04 Dec No justifiques el pecado
Por eso es que no podemos permitirnos entrar en ese juego. Por eso es que no podemos permitir que nosotros vayamos poco a poco probando e intentando cosas mundanas. Porque cuando vamos a ver, sin darnos cuenta, cuando abramos nuestros ojos, habremos formado ese callo en nuestra mente donde entonces, sin justificación, trataremos de justificar lo que es injustificable.
Por eso, en Efesios capítulo 4, el verso 17 dice: “Esto pues digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente, teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón. Por los cuales, después que perdieron toda sensibilidad, se entregaron a la lascivia para cometer con avidez toda clase de impureza”.
¿Tiene necesidad un hombre de 27 años de acostarse con una de 13 años? Ninguna. Eso es una falta de vergüenza. Es una persona que tiene un callo mental insensible que no justifica nada. Es un acto de total egoísmo. Es un acto totalmente depravado. Y sin darnos cuenta, muchas veces, por supuesto, lo estamos viendo solo como deseos sexuales. Pero te pregunto: ¿justificas los corajes que tú tienes? ¿Hay justificación para la falta de perdón que tienes? Porque acuérdate que hay un segundo listado.
¿Hay justificación para la ira que estás teniendo? ¿O ya la falta de perdón la has justificado tanto que entonces decides no hacerlo porque se ha entenebrecido tu corazón?
Pero tiene que haber un día donde tú digas: “Hoy yo muero a esto. Hoy yo le entrego esto a Dios. Hoy yo someto mi carne. Yo quiero vivir para Él. Yo quiero caminar para Él. Yo quiero servirle a Él y solo a Él”. Eso es lo único. En el momento que nosotros hagamos eso, entonces nuestro carácter se comienza a renovar. Nuestro interior comienza a ser diferente.
Mira lo que dice Romanos capítulo 6, para darte algunas claves en el día de hoy. Romanos capítulo 6, el verso 21 al verso 23 dice: “Pero ¿qué fruto teníais de aquellas cosas de las cuales ahora os avergonzáis? Pregúntate hoy, hoy como creyente que te das cuenta de las cosas que hiciste, ¿te avergüenzan las cosas que hiciste? Y dice: ¿qué fruto había de aquellas cosas que hoy te avergüenzas? Porque el fin de ellas es la muerte. Más ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación y como fin la vida eterna”.
¡Qué maravilloso! Hoy te avergüenzas de las cosas que hiciste, pero como te avergüenzas, eso demuestra que has reaccionado. Y como has reaccionado, tienes entonces la posibilidad del fruto de la santificación y la vida eterna. Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.
La pregunta entonces es: ¿cómo comenzamos a hacer morir todas estas cosas para que nuestro carácter se renueve? Número uno, tenemos que aprender a disfrutar de la misericordia y de la gracia de Dios. Eso es lo primero en el día de hoy. No somos perfectos, nunca lo seremos. Ninguno mientras estemos en esta tierra, podemos decir que en esta tierra hemos alcanzado esa perfección de esa pureza perfecta. Así que yo no puedo llegar al grado de justificar el error que cometo, pero sí debo aprender a tener misericordia conmigo mismo y a tener la gracia de Dios.
El día que fallo, no debo justificar. Debo avergonzarme. Debo pedir perdón. Debo decir: “Señor, no debía haber hecho esto. Señor, sabes qué, esto no es correcto”. Y no debo buscar ninguna justificación para lo que he hecho, de ninguna manera, de ninguna forma.
¿Sabes por qué es tan importante eso? Porque todos lo vamos a necesitar. Todos vamos a necesitar la misericordia de Dios. Es la que te permite recibir el perdón de Él. La misericordia de Dios es la que te permite a ti aceptar el sacrificio del Señor Jesucristo. Y la gracia de Dios es la que te establece en tu mente que, a pesar de tu pecado, tú sigues siendo un hijo de Dios, una hija de Dios, amado y amada por Dios.
Si tú no entiendes eso y no comprendes esto, lo próximo que ocurre en tu vida es que entonces te abandonas al pecado. Te abandonas al pecado porque piensas que no hay vuelta atrás. Piensas que no estás mejorando. Piensas que no hay posibilidad en tu vida. Piensas que no hay posibilidad de transformación.
Por eso, día tras día, en el momento que tú reflexionas y reaccionas a aquellos errores, a aquellas cosas que haces cuando todavía la carne aflora en ti y tu vida parece como un zombi y salen todos los muertos viejos de vez en cuando en esos días en tu vida, y tú reaccionas y abres tus ojos y tu corazón, entonces lo que dices es: “Señor, me amparo en tu misericordia y me amparo en tu gracia. Me amparo en la obra redentora de nuestro Señor Jesucristo. Señor, me pongo en tus manos”.
zahira
Posted at 10:03h, 04 DecemberEstoy de acuerdo, el que es un hijo de Dios, JEHOVÁ, debe manifestar los frutos del Espíritu en todo momento , aún cuando está solo y también no debe jutificar su mala conducta.,Siempre debe dar testimonio del PADRE y no infamar su SANTO NOMBRE. Moises en una ira ante el pueblo perdió la oportunidad de entrar a la tierra prometida, JEHOVA no se lo permitió. Que triste que un varón de Dios que estuvo tan intimamente en relación con EL PADRE no tuvo ese privilegio. Aprendamos de esta lección…
Ángel Rodríguez
Posted at 23:44h, 04 DecemberAmén, hermoso y poderoso mensaje para rejuvenecer nuestra alma. Agua que da vida!
Te amo Dios!
Pastor Dios le continué bendiciendo, un fuerte abrazo.
Oswaldo Monier
Posted at 09:25h, 05 DecemberPerdóname Por Todos Mis Pecados AMADO PADRE CELESTIAL
AMÉN 🙏🙏🙏
marttha
Posted at 22:58h, 06 DecemberAmen. Sr me amparo en tu misericordia