El poder de dos frases.
19199
post-template-default,single,single-post,postid-19199,single-format-standard,bridge-core-3.0.5,mec-theme-bridge,qi-blocks-1.3.3,qodef-gutenberg--no-touch,qodef-qi--no-touch,qi-addons-for-elementor-1.8.0,qode-page-transition-enabled,ajax_fade,page_not_loaded,,qode-title-hidden,qode_grid_1300,qode-theme-ver-29.1,qode-theme-bridge,wpb-js-composer js-comp-ver-6.9.0,vc_responsive,elementor-default,elementor-kit-14558

El poder de dos frases.

Hoy quiero hablarte sobre el poder de dos frases que considero fundamentales en cualquier relación, ya sea familiar, amorosa o amistosa. Estas palabras tienen la capacidad de aliviar el alma y motivar a quienes las escuchan. Descúbrelas ahora.

Mujer que estás aquí, tu esposo no necesita oír tanto que tú lo amas, tú dices a tu esposo que lo amas porque eso es lo que tú quieres oír. La gente no sabe el poder de dos frases y los matrimonios carecen de esto: ‘Todavía te amo’ y ‘Todavía creo’. Mujer que estás aquí, tu esposo no necesita oír tanto que tú lo amas; tú dices a tu esposo que lo amas porque eso es lo que tú quieres oír y tú se lo dices para ver si él te lo dice. Pero tu esposo no necesita oír que tú lo amas, tu esposo necesita oír si tú todavía crees en él, si después de que él te falló tantas veces todavía tú crees.

Porque todo hombre que está aquí sabe que enamoró a su esposa vendiéndole una ilusión, vendiéndole un futuro; si no, todos los feos que están aquí no se hubieran casado. Seamos honestos, tú le vendiste el cielo, le vendiste el cielo y tú has cometido tantos errores y ahora tú sientes que tu esposa no cree en ti, no cree en ti. Sara salió con Abraham creyendo y 25 años después tuvieron que venir tres ángeles para decirle a Sara: ‘Sara, lo que yo le prometí a Abraham es contigo y te estás riendo, ¿no crees que yo lo voy a hacer? Créelo, Sara, porque es contigo’. Pero no era fácil para Sara creer, no era fácil. Abraham la regaló dos veces, Abraham se acostó con la sirvienta, pero 25 años después lo único que Dios quería saber era si todavía creía.

Y los hombres que están aquí, que están casados, lo que necesitan es que su esposa les diga: ‘¿Sabes qué? Todavía creo que tú puedes, todavía creo que eres el mejor hombre y que lo puedes lograr, y que lo puedes hacer, y yo voy a estar aquí para ayudarte. Lo que te propongas lo vas a lograr, lo que te propongas lo vas a hacer y aunque, aunque me he sentido herida, y oye bien, creo en ti’. Y hombre que estás aquí, tu esposa no necesita que tú creas en ella; tu esposa quiere oír una sola cosa: que todavía la amas. Hay hombres aquí que están cambiando a su esposa motivándola: ‘Empresaria, tú tienes que ser aquello, tú tienes que ser lo otro, tú tienes que hacer la cosa acá, y tú puedes hacer aquello, y tú puedes hacer lo otro’. Y es verdad, hay mujeres que quizás tienen potencial para hacer un montón de cosas y podrían hacer un montón de cosas, no le estoy quitando nada de eso. Y más en los tiempos que vivimos, la mujer tiene un montón de oportunidades que antes no tenía, y seguro que puede prosperar y que puede crecer, y que puede estar en corporación, y que puede tener su empresa.

Pero para una mujer casada lo único que ella quiere saber es una cosa: ‘¿Todavía me amas? ¿Me amas a pesar de todos mis errores? ¿Me amas a pesar de todos mis corajes? ¿Me amas a pesar de todas mis rabietas? ¿Me amas a pesar de que no tengo el cuerpo que tenía antes?’. Si los matrimonios entendieran eso, serían felices, serían felices. El hombre lo que necesita oír es que alguien cree en él, y la mujer, que alguien la ama. En la amistad es lo mismo, todos necesitamos un amigo, una amiga que me conozca y cuando me vea, todavía me ame y todavía crea en mí.

2 Comments
  • Ricardo Andújar
    Posted at 11:07h, 24 September Reply

    Tremendo mensaje.

  • marttha
    Posted at 00:15h, 28 September Reply

    Amén. Poderosa palabra

Post A Comment