24 Dec El pacto de David
El pacto con David lo tenemos que ver un poco más profundo en dos dimensiones. Primero, Dios le promete a David que de la descendencia de él saldría el Mesías. Dijo Dios: “David, no te preocupes, de ti y de tus lomos el Mesías va a venir”. Y aunque David metió la pata, Dios cumplió su palabra. La parte más profunda detrás de ese pacto me parece a mí que es el aspecto de establecer a la nación de Israel: no van a ser destruidos, van a permanecer.
Luego vemos entonces el nuevo pacto, que es el pacto que hace nuestro Señor Jesucristo. Esa dimensión del nuevo pacto donde ahora entra nuestro Señor Jesucristo y ahora se manifiesta y completa el plan de redención.
Esas son las divisiones básicas que por lo general la gente ve. Ahora, de forma breve repito. Hay unas categorías más profundas y que son, me parece a mí, más importantes porque son las que agrupan todos estos pactos que hemos estudiado desde hace días. Para aquellos que llevan notas de estos blogs, hay tres pactos que son importantes que nosotros entendamos, y en estos tres se resume toda la Biblia.
Número uno: el pacto de redención. El pacto de redención, si yo te lo pongo de forma básica o simple, es el compromiso que tiene el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo de cumplir la obra redentora por nosotros desde antes de la fundación del mundo. Padre, Hijo y Espíritu Santo hicieron un compromiso. Cuando el hombre peque, cuando el hombre falle, si el hombre falla algún día, lo vamos a redimir. Ellos hicieron ese compromiso entre ellos, que cuando el hombre pecó, Jesús sabía que él tenía que bajar.
El Hijo sabía que tenía que bajar. Punto. Claudicó por unos segundos: “Padre, si es posible, pasa de mí esta copa, Señor, pero no que sea tu voluntad, me someto a todo esto”.
Cuando hablamos del pacto de redención, tenemos que verlo en la dimensión del carácter de Dios y del compromiso del Padre, Hijo y Espíritu Santo. Los otros dos pactos en los que se resumen todos los demás son el pacto que se conoce como el pacto de obras y el pacto de la gracia.
El pacto de obras y el pacto de la gracia. Ahora, ¿por qué es tan importante esto? Es bien importante esto, porque mucha gente comete un error al pensar que cuando hablamos de obras, el pacto de obras solo se refiere al aspecto de lo que es la ley de Moisés, el compromiso que Dios hizo a través de la ley de Moisés. Pero yo quiero que tú entiendas, y aquí esto es bien importante.
El pacto de obras no comenzó con Moisés. El pacto de obras comenzó con Adán. . Dios le dijo a Adán: “Si no comes del árbol viviras, si comes, vas a morir”. En otras palabras, la salvación de Adán se basaba en algo que él hiciera o no hiciera. Desde ahí comienza el pacto de obras. Era de acuerdo a lo que Adán hiciera. Y lamentablemente, sabemos el resto de la historia. Adán hizo lo que Dios dijo que no podía hacer y se rompió la relación, se rompió ese compromiso en ese momento.
Por eso Dios tiene que enviar a Jesús para establecer entonces lo que es el pacto de la gracia, que no es por mis obras que soy salvo, sino que es por la obra de Jesucristo que tú y yo somos salvos. Y como tú y yo no podíamos cumplir con todas las partes de nuestro pacto con Dios, Él envió a su Hijo para que cumpliera por nosotros, para que tú y yo fuéramos justificados por la fe.
Fíjate que hay una gran diferencia cuando entramos en la dimensión de Moisés, porque en Moisés todo era basado en las obras, en las obras, en las obras. Pero cuando vamos al pacto de Abraham, es un pacto de gracia, es un pacto de la gracia de Dios. Cuando vamos al pacto de Dios con David, es un pacto por gracia. David cometió 500 errores, David cometió 500 faltas, y con todo y eso Dios cumplió su compromiso con David.
La gracia de Dios siempre ha estado vigente. Lo que pasa, y aquí está la gran diferencia, es que estos hombres en el pasado tenían que tener fe para mirar que un día su Salvador vendría. Así que Abraham tenía que mirar hacia el futuro y caminar por fe, pensando: “Algún día seré salvo, algún día seré salvo, algún día seré salvo, algún día seré salvo, algún día seré salvo”. Tú y yo no tenemos que mirar hacia el futuro pensando que algún día vamos a ser salvos. Tú y yo tenemos que mirar hacia atrás y decir: “Soy salvo, soy salvo, soy salvo por lo que pasó hace 2000 años, soy salvo por lo que ocurrió hace 2000 años”. Y tú y yo tenemos una ventaja.
Nuestro Salvador no viene, nuestro Salvador vino, murió por mí en la cruz del Calvario, y tú y yo deberíamos caminar hacia el futuro con la seguridad de lo que Cristo hizo por nosotros en la cruz del Calvario y en la libertad que nos da.
Nosotros tenemos que caminar en esa autoridad, en esa conciencia diferente. Tú y yo debemos experimentar esa libertad, esa paz, ese gozo, porque no es por mis obras, es por las obras de Él, es por lo que Él hizo.
Grande fue la fe de Abraham que tenía que esperar que Jesús viniera, y él no lo pudo ver. Él no lo pudo ver como nosotros podemos experimentarlo en el día de hoy. Él no lo pudo observar, no tiene la misma experiencia, fue algo hacia el futuro. Tú y yo podemos mirar al pasado y decir: “Por lo que ya Cristo hizo, por lo que ya Cristo hizo, por lo que ya Cristo hizo”. Aquella gente podía declarar: “Algún día seré sano por las llagas de Cristo”. Tú y yo podemos declarar: “Por las llagas de Cristo soy sano, por las llagas de Cristo”.
Jhon Mario
Posted at 09:37h, 24 DecemberPo las llagas de Cristo soy sano. Amén
Anel
Posted at 09:00h, 25 DecemberPor Las llamas de Cristo solos sanos y personals la Familia Villarreal pulidoy prosperous en El nombre de Dios Nuestra senor Jesus amen
Marttha
Posted at 13:04h, 25 DecemberAmén Gloria a Dios
Gracias mi Sr por tú amor gracia y misericordia Pará mí