04 Jul  Gracia barata

Un día, Dios decidió encontrarse con él en el camino, y creo que Pablo no pudo resistirse. Aunque te adelanto que hay gente que se resiste. Presta atención a un gran escritor, un pastor en un momento dado, conocido como Dietrich Bonhoeffer. Recomiendo que compres el libro que se llama “El Costo de Ser un Discípulo” de este caballero. No es algo muy extenso, y lo vamos a utilizar. Algunas de las posturas de ese libro las vamos a utilizar no solo en esta serie, sino también en otra serie que estamos preparando.

Este hombre habla del costo de lo que es ser un discípulo, y lo aborda en el contexto de la época nazi. Hay unas palabras que él escribió que quiero leer primero en inglés y luego tratar de traducirlas todas al español. Él escribe en ese libro: “Cheap Grace is the grace we give ourselves.” La gracia barata es la gracia que nosotros mismos nos damos a nosotros mismos. Es como cuando tú haces algo bueno, pero tú mismo te perdonas, te justificas. Esa gracia es barata.

Él sigue diciendo: “Grace is the preaching of forgiveness requiring repentance, baptism, church discipline, communion, and confession.” La gracia barata es la gracia que se predica sin necesidad de arrepentimiento, sin que seas discipulado, comunión sin que tengas la necesidad de confesar. Grace is grace without discipleship, grace without the cross, grace without Jesus Christ living and incarnate. La gracia barata es la gracia sin discipulado, sin la cruz, sin Jesucristo viviendo encarnado.

Finalmente, dice: “Costly grace is the call of Jesus Christ at the disciples’ feet, ‘Follow me,’ and follow Him.” La gracia que cuesta es el llamado que Jesús le hace a sus discípulos de dejar sus redes para que le sigan. Esa es la gracia que cuesta. Cuando un hombre recibe el llamado de la salvación, tiene que haber una aceptación del costo de esa salvación. No podemos pensar que somos salvos y que nuestra vida seguirá de la misma manera sin que tengamos que pagar un precio, sin que tengamos que caminar en un camino totalmente diferente para poder obtener aquello para lo cual Dios nos ha llamado.

No voy a entrar en toda la historia de él, pero creo que todos los que estamos aquí conocemos un poco de Hechos, capítulo 9. Busca esa historia luego en su casa, en el libro de Hechos, capítulo 9, cuando nos habla del apóstol Pablo. El apóstol Pablo fue un hombre que escribió acerca de la gracia de Dios porque él experimentó lo que es recibir el llamado sin estar buscándolo. Recibió la salvación sin necesariamente pedirla, y a la larga no le quedó más remedio que rendirse a aquella gracia que le fue extendida.

En un momento dado de su vida, el apóstol Pablo era un hombre que tenía todas las recomendaciones habidas y por haber. Tenía una conciencia clara de que debía servir a Dios de una manera impresionante. A pesar de su devoción, en aquellos tiempos era un perseguidor de la Iglesia, con convicciones extremas que lo llevaban a vivir apasionadamente según lo que él creía que era correcto. Poseía títulos, autoridad, y la capacidad de hablar varios idiomas, además de tener una gran influencia.

Sin embargo, un día Dios decidió encontrarse con él en el camino. Aunque algunos resisten este encuentro, Pablo no pudo hacerlo. Mientras iba en una dirección, Dios tuvo un encuentro con él que cambió su vida para siempre. Este encuentro cuestionó la veracidad de todo lo que él había hecho hasta entonces.

Piensa conmigo por un momento: ¿qué sucede cuando un hombre con posición, autoridad y fama se encuentra con Dios? Debe tirar por la borda todo lo que había construido.