El ejercicio de la libertad
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El ejercicio de la libertad

Todos tenemos derecho a la libertad, pero esa libertad debe estar llena de confianza plena y de una conciencia clara sobre lo que está bien o mal. El hecho de que seamos libres no significa que debamos vivir la vida sin rumbo.

El ejercicio de la libertad es una muestra de la confianza que Dios deposita en nosotros. Es la manera en la que el Padre nos dice: “Te amo tanto que confío en tu evolución”. Depende de nosotros decidir cómo usaremos ese regalo.

Descubre más ahora.

Hace un tiempo tuve la oportunidad de estar con mi nieta un ratito, y es hermoso tenerla. Y es más bonito tener nietos, porque uno se desentiende de ellos, ¿verdad? Es solo un ratito y luego se acabó, no hay que limpiar. Cuando la cargué, le dije: “¡Ay, gracias, mira, ahí está, límpiala!”. Gloria al Señor, esa es la mejor bendición de todas. Es maravilloso, y cuando ella me llama “abuelo”, todo el asunto, y está más despierta, está bien por ahora, pero no quieres eso por el resto de la vida.

Hay gente que siempre dice que el amor de los hijos es diferente al amor de los nietos, y que se ama más a los nietos que a los hijos. Yo no creo que se ame más a los nietos que a los hijos; lo que pasa es que es un amor diferente. Y el amor es diferente por una razón: cuando yo veo a mi nieta, veo a mi hija realizada. Y cuando veo a mi hija realizada, como ella cuida a su hija, que es mi nieta, ahora yo puedo ver y tener una relación con ella diferente a la que tenía antes, porque ahora ella me puede entender de una manera en la que no me entendía antes. Ahora sabe lo que es estar dispuesta a dar la vida por alguien. Ella nunca lo supo hasta que no tuvo a su bebé. Nunca lo entendió, y por más que yo tratara de decírselo, nunca lo iba a entender.

Pero para eso, ella tiene que estar expuesta a todo lo que ha estado expuesta; tiene que estar expuesta al riesgo. Yo tuve que arriesgar a mi hija. Tuve que un día dejarla en la universidad, y era un riesgo. Allí podía pasar cualquier cosa, y me tuve que montar en un avión y dejarla en la universidad. Recuerdo la universidad a la que ella quería ir, y cuando fui a la universidad que ella quería, ella quería ir, quería ir, quería ir, quería ir a esa universidad. Y mientras recorríamos la universidad, yo estaba riendo, y ella me decía: “Aquí es donde quiero venir”. Y yo, dentro de mí, pensaba: “Aquí se me pierde, aquí se me pierde, aquí se me pierde, aquí se me pierde”.

Ella me decía, “Yo di una ofrenda de $500, creyendo que Dios me iba a dar esta escuela. Y luego, di una ofrenda de $1,000”, y dije: “Señor, yo doy $1,000, pero aquí no es, aquí no es”. Sabes, así que vamos, y fui con una sonrisa, pero yo decía: “No, no, no, no es la universidad, no es la escuela”. Y ver por todas las cosas que uno como padre siente, pero tenía que dejarla ir, y si esa era la voluntad, tenía que confiar en Dios. Gloria a Dios que movió todas las cosas, y terminó en el lugar donde en un momento dado yo quería que terminara, por obra divina. Nunca fue realmente planificado; esa es otra historia.

Pero con todo eso, fue un riesgo el tener que llevarla allí y dejarla allí. Pero si no pasa eso, no crece. Si no hay ese riesgo, no hay madurez. Entonces, tenemos que entender que esa etapa era ese proceso a través del cual la relación de Dios con el hombre podía crecer a otra dimensión. Lamentablemente, lo vimos la semana pasada. Ya que entendimos eso, ahora vamos a hacer un repaso para ver algo hoy. La semana pasada, observamos la consecuencia de esa decisión. Y, por supuesto, la consecuencia de esa decisión fue que el pecado trajo división entre las personas, trajo muchas dificultades en el trabajo, hizo que el hombre estuviera fuera de la presencia de Dios y todas las consecuencias que observamos.

Pero es bien interesante algo que quiero recordar por un momento, algo que para mí es vital que te marques en el corazón. En Génesis 3, del verso 16 al verso 21, cuando Dios le habla a Adán sobre las consecuencias de lo que había hecho, dice la Biblia, y vamos al verso 16. Solo vamos a leer ese verso en adelante. Y a la mujer dijo: “Multiplicaré en gran manera los dolores en tus preñeces; con dolor darás a luz hijos, y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti”. Y al hombre dijo: “Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer y comiste del árbol de que te mandé diciendo: ‘No comerás de él’, maldita será la tierra por tu causa. Con dolor comerás de ella todos los días de tu vida”.

Vamos al verso 14, un poquito más atrás. En el verso 14, Jehová dijo a la serpiente: “Por cuanto esto hiciste, serás maldita entre todas las bestias y entre todos los animales del campo; sobre tu pecho andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida. Pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya. Esta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar”. Y ahora brincamos al verso 20: “Y Adán llamó el nombre de su mujer Eva, por cuanto ella era madre de todos los vivientes”.

Presta atención, porque aquí es donde quiero mostrarte algo en unos minutos. Dios le dice: “Hay consecuencias que no podemos evitar. Te dije que si comías, ibas a morir y tendrías todas estas consecuencias negativas. Pero aún en medio de las consecuencias negativas, está la gracia de Dios, y siempre hay esperanza”. Y Dios le dice que de la simiente de la mujer saldría uno que le aplastaría la cabeza a la serpiente. Por lo tanto, hay esperanza. Hay esperanza si das a luz. Hay esperanza si sigues procreando, aunque no sepas cómo. Pero de la simiente saldría uno que aplastaría la cabeza al enemigo.

Y es muy interesante que, cuando Adán ve a Eva por primera vez, no le llama Eva, sino varona. Pero cuando viene lo que se entrecomilló como “maldición”, que es la consecuencia del pecado, y Adán ve que, en medio de todo, Dios pone esperanza, le llama Eva. Y de varona se convierte en Eva, porque ahora, para Adán, ella es la madre de todos los vivientes y un símbolo de que siempre hay esperanza. Siempre voy a estar esperando quién es el que le va a aplastar la cabeza al enemigo.

2 Comments
  • Sandra I Berrios Santiago
    Posted at 10:51h, 15 January Reply

    Dios tiene un propósito para mí vida 💛 🙏
    La libertad que hoy tengo me la dio el Señor. Y estoy dejándome guiar por ÉL.
    Gracias Pastor 🙏 Bendiciones para usted y su hermosa familia

  • Oswaldo Monier
    Posted at 05:49h, 16 January Reply

    Sólo Tú Eres Nuestro Proveedor Y Protector Para Mí Vida AMADO PADRE CELESTIAL, Que L Libertad Sea Para Tú Gloria
    AMÉN 🙏🙏 🙏

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