20 Aug Ser un buen discípulo.

Allá afuera yo veo gente decretando, declarando, mandando a callar demonios, aquello, lo otro, y los demonios se ríen y el mundo se ríe. Y como le pasó en el Nuevo Testamento: conocemos a Pablo, conocemos a Jesús, pero ¿quién rayos eres tú? Tú no tienes autoridad para venir aquí a mandar. ¿Vives como un buen discípulo? ¿Caminas como un buen discípulo? ¿Realmente sabes lo que es ser un buen discípulo?

¿Por qué es tan importante esto para la iglesia en el día de hoy? Porque la transferencia de la autoridad de Jesús hacia un creyente no viene por ser creyente, sino que viene por ser discípulo. En Mateo 28, claramente Jesús dice: “Toda autoridad me es dada, por tanto id y haced discípulos”. No todo el que cree es discípulo, por eso no todo el mundo tiene autoridad, solo los verdaderos discípulos tienen autoridad.

Allá afuera yo veo gente decretando, declarando, mandando a callar demonios, aquello, lo otro, y los demonios se ríen y el mundo se ríe. Y como le pasó en el Nuevo Testamento: conocemos a Pablo, conocemos a Jesús, pero ¿quién rayos eres tú? Tú no tienes autoridad para venir aquí a mandar. Yo veo fuera gente enseñando un montón de autoridad, un montón de cosas, y la gente se confunde. Cualquiera que puede profetizar, que puede decir… Óigame bien, la única autoridad que Dios transfiere la transfiere al que es discípulo, al que ha decidido seguirlo, al que ha decidido ser transformado en su carácter y al que ha decidido cumplir la misión de él aquí en la tierra. La presencia prometida de Dios es para todo aquel que esté discipulando a otra persona. Él dice: “Si tú estás discipulando y tú eres un discípulo, yo voy contigo donde quiera que tú vayas”. Solo los discípulos tienen verdadera autoridad. ¡Ah, sí! ¡Lo fuerte al Señor! La verdad es la pura verdad.

Y mire, te lo muestro en la vida de Jesús. Te lo muestro en la vida de Jesús por un momento, okay. Y este es un principio que usted lo puede ver en diferentes ángulos para aprender muchas cosas. Por ejemplo, Lázaro fue amigo de Jesús, pero no fue discípulo. Porque no todos tus discípulos son amigos y no todos tus amigos son discípulos. Y en la vida, por ejemplo, este servicio necesita amigos y necesita discípulos. ¿Todo el mundo conmigo? Pero no todos mis amigos serán mis discípulos y no todos mis discípulos serán mis amigos. Pero cuando Jesús fue a entregarle las llaves del reino, no se las entregó a su amigo. Porque que seas mi amigo no te da derecho a la autoridad y a yo confiarte lo más importante que te puedo confiar. Así que él no le dio las llaves del reino a Lázaro, se las dio a Pedro, que era un discípulo.