26 Dec De Génesis hasta el Apocalipsis
¡Qué increíble es saber y creer que tenemos una relación con el Señor que funciona a través de pactos!
Cuando hablamos de un pacto, hablamos de una relación y toda relación necesita ser nutrida. Con Dios no tenemos un simple contrato, tenemos una relación basada en un pacto que debemos cumplir. No podemos salir tan fácilmente de un pacto, y debemos entender que nuestro compromiso está muy por encima de cualquier circunstancia.
Para comprender verdaderamente la Palabra, desde Génesis hasta Apocalipsis, es esencial entender qué es un pacto.
Ninguna otra fe o religión puede reclamar tener una relación como la que nosotros, los creyentes, los hijos de Dios, tenemos con nuestro Padre celestial. Los budistas no creen que tienen una relación con Buda. Los hindúes tampoco. Nosotros creemos que tenemos una relación con Dios, pero la pregunta es: ¿qué tipo de relación? La respuesta debe ser una relación de pacto.
Dios funciona a través de los pactos y vimos varias cosas importantes:
Numero uno: Un pacto es una promesa condicional. Tiene condiciones.
Es un acuerdo que tiene bendiciones y consecuencias: Eso es algo bien importante que hoy vamos a explicar.
Es algo que hacemos con compromisos, señales y ceremonias: La firma de un contrato, aunque tú te puedas tomar una foto y tener un bizcocho porque celebraste un contrato, realmente no es una ceremonia como cuando nos casamos. Cuando nos casamos no firmamos tan solo un contrato, sino que hacemos una ceremonia para ratificar el contrato que nosotros hicimos. ¿Por qué razón? Porque es otro nivel de compromiso.
Cuando hablamos de un pacto, también tenemos que ver varios aspectos importantes. Hoy, para ampliarlo, siempre que hablamos de pacto hablamos de un nivel de relación. Por ejemplo, tú no tienes una relación con el banco, tú tienes un contrato con el banco, y el día que dejes de pagar te van a quitar la casa. No hay relación; ellos te pueden dar todos los anuncios habidos y por haber, decir que son tus amigos y que esa es tu casa y que tu casa es su casa.
No, no, no. Tu casa sí es su casa, no la tuya. Al revés, ¿verdad? Es frío, no hay tal cosa como una relación, es simplemente un contrato. Tú firmaste un contrato con el banco, firmaste un contrato para tu auto de la misma manera; es algo fijo, punto y se acabó, no hay más nada. En el pacto no es así, los pactos están basados en relación.
Número dos: tenemos que recordar que en el pacto buscamos siempre cómo cumplir, no buscamos cómo salirnos del compromiso que hicimos.
Número tres: no me salgo tan fácilmente si el otro me falla.
Número cuatro: mi compromiso va por encima aún del mismo tuyo porque no dependo de ti para yo cumplir mi palabra.
Quiero mostrarte dos porciones bíblicas bastante largas y extensas, pero que son importantes para mostrarte lo que quiero transmitirte en el día de hoy. Le pido a Dios que me dé sabiduría para algo tan profundo, poder explicártelo de forma lo más simple posible y que puedas emocionarte tanto como yo cuando lo estaba estudiando y escribiéndolo para ti hoy.
Deuteronomio, capítulo 29. Deuteronomio es bien importante para aquellos que, vuelvo y repito, les gusta estudiar la Biblia. Deuteronomio se conoce como la segunda ley. Por eso es que cuando estudias Deuteronomio vas a ver repetición de lo que hay en el libro de Éxodo. Por ejemplo, en el libro de Deuteronomio se repiten las tablas, los 10 mandamientos. Entonces, la gente se pregunta: “¿Pero por qué, si ya lo dijeron?”. Uno de los dos libros está demás, pensarán algunos, y no es así.
La diferencia entre Éxodo y Deuteronomio es muy básica: el público a quien se le habló en las dos ocasiones es diferente. En el libro de Éxodo se le habla a la generación que salió de Egipto, que usted y yo sabemos que murieron en el desierto. En el libro de Deuteronomio se le habla a los jóvenes menores de 20 años que sobrevivieron el desierto y que es el grupo de jóvenes que Josué y Caleb van a llevar a la Tierra Prometida. Así que tienes dos viejos, con todo respeto aquí, perdón, no debía haber dicho eso, adultos mayores de la edad dorada de nuestra iglesia. Estaban allí dos representantes, fuente de agua viva, estaba Josué y Caleb allí, y tenían, qué sé yo, cuántos miles de jóvenes de 20 años.
Entonces, bien interesante para los jóvenes de 20 años que piensan que no necesitan un adulto para entrar a la Tierra Prometida y no se dan cuenta que aún en la Biblia siempre hace falta uno con experiencia para llevarte a la Tierra Prometida y que tú puedas entrar a la Tierra Prometida. También los adultos tienen que entender que un montón de viejos que están al lado tuyos no van a entrar. Vamos a concentrar los jóvenes para que puedan entrar, porque hay algunos que hay que darlos por perdidos y esperar que simplemente se mueran en el desierto y enterrarlos a mitad de camino. No mires para el lado, no pienses en nadie en el día de hoy, pero simplemente vamos a buscar esa nueva generación que pueda decir: “¿Sabes qué? Vamos a conquistar la Tierra Prometida”.
Liseth Trujillo
Posted at 11:58h, 27 DecemberAmén y amén vamos a conquistar la tierra prometida amén y amén así sea🙏🏽🙏🏽🙏🏽❤️❤️❤️🙌🏽🙌🏽🙌🏽☀️🌈