22 Jul  La oración de Pablo.

La mayor angustia que viene a nosotros es cuando lo que Dios nos ha revelado hacer pensamos que es por nuestra fuerza y tú te pones ansioso: ¿Cómo yo lo puedo hacer con mi propia fuerza? ¿Cómo yo lo puedo lograr con mi propia fuerza? ¿Cómo yo lo puedo alcanzar? Y ahí es donde tú comienzas a pensar como pensó Abraham: Dios me dijo con Sara, pero tengo la opción de tenerlo con Agar. Y ahí es que tú comienzas a pensar en diferentes opciones. ¿Cuándo fue que Abraham tuvo el milagro? Yo quiero que veamos dos aspectos con respecto a la oración del apóstol Pablo aquí en Segunda de Corintios. Porque el apóstol Pablo, ante esta situación tan difícil, donde tiene un aguijón en la carne, donde tiene este problema que está básicamente impidiendo el ministerio, porque eso es lo que estaba pasando. Ya sea que sea una enfermedad, ya sea que este aguijón haya sido una persona que lo perseguía, la angustia, la batalla era que estaba impidiendo la obra, el ministerio para el cual él fue llamado. Y entonces esto era algo real, algo verdadero.

El apóstol Pablo comienza a orar. La oración es vital en estos momentos en nuestra vida. Fíjate que no nos habla de que él oró para tener revelación, y no estoy diciendo que no oremos para tener revelación. Lo que te estoy diciendo es que él tiene una revelación, la revelación provoca estos problemas. Y ahora él comienza a orar, y la oración que él hace es sumamente poderosa, porque cuando miramos esa oración se describe de una manera clara y precisa. Número uno, esto no era una oración a lo loco, esta era la oración: “Yo quiero que tú me libres de este aguijón, yo quiero que tú me libres de este problema”. Era una oración específica, era una oración de corazón, esto era algo que estaba impidiendo realmente la vida del apóstol Pablo en progresar, y era una oración persistente. No fue una oración de una vez, no fue una oración de dos veces, fue tres veces. Él oró y oró y oró, y oró, oró, y recibió la más grande respuesta que todos nosotros podemos recibir en una oración. Él no recibe la libertad de su aguijón, él recibe la confianza de la gracia de Dios.

Fíjense cómo Dios le contesta. Le dice: “Mi gracia”. Esas palabras están en rojo. “Bástate en mi gracia, porque mi poder se perfecciona en medio de tu debilidad. Bástate en mi gracia, mi poder se perfecciona en medio de tus debilidades”. La respuesta de Dios es la más poderosa que nosotros podemos tener cuando entendemos que es en la gracia de Dios que podemos sobrellevar todos los problemas. Cuando entendemos que es en la gracia y el poder de Dios, que no es en nuestra fuerza. Porque tu angustia y tu ansiedad vienen, la angustia y la ansiedad verdaderamente vienen, porque contradice la revelación que Él te dio con lo que estás viendo y piensas tú que eres tú quien tienes que hacer que la revelación se cumpla. Entonces tú ves tu debilidad. Por eso es que el énfasis en la debilidad. Pablo se gloría en la debilidad. ¿Por qué razón? No porque él celebre la debilidad meramente, es porque él ve cómo en su debilidad el poder de Dios es quien se va a perfeccionar. Por lo tanto, ahora yo descanso en la gracia y el poder de Dios para poder completar la obra que Dios dijo que iba a hacer en mi vida.

La mayor angustia que viene a nosotros es cuando lo que Dios nos ha revelado hacer pensamos que es por nuestra fuerza y tú te pones ansioso: ¿Cómo yo lo puedo hacer con mi propia fuerza? ¿Cómo yo lo puedo lograr con mi propia fuerza? ¿Cómo yo lo puedo alcanzar? Y ahí es donde tú comienzas a pensar como pensó Abraham: Dios me dijo con Sara, pero tengo la opción de tenerlo con Agar. Y ahí es que tú comienzas a pensar en diferentes opciones. ¿Cuándo fue que Abraham tuvo el milagro? Cuando ya no podía. Mientras Abraham podía, mientras él podía tener un hijo, él lo tuvo, cometió el error, se dio a la presión. Pero cuando ya no podía ni Sara podía, ante una doble imposibilidad, ahí la gracia de Dios se manifiesta de forma sobrenatural y ahí es donde Él se lleva la gloria. Y cuando una persona entiende, oiga bien, que la revelación, lo que Dios me ha dado, me va a costar trabajo, tengo que esforzarme, pero no soy yo quien lo va a hacer porque es en su gracia, ahí es donde yo puedo disfrutar del verdadero descanso y de la paz de Dios. Es en la gracia de Dios.