14 Nov Cambia tu visión
Se repite lo mismo, lo mismo, lo mismo en el contenido que vemos afuera, porque la gente trata de imitar la personalidad y lo externo. Tenemos esta visión de lo que deberíamos ser para tener éxito. Quiero hacer una advertencia sobre el mensaje de hoy, ya que es vital para que tu vida de oración cambie y para que tu autoridad en el nombre de Jesús alcance una nueva dimensión.
Quiero que prestes mucha atención a algunos detalles que creo te ayudarán a dimensionar tu vida de una manera muy diferente. El miércoles pasado comenzamos a hablar sobre el tema del carácter renovado. Empezamos a ver la transformación que se requiere en nuestro carácter, que es la parte interna de nuestras vidas.
Me gustaría leer una escritura del libro de Colosenses, capítulo 3, versos 1 al 4. La palabra del Señor dice:
“Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con Él en gloria.”
Este mensaje es profundo y muy importante. Te doy algunas ideas básicas de lo que compartimos para que puedas entender el contexto de lo que quiero transmitir hoy. Comenzamos haciendo la diferencia entre lo que es carácter y personalidad.
En nuestra sociedad actual, se le da más énfasis a la personalidad que al carácter. Este es un cambio sociológico interesante, porque en el pasado, las personas que admirábamos no eran necesariamente las más carismáticas, sino las que tenían un gran carácter. Todos los líderes sociales, religiosos y de fe que respetábamos tenían características que no siempre son las que se celebran hoy en día. Actualmente, se valora más la personalidad que una persona puede mostrar o aparentar tener.
Observamos muy poco la vida de esas personas, su carácter, y la solidez moral que muchas tienen, incluso dentro de la iglesia. Nos hemos vuelto un poco más permisibles porque preferimos seguir la tendencia del mundo, que hace de la personalidad de alguien lo que atrae a las personas.
Hay personas que, como pastor, desearía que predicaran aquí en la iglesia. He traído a algunos que quizás otros menosprecien porque no tienen muchos seguidores en TikTok o porque no son los más ruidosos, pero prefiero tener a alguien con trayectoria y carácter que a alguien que se haya hecho famoso de la noche a la mañana solo por su personalidad.
Lamentablemente, muchas personas no entienden que, aunque la personalidad es necesaria para el éxito, todo lo que logres a través de ella se puede destruir en segundos si no tienes el carácter correcto. Por eso, hay un balance interesante que debemos encontrar: debemos tener cierta personalidad y atractivo, pero nunca perdiendo de vista el carácter que necesitamos para mantenernos firmes.
Dios no necesita cambiar nuestra personalidad, pero sí quiere transformar nuestro carácter. Pedro, por ejemplo, siguió siendo el mismo impulsivo, pero su carácter fue renovado a lo largo de su vida. Vimos cómo su forma de hablar, de caminar y de comportarse cambió. Dios lo utilizó de manera especial porque su carácter había sido transformado.
Para comenzar a renovar nuestro carácter, debemos primero transformar nuestra visión de quién debemos ser. Por eso, te llevé al libro de Colosenses, donde se nos dice que busquemos las cosas de arriba. Para que mi carácter cambie, es necesario que pueda ver cuál es el “yo” que Dios quiere que yo sea, cuál es el “yo” que Dios quiere que yo manifieste.
Debo cambiar la visión de mi vida. Necesito comenzar a verme de la manera en que Él me ve para transformarme a Su imagen. Muchas personas cometen el error de, en su deseo de ser famosas y llamar la atención, comenzar a imitar la personalidad de otros. Por eso vemos que se repite el mismo contenido en todos lados: la gente trata de imitar lo externo, en lugar de enfocarse en lo que realmente debería ser.
La imagen que debemos tener en nuestra mente y en nuestro interior es la de la persona que Dios quiere que seamos. Esa imagen es la de Cristo, y en esa imagen debemos ser transformados. Como mencioné la semana pasada, toda decisión que tomes en tu vida debe pasar por este filtro: ¿Esto me ayuda a ser la mejor versión de mí mismo? ¿Contribuye esta decisión a lo que debería ser?
Si no te ayuda, deberías decirte a ti mismo que no puedes hacerlo, porque no contribuirá a la persona que Dios quiere que seas. Así que comienza a cambiar tu visión.
El segundo aspecto que quiero mencionar hoy es la importancia de renovar nuestros pensamientos. Si quiero un carácter renovado, necesito cambiar mi manera de pensar. No se trata solo de la imagen de lo que debería ser, sino de renovar mis pensamientos para llegar a ese objetivo. Como sabes, hay múltiples versos en la palabra del Señor que nos llevan a comprender la importancia de esta renovación.
Colosenses 3 nos dice claramente que pongamos la mirada en las cosas de arriba. En otras versiones, se habla de poner nuestro afecto en las cosas de arriba. No podemos experimentar en nuestras vidas un carácter transformado…
Jhon Rojas
Posted at 09:11h, 14 NovemberGloria a Dios
Oswaldo Monier
Posted at 07:06h, 15 NovemberFortaleceme En Tú Presencia Y Tú Armadura AMADO PADRE CELESTIAL Para Vivir En Unidad Y Amor En Familia
AMÉN 🙏🙏🙏