vas a morir”. Pero ¿qué pasaría si ella comía del árbol? Iba a morir. ¿Qué quería Satanás? Que ella muriera. Sin embargo, no quería que muriera físicamente de inmediato, porque muerto físicamente no le sirves a Satanás, así como tampoco muerto le sirves a Dios.

Hay personas que dicen como consuelo: “Dios lo quiso más allá arriba”. Pero, hermano, Dios no nos quiere allá arriba todavía; nos quiere aquí abajo. Porque en el cielo lo único que podemos hacer es unirnos al coro celestial y cantar “Santo, Santo, Santo”. Sin embargo, aquí abajo es donde le servimos, aquí es donde trabajamos con nuestras familias, aquí es donde predicamos el evangelio y transformamos nuestra cultura.

El enemigo siempre hace creer que si comes del árbol no vas a morir, pero cada vez que lo haces, solo hay muerte, separación de Dios, y problemas en tu vida. Su objetivo final es siempre el mismo: destruirte, tanto física como espiritualmente.

Mira lo que dice 1 Juan 3:10:


“En esto se manifiestan los hijos de Dios y los hijos del diablo: todo aquel que no practica la justicia ni ama a su hermano no es de Dios. Porque este es el mensaje que habéis oído desde el principio: que nos amemos unos a otros. No como Caín, que era del maligno y mató a su hermano. ¿Y por qué lo mató? Porque sus obras eran malas, y las de su hermano, justas”.

Esta es la lucha entre las simientes. ¿Eres de Caín o de Abel? ¿Eres de la simiente que cree en el pacto de Dios, dispuesto a adorarle como Él quiere, o estás tratando de hacerlo a tu manera, sabiendo que no recibirás Su recompensa?

Además, vivimos en un mundo donde las definiciones de “bueno” están distorsionadas. La gente dice que hay personas “mejores” que los cristianos porque hacen cosas que en su mente parecen buenas. Sin embargo, ¿quién decide qué es bueno? Si soy yo quien define lo bueno, estoy tomando el lugar de Dios, como hicieron Adán y Eva.

Jesús lo entendió claramente y lo expresó:


“Si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿Cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que se lo pidan?” (Mateo 7:11).

Esto nos demuestra que, aunque somos pecadores, podemos hacer cosas buenas. Pero esas acciones no nos salvan. Lo que nos salva es la gracia de Dios y nuestra fe en Jesucristo.

2 Comments
  • Marttha
    Posted at 16:10h, 23 January Reply

    Amén poderosa enseñanza

  • Jhonatan
    Posted at 18:22h, 24 January Reply

    Excelente palabras pastor Otoniel

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