El poder de la Palabra
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El poder de la Palabra

Así como los cultivos necesitan del agua para crecer, nosotros necesitamos de la Palabra de Dios en nuestra vida. 

Nada en nosotros prospera sin ella. No necesitamos noticias, no necesitamos redes, solo necesitamos Su Palabra cada día, sin ella nos desviamos de nuestro propósito.

Sabemos que no hay nada que hagamos en esta tierra, no hay trabajo que hagamos, no hay semillas que sembremos, que si Él no la riega con su palabra, nada va a producir. Si algo tenemos los discípulos es que dependemos 24 horas al día de la palabra. Yo no necesito estar tan informado de las noticias, yo no necesito estar tan informado del internet, yo no necesito tanto Google, porque la Biblia no dice que de Google va a vivir el hombre. Lo que dice la Biblia es que la palabra de Dios es lo que tú vas a vivir, y mi dependencia es solo en la palabra de Dios.

Y en el día de hoy, yo quiero que veamos ese principio como un discípulo de Cristo y veamos el poder y el amor que tenemos que tener por la palabra del Señor. Si estás con nosotros por primera vez, hemos comenzado una serie que se titula ‘Yo soy discípulo’ y estamos viendo algunas características que aquellos que decimos amar a Jesús y ser discípulos de Jesús debemos tener. Nosotros no estamos aquí buscando fanáticos, gente que le guste la filosofía de Jesús, gente que le agrade cómo él piensa, gente que lo vea como un gran pensador. No, gente que lo quiera imitar, gente que quiera vivir por Él, gente que quiera vivir para Él, gente que sienta orgullo en decir ‘Yo soy un discípulo de Jesús’, gente que quiera no tan solo admirarlo sino ser transformado por quién es Él.

Y hemos visto ya varias características. La primera, vimos que un discípulo ora, y no hay un orden en específico; todas tienen igual de importancia. Cuando uno da un listado, la gente puede pensar que la primera o la final es la más importante; no hay un orden en específico, simplemente las estamos estudiando aquí poco a poco. La primera que vimos es la oración: los discípulos oramos, sacamos tiempo verdaderamente para Él, para orar, y el Señor enseñó a orar, cómo orar. Número dos, hablamos del poder de la unidad: los discípulos aprendemos a vivir en unidad, aprendemos a vivir en ese concepto y evitar toda separación, toda distracción que nos traiga desunión en nuestra vida matrimonial, en nuestra familia, con nuestros hijos, en nuestra iglesia. Nosotros vivimos bajo una misma visión y un mismo propósito.

Número tres, vimos el principio del poder de la amistad. Juan 15:13: ‘No hay mayor amor que dar su vida por un amigo’, y hemos aprendido o aprendimos lo que es ser verdaderamente un amigo. Hoy vamos a estudiar el poder de la palabra y el amor que tenemos que tener por su palabra. Para llegar ahí, quiero comenzar con un verso muy poderoso, que vamos a ver tres cosas en un instante, pero en esta primera parte solo vamos a ver dos, y se encuentra en el libro de Isaías, capítulo 55. El libro de Isaías, capítulo 55. Fíjate lo que dice la palabra del Señor en el verso 10, en particular, dice en el verso 10: ‘Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para lo que la envié’.

Este verso es tan poderoso que se merece que lo leamos otra vez. Dice el verso 10: ‘Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para lo que la envié’. Estos versos de por sí son poderosos, pero cuando nosotros vemos cómo el Señor le está hablando a este pueblo y lo que esto representa, creo que todavía podemos ir más profundo. Tenemos que recordar que este grupo de personas era gente de una comunidad agrícola, por lo tanto, esta gente dependía de la agricultura, de sembrar y de cosechar.

Y el Señor está usando una analogía bien poderosa, porque en aquellos tiempos, como en el día de hoy, la realidad es que si tú siembras y no llueve, tenemos grandes problemas. Ahora, en aquellos tiempos tenía que la gente depender totalmente de la lluvia que venía del cielo, y el Señor utiliza este concepto y les deja saber: ‘Mi palabra hace lo mismo en tu vida que hace la lluvia por tu semilla. La lluvia que cae del cielo, la nieve que cae del cielo que yo envío para darte semilla y para darte pan, así mismito es mi palabra. Cada vez que tú sales a trabajar, cada vez que tú sales a luchar, cada vez que tú sales a hacer lo que yo te he mandado a hacer, tienes que aprender, número uno, a depender de mí. Tiene que haber dependencia de mi palabra de la misma forma que un agricultor depende de la lluvia; los hijos de Dios dependemos de la palabra de Dios.

Sabemos que no hay nada que hagamos en esta tierra, no hay trabajo que hagamos, no hay semillas que sembremos, que si Él no la riega con su palabra, nada va a producir. Si algo tenemos los discípulos es que dependemos 24 horas al día de la palabra. Yo no necesito estar tan informado de las noticias, yo no necesito estar tan informado del internet, yo no necesito tanto Google, porque la Biblia no dice que de Google va a vivir el hombre. Lo que dice la Biblia es que la palabra de Dios es lo que tú vas a vivir, y mi dependencia es solo en la palabra de Dios, la palabra de Dios, punto, se acabó. Así que este verso lo primero que nos da es, uno, la muestra de la dependencia que tú y yo tenemos que tener de la palabra. Número dos, esa dependencia de la palabra es la que te promete vida y darle vida a todo lo que tú haces.

Él dice, ¿sabes qué? Como esta gente depende de la lluvia, como esta gente depende de la nieve que solo Dios envía, tú tienes que depender y tienes que saber que solo la palabra de Dios es la que te va a dar vida.

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