09 Oct Ámense entre ustedes

Póngase cuando Jesús dice: ‘Uno de ustedes me va a entregar’. ¿Qué crees que pasó? Todo el mundo empezó a… ¿qué? Y empezaron a mirarse, a hablar mal del otro: ‘Tiene que ser Pedro, este sinvergüenza’, y el otro le decía: ‘Tiene que ser Juan, tiene que ser Mateo, tiene que ser Lucas’. 

Empiezan los problemas. Ahora se levanta Judas, y usted sabe la tensión que hubo allí. Póngase, por favor, por un momento, si usted puede tener imaginación, aquello tiene que haber habido un gran silencio, y tienen que haber comenzado los cuestionamientos: ‘Mira, este era el que el Señor tenía el dinero. Sabrá Dios cuánto se habrá robado de los pobres’.

 Y mira aquello, y yo se lo dije a Jesús todo el tiempo que este estaba robando, pero nunca quiso hacer caso. Jesús no es un buen líder y, Juan, ¿te acuerdas? Y aquello… y empieza el chisme y empiezan las fricciones, porque ahora, ¿quién va a cubrir a Judas? ¿Quién va a ser el próximo que sigue? Entonces el Señor les dice: ‘Miren, muchachos, óiganme bien, el poder de Dios va a estar sobre ustedes y hay un mandamiento nuevo: ámense a ustedes mismos, ámense entre ustedes. Esto es nuevo’.

¿Sabes lo que viene después de esa declaración? Pedro. Jesús dice: ‘Pedro me va a negar’. Después de eso, ahora mira el contexto en el que Jesús dice eso. Ahí es donde vemos que esto es un nuevo mandamiento, y que es complicado, que no es algo fácil de hacer. 

Jesús está tratando de alinear a todos sus discípulos en un momento donde la traición de Judas y la negación de Pedro va a crear una fricción entre ellos y va a crear una división entre ellos. Y el Señor les dice, básicamente: ‘Si vamos a sobrevivir esta época, se tienen que amar ustedes’.

El problema de mucha gente en la iglesia en el día de hoy es que aman más al Judas que se fue que al discípulo que se quedó. Y la Biblia dice que tienes que amar a tus enemigos, pero el amor de un enemigo no es el mismo amor de un discípulo que se queda. No se trata de que odies al Judas que se va, porque a los enemigos hay que amarlos como tienes que amar a tu familia, cómo tienes que amar a Dios. 

Pero, óigame bien, usted no puede amar papas fritas como usted ama a Dios. Usted no puede amar papas fritas como ama a su familia. Usted no puede. El Señor le está diciendo a Juan, a Pedro: ‘Entre ustedes se tienen que amar. Oye, tienen que amar a sus enemigos, tienen que perdonar a todo el mundo, tienen que amar a aquellos que los van a abofetear, tienen que amar a Judas. Hay que amarlo, se fue, hay que amarlo, pero se fue. 

Pero entre ustedes, ahora es que la cosa se va a poner tensa, ahora es que la cosa se va a poner difícil y ustedes tienen que respetarse y amarse los unos a los otros’.

Los otros días aprendí una técnica que yo no sabía. Si la hubiera tenido cuando mis niñas eran pequeñas, lo hubiera hecho. Un papá tenía sus dos hijas peleando y se creó la camisa de los hermanos, y cada vez que las hijas pelean, el papá saca una camisa gigantesca y las hace estar 10, 15 minutos ellas en la casa obligadas amándose. Y yo dije: ‘¡Qué gran descubrimiento y qué gran disciplina para mis hijas! Eso hubiera sido, en vez de haber peleado, en vez de haber discutido, haberle puesto una camisa y decirles: ‘están obligadas a amarse, están obligadas a amarse’.

Y esto es más difícil de lo que usted piensa. El amor entre los que estamos aquí es más difícil de lo que la gente muchas veces piensa, y la gente confunde los niveles de amor. ¿Amaba Jesús a Judas? Sí, lo amaba, pero no podía darle las llaves del reino; se las tenía que dar a Pedro, que estuvo allí. No se las dio a Lázaro, aunque Lázaro era su amigo; Pedro era discípulo, y las llaves del reino no se le dan a los amigos, se le dan a los discípulos que se quedan contigo.

¿Hay que odiar a Judas? No, porque no me conviene odiar a Judas. Lo que tengo que saber es que cuando Judas se va, va a crear discrepancia entre los que nos quedamos, porque todo el que se va siempre crea dudas en los demás. Ahora, cuando vayamos a caminar a la cruz, cuando veamos que la gente nos va a criticar, entonces va a comenzar la pelea entre nosotros, va a comenzar la pelea entre los que estamos adentro. 

Entonces, Jesús les dice: ‘Hay un nuevo amor que ustedes tienen que tener, y es los unos por los otros. Ustedes están juntos en esto, están. Esto es como el peaje, estás obligado a amarlo’. Y a veces en la iglesia, y esta camisa yo la tengo ahora por regla: cuando vea chismes entre algunos de ustedes, usted lo va a ver vestido. Ahí es el que se va, y el que entra, y el que sale, que hable mal, pero los que están aquí dicen que se quedan aquí. Yo los oigo chismeando y me entero; esta camisa se las voy a poner de maldad. 

Es el único requisito para venir a la iglesia, por lo menos de castigo, 10 minutos, para que entre nosotros digamos: ‘Estoy obligado a amarte'”.