11 Nov  Dios no quiere cambiarte

¿Cuál es tu mejor versión? ¿Cuál es tu mejor versión? ¿Cuál es la visión de la mejor versión de Otoniel?

Pero para esto, nuestro carácter tiene que ser renovado. Y eso es lo interesante, presta atención en esta hora: Dios no necesita cambiar tu personalidad, pero sí te exige que tú renueves tu carácter. Él no lo va a hacer, te toca a ti, con el poder del Espíritu Santo.

Cuando tú miras la Biblia, te vas a dar cuenta de que Pedro siguió siendo el mismo cabezón desde el primer día. Pedro nunca cambió en su personalidad; el hombre que era abrasivo en un momento dado, el hombre que era emocional, el hombre que era apasionado, el hombre que se tiró al mar a caminar, ese hombre que sacó la espada, siguió así toda su vida.

Cuando nosotros miramos el libro de los Hechos, te vas a dar cuenta de que su personalidad sigue siendo de la misma manera. Pero eventualmente, tú vas a ver un Pedro con un carácter totalmente transformado, con una fibra moral diferente. El Pedro que estuvo con Cristo, apasionado, con fuego, que lo negó, no fue el mismo Pedro que predicó el evangelio y ganó miles de personas, no a nivel de personalidad, pero sí a nivel de carácter.

La obra del Espíritu Santo en su vida lo hizo una persona sólida, una roca en la que Dios podía confiar las llaves de su reino. Hoy yo quiero que tú veas el primer principio para renovar tu carácter. Ve conmigo al libro de Colosenses, capítulo 3, porque para nosotros poder renovar nuestro carácter, necesitamos, de alguna manera u otra, tener ciertos aspectos claros que nos permitan enfocarnos en las cosas correctas.

En el libro de Colosenses, capítulo 3, mira lo que dice el verso 1. Por favor, vamos a leer varios versos, pero nos vamos a quedar en los primeros. En el primer verso, Colosenses, capítulo 3, verso 1, dice de esta manera:

“Si pues habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis muerto y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con Él en gloria”.

¡Qué cuatro versos poderosos! Hay muchos más, pero mire estos versos una vez más:

“Si pues habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis muerto y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con Él en gloria”.

La primera clave para que tu carácter se renueve es tener una nueva visión de quién tú deberías ser, una nueva visión. Y esa visión se tiene mirando hacia arriba, mirando al cielo, mirando a lo eterno.

Te voy a hablar hoy de un proceso muy personal. En estos días compartí un poquito con Próspero de esto. Hoy le dije: “No sé si lo mencioné, pero a lo mejor sí, a lo mejor no.” En la semana pasada, semana y media pasada, en un momento de oración, vino a mi corazón una frase que es por la que he estado comenzando a vivir en las pasadas semanas, semana y media. Fue una pregunta que siento que fue el Espíritu Santo quien me la hizo, y la pregunta es muy sencilla:

¿Cuál es tu mejor versión? ¿Cuál es tu mejor versión, Otoniel? ¿Cuál es tu mejor versión? ¿Cuál es la visión de la mejor versión de Otoniel Font? ¿Cuál es la mejor versión?

Y comencé a orar: “Señor, ¿qué tú me quieres decir?” Y me di cuenta de que en la vida, más importante que cualquier éxito, es el crecimiento que uno puede experimentar. Y yo no puedo crecer si no sé en qué me tengo que convertir y cuál sería la verdadera mejor versión de mí.

Todas mis decisiones, desde las más pequeñas, tienen que estar controladas, no por lo que quiero, sino por si contribuyen o no a la mejor versión. ¿Esta película que voy a ver contribuye para la mejor versión mía? ¿Esta comida que voy a comer contribuye para la mejor versión mía? ¿Esta amistad que tengo contribuye para la mejor versión mía? ¿Esta decisión que voy a tomar me avanza hacia mi mejor versión o no contribuye a mi mejor versión?

El problema de muchos de nosotros es que la versión que seguimos es la que el mundo nos ha enseñado de lo que debería ser la mejor versión nuestra, y no es la que Dios quiere para ti necesariamente.