12 Sep La recesión de la amistad.

O sea, amigo, no es cualquiera. Ya Él comienza a dar como que los requisitos: amigo no es cualquiera. Ahora, mira lo que dice después: “Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos”. Una de las peores situaciones que hay en el mundo en el que vivimos en el día de hoy es el problema de la soledad. Es bien interesante las estadísticas que existen durante esta temporada. Hay un fenómeno que se conoce durante estos tiempos como la recesión de amistad. En otras palabras, hemos dejado de tener amigos.

Hay unas estadísticas muy interesantes del año 1990 comparadas con hace un par de años atrás. En 1990, el 63% de las personas decía tener cinco amigos o más, pero en este tiempo el porcentaje es de un 38%. O sea, en 1990 la gente pensaba o decía que tenía más amigos de lo que la gente dice que tiene en el día de hoy. Hay otro porcentaje bien interesante: comparado con 1990, en aquel tiempo había un 3% de personas que decían que no tenían ni un solo amigo, y hoy ese porcentaje ha subido a un 12%. Esas son las estadísticas que son alarmantes en estos tiempos.

Definitivamente, todos nosotros fuimos hechos para conexiones humanas, para tener amistad y para tener relaciones. Hace muchos años atrás, un par de años atrás, aquí en la iglesia estuvimos en un estudio también donde analizamos varios aspectos muy interesantes con respecto a la vida, la salud de la persona y el bienestar de la persona. En aquel momento recuerdo haber traído una costumbre que hay en lugares como Okinawa. En aquel tiempo comenzamos a analizar qué hace que una sociedad sea más longeva, qué provoca que una persona logre tener un poco más de vida. Los resultados son bien interesantes porque quiero que sepa que en el grupo cristiano se entiende que, estadísticamente, la gente que más vive son los adventistas; los que menos viven son los evangélicos, y la razón es por cómo comen. 

Literalmente, se dice que dentro del grupo, cuando se estudió en Estados Unidos qué áreas son donde la gente más vive, se encontró que en Estados Unidos la gente que más vive son los adventistas de la religión adventista, y se entendió que el factor son dos o tres cosas: uno, la alimentación; dos, sus relaciones humanas y sus relaciones familiares; sacan tiempo para estar con su familia, para estar con sus amigos. El domingo, o el día que ellos se reúnen, que es sábado, se separan, y demás; ellos lo separan con su familia.

Ahora, en Okinawa, que fue una de las cosas que estudiamos en aquella ocasión, es el otro lugar en el mundo donde hay mayor longevidad. Y una de las costumbres más curiosas que tienen en Okinawa es que cuando una persona nace, tan pronto nace, sus papás le buscan niños que hayan nacido en esa misma fecha, y desde ahí los hacen amigos. Esto se llama la costumbre del moai. Moai quiere decir que tú creas un vínculo de amistad con esos niños que nacen más o menos en esa temporada. 

Así que una mamá da a luz aquí en Carolina, y ella busca algún niño o niña de acuerdo a lo que haya nacido, ¿verdad?, su criatura, y va y se conecta con esa mamá, y provoca que esos niños tengan una amistad. Hasta hace un par de años atrás, la amistad más vieja era de 95 años. Eran seis viejitas que todas todavía vivían hasta hace un par de años atrás. No busqué si todavía están vivas todas, pero hasta hace un par de años atrás eran seis viejitas que tenían como que el récord de ser amigas por 95 años. Y se dice que esto es uno de los factores más importantes para que este grupo de personas sea longevo.

Y una de las cosas más importantes que nosotros, como seres humanos, yo creo que debemos aspirar en la vida es a tener amigos. Ponte a pensar: en el Antiguo Testamento, la Biblia dice que Dios llamó a Abraham su amigo. En Santiago, capítulo 2, el verso 23, dice que le fue contado a Abraham por justicia, se contó su fe y fue llamado amigo de Dios. Y si Dios buscó un amigo, ¡cuánto más nosotros necesitamos en la vida tener un amigo! Y los discípulos sabemos hacer amigos. Una de las cosas que identifica a un discípulo es que sabe hacer amigos y sabe tener amigos. En el libro de Juan, capítulo 15, el verso 13 en adelante, dice: “Nadie tiene mayor amor que este, que ponga su vida por los amigos”. Juan, capítulo 15, el verso 13, una vez más dice: “Nadie tiene mayor amor que este, que ponga su vida por sus amigos”. Por supuesto, el Señor está hablando de Él y de lo que Él va a hacer por sus discípulos y lo que Él va a hacer eventualmente también por nosotros. Pero mira cómo continúa diciendo, y Él aclara en el verso 14: “Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando”. O sea, amigo no es cualquiera. Ya Él comienza a dar como que los requisitos: amigo no es cualquiera. 

Ahora, mira lo que dice después: “Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre os las he dado a conocer”. Dice el verso 16: “No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca, para que todo lo que le pidieres al Padre en mi nombre, Él os lo dé. Esto os mando: que os améis unos a otros. No hay mayor amor que dar su vida por un amigo”.