03 Jul  El amor y la gracia te alcanzaron

¿Cuántos de los que están aquí, muchos de los que están aquí, los que me están viendo ahora, vivieron una vida religiosa? Ya sea en la iglesia pentecostal, en la iglesia evangélica o en la iglesia católica, con un buen deseo de querer ser bueno en la vida. Pero toda la religiosidad que tenían no les daba la paz y la libertad que disfrutan y tienen desde el día en que tuvieron un encuentro personal con la gracia de Dios. Se dieron cuenta de que no hay nada que puedan hacer para agradarle más ni nada que puedan hacer para desagradarle más. Es interesante porque el joven rico fue en busca de la salvación, pero en el caso del apóstol Pablo, la salvación lo encontró a él. 

El joven rico buscaba tener una vida como la de Jesús, pero no estuvo dispuesto a pagar el precio para obtenerla. Quería la gracia barata, que no le costara absolutamente nada. Sin embargo, un hombre que tiene un encuentro con Dios, un hombre al que Dios derriba de su caballo o dondequiera que esté, y le habla, ese hombre, según la Biblia en el libro de Hechos, quedó ciego. Pero, hermano, yo no sé si usted puede entender que en realidad fue en el momento en que él pensaba que estaba ciego cuando más podía ver. Porque en el momento en que se le cegaron los ojos por aquel resplandor, fue cuando pudo comenzar a pensar, meditar en su vida, reflexionar. Ese día, su vida despertó a la realidad de que había algo más grande de lo que él había estado haciendo, algo más poderoso. 

Estuvo dispuesto a renunciar a todo lo que había hecho. Su reputación cambió, sus deseos también. Este hombre se atrevió a dejarlo todo a un lado, a ir en contra de lo que había predicado a lo largo de los tiempos y a convertirse en el promotor más grande del Evangelio y de lo que es el poder de la gracia de Dios. Creo que eso es lo que sucede cuando mucha gente entiende que la gracia los encuentra a ellos, y no al revés. Porque hay gente que busca qué tienen que hacer para alcanzar lo que solo se puede lograr por fe y por la gracia de Dios en sus vidas. Así se fortalecen en el Señor. Seguro que sí. 

Permíteme llevarte a una escritura más, porque quiero que te veas, por un momento, en la vida del apóstol Pablo. El apóstol Pablo era un hombre que tenía mucha religión, tenía cartas de los religiosos, pero en su corazón había un vacío. No había verdadera redención en su vida. 

¿Cuántos de los que están aquí, muchos de los que están aquí, los que me están viendo ahora, vivieron una vida religiosa? Ya sea en la iglesia pentecostal, en la iglesia evangélica o en la iglesia católica, con un buen deseo de querer ser bueno en la vida. Pero toda la religiosidad que tenían no les daba la paz y la libertad que lograron disfrutar y tener desde el día en que tuvieron un encuentro personal con la gracia de Dios. 

Se dieron cuenta de que no hay nada que puedan hacer para agradarle más ni nada que puedan hacer para desagradarle más. Es el amor y la gracia de Dios la que los alcanzó, y ustedes son de los privilegiados que no resistieron a la gracia que los interrumpió en el camino y cambió su dirección. El apóstol Pablo tenía todo lo que cualquier persona naturalmente quisiera tener: honor en la sociedad, reconocimiento. 

Pero algo estaba vacío en Él, sin esperanza, sin posibilidades, sin un verdadero destino lleno de vida. Y todo eso estuvo dispuesto a dejarlo a un lado, porque un día entendió que alguien más grande lo estaba buscando, alguien más grande que Él, alguien que lo había estado llamando.