06 Dec Pon la mira en las cosas de arriba
Con el pecado no se negocia. Si tú quieres un carácter realmente transformado, no puedes estar negociando con el pecado. Por eso es que hay gente ahí fuera que nunca realmente se transforma, porque están negociando entre lo que Dios permite y no permite, si esto es real, si se puede, si no se puede. Y por supuesto, todo me es lícito, pero no todo me conviene, pero también Dios me perdona. Y comienzan a negociar con el pecado. El pecado hay que sacrificarlo, el pecado hay que matarlo de raíz.
Me gustaría que fueras conmigo al libro de Colosenses, capítulo 3. En el libro de Colosenses, capítulo 3, el apóstol Pablo escribe estas palabras: “Si pues habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra, porque habéis muerto y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria”.
Comenzamos a estudiar acerca del tema carácter renovado y explicamos que hay dos cosas muy importantes para que una persona realmente pueda tener éxito naturalmente aquí en la tierra. Número uno es la personalidad y número dos el carácter. Se requiere de estas dos cosas bien balanceadas para poder realmente avanzar en nuestra vida en todas las áreas, ya sea familiar, ministerial, empresarial, en el trabajo. Se requiere de una gran personalidad y se requiere también de un gran carácter.
El problema, como hemos mencionado los días pasados, es que me parece que en los años pasados ha habido un sobreénfasis en lo que es la personalidad. Hoy tenemos gente exitosa que lo es por su personalidad, no necesariamente por su talento y mucho menos por su carácter.
Las redes sociales a través de los tiempos han presentado estas personalidades extremas que llaman la atención, captan la atención y han provocado éxito quizás de manera casi instantánea.
Hacen que la gente se ilusione, que diga: si ellos lo han logrado hacer, pues yo lo puedo hacer. Pero todo lo que en tu vida logres alcanzar por tu personalidad, una falta de carácter te hará destruirlo o te hará vivir una vida miserable. Si tienes éxito basado en tu personalidad pero no está balanceado con el carácter, nunca tendrás una vida de plenitud. Nunca habrá una vida de satisfacción.
Aún en la iglesia hemos cometido ese error. En la iglesia celebramos más el carisma y los dones que el fruto del Espíritu. La gente celebra el don de una persona, pero no se fija en el fruto del Espíritu. Y hay una gran diferencia entre el don y el fruto.
El don Dios lo puede usar en cualquier momento, y aun una persona en pecado Dios puede usar el don de esa persona para cumplir con una misión. Es así de sencillo. Los dones de Dios son irrevocables. Punto y se acabó. Pero el fruto del Espíritu es algo que vemos a través del tiempo, es algo que depende de una relación con el Espíritu Santo.
Es ese carácter renovado a través de las diferentes épocas de la vida de una persona. Cuando tú analizas y miras sus resultados, no es una vida de perfección, pero es una vida que demuestra el carácter de Dios.
En los tiempos que vivimos celebramos más la personalidad. Nosotros debemos dar el balance mirando realmente el carácter divino. Hemos comenzado a ver varias cosas que nos ayudan como creyentes a que nuestro carácter se renueve, a que mi carácter sea renovado y transformado por Dios, entre las que destacan las siguientes.
Tiene que haber un cambio de visión de tu vida, de quién tú eres, de lo que Dios quiere que tú seas. Por eso el apóstol Pablo dice que tienes que mirar las cosas de arriba. Tiene que haber un cambio de mente. Tiene que haber un cambio en tu manera de pensar y vimos algunos pensamientos que tenemos que cambiar.
Tiene que haber un cambio de conocimiento. Tiene que haber un cambio en la información que estás metiendo en tu interior, en el conocimiento que tienes. Y esto lo estoy poniendo de forma simple, pero lo que vimos fue mucho más profundo. Tienes que matar el pecado. Tienes que hacer morir el pecado.
El apóstol Pablo en Colosenses, capítulo 3, verso 5 dice: “Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impurezas, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría; cosas por las cuales la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia”. Y fíjate que el apóstol Pablo hace una aclaración y él dice: “Haced morir”.
Con el pecado no se negocia. Si tú quieres un carácter realmente transformado, no puedes estar negociando con el pecado. Por eso es que hay gente ahí fuera que nunca realmente se transforma, porque están negociando entre lo que Dios permite y no permite, si esto es real, si se puede, si no se puede. Y por supuesto, todo me es lícito, pero no todo me conviene, pero también Dios me perdona. Y comienzan a negociar con el pecado.
El pecado hay que sacrificarlo, el pecado hay que matarlo de raíz. Todo el que trata de negociar con el pecado, todo el que cree que puede jugar, que puede intentar esto aquí, que puede hacer esto allá, y que puede llegar hasta este punto sin cruzar la línea, eventualmente termina perdiendo. Si tú no matas el pecado, el pecado termina matándote a ti. Punto y se acabó.
Oswaldo Monier
Posted at 14:40h, 06 DecemberFortaleceme En Tú Presencia Y Tú Palabra Para Cambiar Mi Personalidad Y Mi Carácter AMADO PADRE CELESTIAL
AMÉN 🙏🙏🙏🙏
Wiliam Antonio Chacon Vargas
Posted at 17:52h, 06 DecemberGracias por esta palabra muy claro y real muchas bendiciones y gracias.
Sandra Judith Aguilar Muñoz.
Posted at 09:02h, 08 DecemberAmén. Muriendo a todo pecado.
Sandra Judith Aguilar Muñoz.
Posted at 09:04h, 08 DecemberEste mensaje esta para repasar y repasar. Hasta entenderlo
marttha
Posted at 20:20h, 08 DecemberAmen gracias por la palabra