29 Aug Uno solo daña el grupo
Lo que hace falta es uno para que dañe todo el grupo y esto pasa en la Biblia, lo vemos constantemente. Cuando el pueblo de Israel llegó a vencer a Jericó, fueron en grupo; todos marcharon alrededor de la muralla de Jericó, todos gritaron cuando se les dijo, se les dijo que no hablen, no hablaron. Marchen en silencio, dieron vuelta, dieron vuelta; cuando dijeron griten, todo el mundo gritó y las murallas cayeron. Oiga bien, en el día de hoy comenzamos a estudiar acerca del tema “Yo soy discípulo” y estamos viendo algunas características que deben marcar y deben ser lo que demuestre lo que nosotros creemos en nuestra vida como hijos de Dios, como creyentes y ser discípulos de nuestro Señor Jesucristo.
Quiero que veas un video en el día de hoy de una formación. Me parece que tenemos la formación de una banda, una marching band de estos grupos de música que tienen, ¿verdad? Que hacen estos espectáculos, mira, mira el video. Déjame ver cuál de los dos tenemos primero. ¡Mire qué espectacular! Ok, hasta ahí. Usted sabe lo que toma lograr, que a veces yo no puedo lograr que usted se siente en una silla que en la iglesia al frente y se… que lograr que toda esa gente marche al mismo tiempo, al mismo ritmo. Cuando usted los mira es un espectáculo, porque usted no puede… el disfrute no está en ver a uno, el disfrute es ver cómo todos fluyen como uno.
Y si usted está en el estadio, usted está viendo ese espectáculo. Cuando usted mira, usted ve… usted no ve a una sola persona, usted ve… usted ve… bueno, usted ve uno solo porque ve el grupo completo, pero no puede mirar, usted no está pendiente ahí “Dónde está mi hijo”, “Dónde está ahí, ahí está mi bebecito, ahí está”; no importa tu bebé, lo que importa es todo lo que está pasando. Aquel que está soplando el trombón, hay diez soplando el trombón, es todo el grupo.
Ahora solo hace falta que uno se equivoque y se salga del grupo para que pase esto, mira a ver… Mira acá, los trombones o lo que sé yo qué sea eso, se cayó ¡Allá! Imagínese. Ese es el hijo suyo el que se cae. Ay, Señor amado, mire, así pasa aquí en la iglesia. Cuando yo veo el estacionamiento, que la fila empieza aquí y termina así, dice “pero empezó a parquearse mal”, y los ujieres están ahí “parquéese aquí, parquéese aquí”, lo que hace falta es uno para que dañe todo el grupo. Y esto pasa en la Biblia, lo vemos constantemente. Cuando el pueblo de Israel llegó a vencer a Jericó, fueron en grupo; todos marcharon alrededor de la muralla de Jericó, todos gritaron cuando se les dijo, se les dijo “no hablen”, no hablaron; marchen en silencio, dieron vuelta, dieron vuelta; cuando dijeron “griten”, todo el mundo gritó y las murallas cayeron. Pero uno no siguió una instrucción.
Dios dijo “no toquen nada de Jericó, no se queden con nada de Jericó” y allá estaba Acán, y Acán cogió de anatema, cogió de lo que se llama que es el diezmo de lo que estaba separado, lo escondió debajo de su casa y cuando fueron a la próxima pelea, que era una pelea más pequeña, con un grupo más pequeño, el ejército completo fracasó porque uno no hizo lo que tenía que hacer. Uno que se salga del grupo lo daña todo y hubo que acabar con Acán, que lo que hizo fue robarse los diezmos. En aquel momento dado, hubo que acabar con Acán para que el pueblo tuviera la victoria, porque uno que se salga del grupo daña todo.
Los soldados romanos entendían esto, los soldados romanos en sus tiempos fueron de los ejércitos más importantes por muchas cosas. Su técnica de poder avanzar en la milicia fue excepcional, no tan solo por los armamentos que ellos lograron crear, sino por las diferentes formaciones que ellos hacían. Esa es una de las formaciones tradicionales de los romanos, donde los que están al frente van con el escudo al frente y los que van detrás van con el escudo arriba, porque era la única manera de avanzar cuando les tiraban flechas. En aquellos tiempos, para acabar con la mayoría de los soldados, desde la distancia se tiraban flechas para que aquellos que eran traspasados por la flecha murieran antes de entrar, y los soldados romanos comenzaron a hacer ciertas formaciones específicamente para protegerse y para cuidarse y tenían que marchar como uno solo. Era un solo cuerpo marchando para conquistar, para avanzar, para seguir hacia adelante.
Hay otras formaciones impresionantes que usted puede buscar de ellos, cómo se movían y se dispersaban en ciertos momentos, cómo se trepaban encima de lo que son los propios escudos, formaban una escalera con sus propios escudos, es impresionante. Entendían el poder de estar unidos y la iglesia no ha entendido el poder de estar unidos y lo que representa la unidad dentro del cuerpo de Cristo, lo que representa estar unidos dentro de la iglesia. Como te voy a mostrar en unos momentos, la oración de Jesús en sus últimos días, una de las oraciones principales fue “Señor, que sean uno como tú y yo somos uno, que sean uno solo, que estén unidos, que estén conectados”. Oro para que estén unidos y estén conectados. Hoy yo quiero que hablemos por unos minutos acerca del principio de la unidad. Los discípulos sabemos vivir en unidad, los discípulos sabemos ser parte de un equipo, de un grupo y mantener la unidad en todo lo que hacemos. Conocemos el poder de nosotros, conocemos el poder de estar unidos.”
Oswaldo Monier
Posted at 05:30h, 30 AugustLlenalos de Discernimiento y Sabiduría al mundo para que no siga andando en pecado Amado Padre Celestial
AMÉN 🙏🙏🙏