22 Aug ¿Realmente tú oras?

¿Por qué tú quieres que yo ore por algo que tú no has orado? ¿Por qué tú quieres que yo ore por algo que tú no estás orando? Ahora, ¿cuál es la primera característica que considero yo que es importante para la vida de una persona que dice ser un discípulo de Jesús? Número uno para mí es la vida de oración, una vida de oración. Vamos a hablar más adelante del compromiso, del sacrificio, de la obediencia, y usted puede poner esto una cosa detrás de otra. Verdad, te puede quizás cambiar el orden, pero hablemos hoy de la oración.

Es imposible ser un buen discípulo de Jesús si nosotros no tenemos una vida de oración, una vida de oración. Y realmente te pregunto, no me conteste, nadie, solo para que usted piense: ¿realmente tú oras? ¿Realmente tú oras? Todo el que me pida oración de ahora en adelante, yo te voy a preguntar: ¿cuánto tiempo tú has orado por esto? No, no, pastor, yo lo que necesito es ayuda, que usted ore porque usted tiene más conexión que yo. No. ¿Por qué tú quieres que yo ore por algo que tú no has orado? ¿Por qué tú quieres que yo ore por algo que tú no estás orando?

Cuánto, pastor, pero ore por mis hijos. La pregunta es: ¿cuánto tú has orado por tus hijos? ¿Cuánto tú has orado por ellos? Pastor, pero ore por mi trabajo. La pregunta es: ¿cuánto tú estás orando? ¿Cuánto tú has orado? Porque decimos ser discípulos, pero una de las cosas que Jesús modeló a través de los tiempos fue su vida de oración.

Y mira lo que ocurre en el libro de Lucas, capítulo 11, el verso 1 en adelante: “Aconteció que estaba Jesús orando en un lugar, y cuando terminó, uno de los discípulos le dijo: Señor, enséñanos a orar, como también Juan enseñó a sus discípulos”. Los discípulos veían a Jesús orar. Jesús no oraba para que lo vieran, porque Él mismo enseñó que si tú oras para que te vean, entonces ya tienes la recompensa. Pero oraba y la gente lo veía. No es lo mismo, una cosa es orar para que me vean y otra cosa es que yo tengo una vida de oración que todo el mundo ve.

De mis memorias más lindas cuando era joven y niño en mi casa, es los sábados ver a mi papá de rodillas en un sofá orando. De los mejores recuerdos, verlo orar. Él no oraba para que yo lo viera, pero yo lo veía orar. Te pregunto: ¿cuándo fue la última vez que tu hijo te vio orar? ¿Orar de verdad, que tu esposa te vio orar, que tu esposo te vio orar? No que dijiste: “Señor, lo bendigo en el nombre de Jesús, le echo la bendición”. No, no. ¿Qué oraste, que te arrodillaste, que tomaste tu tiempo, que meditaste? ¿Cuándo fue la última vez?

Es más, ¿tienes en tu mente alguna memoria tú mismo? ¿Cuándo fue la última vez que esta semana te arrodillaste a orar?