El deber de separarte
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El deber de separarte

Renunciar es un pilar fundamental para empezar a seguir a Dios. Renunciar al mundo, a nuestra vieja vida, incluso a nuestra vieja versión y es que al renunciar, nos separamos para Dios, le decimos a Él: “me estoy alejando de todo lo que no está en línea contigo”.

¿Qué hace a un hombre o a una mujer santificados en la tierra? La conciencia de que ha sido separado para algo especial. Si tú no trabajas desde esa perspectiva, oiga bien, si tú no trabajas desde esa perspectiva, se te hace muy difícil vencer el pecado porque solo el que sabe que ha sido separado para algo especial se separa él mismo para eso que ha sido separado. Cuando hablamos de la santificación, hablamos de dos cosas, y yo aprendí esta frase: La santificación es instantánea y también es progresiva, o podemos decir que la santificación es posicional, pero también progresiva en su manifestación en nuestra vida.

Cuando una persona le entrega su vida al Señor, cuando una persona le da su corazón a Cristo por la gracia de Dios, tú eres santo. Mira al que está a tu lado y dile: “Tú eres santo.” Dile, pregúntale el nombre, pregúntale cómo se llama la persona, pregúntale, mire aquí al lado yo le presento a Santa Hilda, a Santa Débora, a Santo Alexander, a Santa Raquel. Delante de los ojos de Dios, todos los que estamos aquí somos santos. Mira, si el hombre sabe esto, ¿qué hace la Iglesia Católica con algunas personas? Los canoniza y los hace santos, pero hermano, no existe tal cosa realmente porque tú no te puedes hacer santo porque él ya te hizo santo. Sabes, el cielo está lleno de santos, todos los que están aquí son santos, aunque no te comportes como uno de ellos y aunque no parezca de vez en cuando. Delante de los ojos de Dios, en realidad yo debería llamarte Santo Michael, Santa Raquel, Santo Duarte. Imagínate, Clarita, hay que bregar ahí. ¿Qué vamos a hacer? Pero, verdad, pero póngase a pensar, tú y yo estamos en esa posición. Delante de los ojos de Dios, tú eres una persona santa.

Ahora, ¿por qué es progresiva? Porque esa santificación se tiene que manifestar en tu vida, se tiene que ver en tu vida, y esa santificación es la parte de tu vida donde vas madurando en tu espíritu, vas sometiendo tu carne, vas sometiendo tus pensamientos y tu vida cada día más va a presentar el carácter de Cristo aquí en la tierra, y esa parte requiere un trabajo de todos nosotros. Por eso es que el apóstol le escribe a Timoteo, a Tito. Perdón, renunciando. ¿Quién es el que tiene que renunciar? Tú tienes que renunciar, yo tengo que renunciar, yo tengo que dejar, tengo que dejar las malas costumbres, tengo que dejar los vicios, tengo que dejar esas cosas. Tengo que saber que la posición que tengo en Dios ahora se tiene que manifestar aquí en la tierra y conlleva una labor de todos nosotros.

Ahora, eso es más fácil decirlo que hacerlo porque lo intentamos hacer desde la perspectiva incorrecta, y ahí es donde yo quiero que tú vayas en el día de hoy. Porque si tú no dependes de la gracia de Dios, no podrás realmente someter tu vida, no podrás vivir en esa libertad de lo que son los deseos de la carne y no podrás expresar la santificación total en tu vida, manifestarla a los demás si no dependes de la gracia de Dios.

Ahora, ¿qué es ser santo? La primera vez que sale la palabra santificar o santo, algo separado para Dios, lo vemos en Génesis capítulo 2, del verso 1 al verso 3. Dice: “Fueron acabados los cielos y la tierra y todo el ejército de ellos. Y acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo, y reposó el día séptimo de toda la obra que hizo. Y bendijo Dios al día séptimo y lo santificó porque en él reposó toda la obra que había hecho en la creación.” Es la primera vez que vemos que se dice que algo está santificado. Ahora, ¿él santificó qué día? ¿Qué día santificó? El séptimo. Así que los otros días no eran días santos, podemos decirlo, porque el que él santificó es el séptimo. ¿Quiere decir que los otros días son pecaminosos? No. Lo que quiere decir es que cuando hablamos de santificar, hablamos de tomar algo que es normal y lo separamos para algo especial. Lo hacemos, podemos decir, anormal. ¿Alguno de ustedes debería ser eso casual en su vida? Eso no. Debería ser, eso no debería ser muy complicado. Pero, por ejemplo, si yo tengo en casa siete vasos y hay uno que dice que es el vaso de papá, ese vaso está ¿qué? Santificado. Funciona como todos los demás, pero yo lo separé, ¿para qué? Para algo en específico. En la casa hay una silla que es la silla especial del papá o de la mamá. Esa silla, nadie se sienta en esa silla. Pues se supone que no se siente, verdad. Es una silla igual que cualquier otra. ¿Qué la hace especial? Esa silla, el propósito por el cual lo separé, eso es lo que lo hace santificado.

¿Qué hace a un hombre o a una mujer santificados en la tierra? La conciencia de que ha sido separado para algo especial. Si tú no trabajas desde esa perspectiva, oiga bien, si tú no trabajas desde esa perspectiva, se te hace muy difícil vencer el pecado porque solo el que sabe que ha sido separado para algo especial se separa él mismo para eso que ha sido separado.

4 Comments
  • Wiliam Antonio Chacon Vargas
    Posted at 13:15h, 15 July Reply

    Amén gracias por esta palabra muchas bendiciones

  • Oswaldo Monier
    Posted at 15:02h, 15 July Reply

    Ayúdame a dejar el pecado que vive en mí AMADO PADRE CELESTIAL
    AMÉN 🙏🙏🙏

  • Shirley A Camis
    Posted at 12:38h, 16 July Reply

    Amén

  • Marttha
    Posted at 00:22h, 23 July Reply

    Aleluya gracias mi Sr porque me separaste Pará cumplí el plan y propósito en mi vida

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