20 Sep Ver detrás de la máscara

La usó para bendecir, y en la vida son pocas personas. Imagínese que usted fuera a Disney y que se sentara en un lugar a comer y que viera a Mickey Mouse así. ¿Qué pasaría? Se le va la ilusión, y todos los que estamos aquí sabemos que dentro de Mickey hay un hombre, ¿verdad? Yo no lo queremos ver sin cabeza, no lo queremos ver sin cabeza. Es más, ellos cuidan que tú no veas eso. Ellos salen corriendo. Y son pocas personas en la vida las que pueden ver al hombre y todavía pensar igual que tú de ti.

Debo decir, hay una muchacha que yo admiro en la Biblia, no sabemos el nombre de ella, pero ella hizo algo que poca gente puede hacer. Es la sirvienta de Naamán. Naamán era un hombre que era el general de aquellos tiempos, el general de los sirios, pero tenía lepra. Y la gente que tenía lepra en aquel tiempo los mataban. Aquella niña, dice la Biblia, que era la que le lavaba la ropa. 

Ahora imagínate que tu trabajo sea ir al río y la ropa, la lepra es una enfermedad en la que la carne se pega a la ropa, lo que hay son pedazos de carne y la sangre está ahí. Imagínate que tú vas al río, lavas la ropa, y te quedas callada porque, si tú dices algo, lo van a matar. Y lo vistes de blanco para que él saliera y fuera a Naamán. Y esa muchacha fue la que le dijo: “Naamán, hay un hombre de Dios que te puede sanar.” Lo que nadie sabe, que nadie conoce y que yo conozco, hay alguien que te puede sanar. Y esa muchacha, en vez de usar la información que tenía para acabar con él, la usó para bendecirlo. 

Y en la vida son pocas las personas que hacen eso.