¿Qué le estás pidiendo a Dios?
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¿Qué le estás pidiendo a Dios?

Todos podemos hablar con Dios y pedirle que nos ayude y nos brinde su guía a lo largo de nuestra vida. Sin embargo, un discípulo siempre debe saber realmente qué le está pidiendo a Dios.

Tú no debes tener el trabajo que te mereces. Tú debes tener el trabajo que le pediste, la casa que le pediste, la familia que le pediste, el hogar que le pediste, el negocio que le pediste. Todo lo que tú tienes en tu vida debe ser lo que tú le pediste. Cuando tú estás en una relación con tus hijos, todo regalo que tú les das a tus hijos que ellos no te pidieron no es tan apreciado como el regalo que te pidieron que tú les diste. Llévale cualquier regalo y no lo aprecian igual como el que te pidieron porque es una sensación diferente el tú recibir algo que pediste. Ana llevó a su hijo Samuel al altar delante de Elí y le dijo: “Aquí te traigo el hijo que le pedí”.

Oiga bien, cualquiera allá fuera puede conseguir trabajo, pero es diferente tú tener un trabajo que tú consigues a tener un trabajo que tú dices: “Este es el trabajo que yo le pedí”. Cuando tú dices “este trabajo que tengo fue el que le pedí”, tu actitud con ese trabajo es diferente al trabajo que simplemente tienes allá afuera. Con un buen crédito, oiga bien, no hay que orar para tener una casa. Con un buen crédito, tú tienes una casa, con un buen trabajo tú tienes una buena casa, pero hay una gran diferencia en tú entrar a tu casa y decir: “Esta casa que tengo hoy fue la casa que yo le pedí”. Y alguien te va a decir: “Ah, chico, pero no digas eso porque eso fue el crédito”. No, no, no. Esta yo se la pedí. Que el buen crédito me ayudó, que lo otro me ayudó, pero esta casa fue la que yo le pedí.

Y cuando uno aprende a pedirle a Dios y uno tiene la fe de que él te va a dar, de que él va a responder, y tú comienzas a ver en tu vida los milagros, te vas a dar cuenta que todo lo que comienzas a recibir ahora en la vida, tienes una actitud diferente. Tú no debes tener el trabajo que te mereces, tú debes tener el trabajo que le pediste, la casa que le pediste, la familia que le pediste, el hogar que le pediste, el negocio que le pediste. Todo lo que tú tienes en tu vida debe ser lo que tú le pediste. El templo que nosotros vamos a construir no es el templo que nos dio FEMA, el dinero, es el templo que le pedimos a Dios. Es el templo que nosotros dijimos desde el primer día, desde el primer día dijimos: “No será igual, pero será mejor”. Y desde el primer día dijimos: “Lo vamos a reconstruir”. Se lo pedimos al Señor y cuando entremos a ese edificio nosotros tenemos que recordar una cosa: fue el que le pedimos.

Te pregunto en el día de hoy, ¿qué le estás pidiendo a Dios? ¿Qué realmente tú has estado pidiendo en oración? ¿Qué realmente tú has estado diciendo a la hora oportuna? ¿Qué has estado pidiendo a la medianoche? ¿Cuánto tiempo has estado pasando en oración? Los discípulos oramos, los discípulos repetimos lo mismo y los discípulos oramos, los discípulos repetimos las mismas oraciones y oramos y le pedimos a Dios. Y los discípulos… Yo no te estoy diciendo que hoy tú vayas y cojas solamente el Padre Nuestro, pero oiga bien, de vez en cuando coge el Salmo 23, coge un verso bíblico y óralo una y otra vez, y memorízalo y háblalo y decláralo. Y en tu tiempo de oración, repite el mismo verso, repite el mismo verso, repite el mismo verso, repite la palabra del Señor y tú te vas a dar cuenta que tu vida de oración va a cambiar, va a ir a un nuevo nivel, va a ser algo totalmente diferente.

Los discípulos oramos, los discípulos conectaron todo lo que Jesús hacía con su vida de oración. Jesús oraba en el monte, Jesús oraba en la ciudad, Jesús terminaba el servicio y se iba a orar. Los discípulos iban a cultos de oración con él, él se los llevaba a orar con él en diferentes lugares. Si tú eres discípulo de Jesús, tienes que orar.

1 Comment
  • marttha
    Posted at 19:07h, 04 October Reply

    Amén Aleluya
    Gracias por enseñarme a pedir correctamente en oración

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