¿Cómo debemos servir?
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¿Cómo debemos servir?

La gracia de Dios nos da la fortaleza y los dones necesarios para servir. No dependemos de nuestras propias capacidades, sino del poder de Dios que actúa en nosotros.

Mira este video y ve por ti mismo de lo que te hablo.

Sabes, donde hay gente, siempre van a haber problemas, donde hay gente, siempre van a haber dificultades. Lamentablemente, es nuestra naturaleza no renovada. Yo quiero terminar con dos porciones más o dos pensamientos generales más con respecto a la gracia de servir. Y esto es más importante de lo que a veces la gente entiende. Es lo que la gente comprende, porque a veces le damos más estima a algún tipo de servicio en la casa de Dios sin darnos cuenta lo valioso que cada uno de nosotros somos en todo lo que hacemos, desde la cosa más pequeña hasta lo más grande que se pueda ver. La realidad es que si no se depende de la gracia de Dios, nada podemos lograr.

Y mira lo que dice el apóstol Pablo en el libro de Gálatas, capítulo 5. Gálatas, capítulo 5, hay varias cosas que tenemos que tener presente cuando nosotros vamos a servir, y yo quiero que también como iglesia tú las identifiques para que guardes tu corazón, pero también para que puedas identificar algunas personas que en algún momento dado, mientras están en su servicio, a veces sus corazones se dañan. Y mira lo que dice Gálatas, capítulo 5, del verso 13 al verso 15: “Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros. Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: amarás a tu prójimo como a ti mismo. Pero si os mordéis y os coméis…” Yo pensé que eso pasaba aquí nada más, pero en la iglesia de Gálatas pasaba también. Es lo que dice el apóstol Pablo: “Pero si ustedes se muerden a ustedes mismos y si ustedes se comen unos a otros, mirad que también no os consumáis entre vosotros.”

Es nuestra naturaleza no renovada. Y el apóstol Pablo está aclarando cómo es que nosotros tenemos que servir y está poniendo varios parámetros para que nosotros sigamos apropiadamente. Número uno: todos los que queremos servir a Dios de forma correcta, lo primero que tenemos que procurar vencer es el pecado. Dios no te pide que seas perfecto, pero de alguna manera u otra, cada vez más tú tienes que estar consciente de aquellas cosas de las que tienes que arrepentirte. No puedes venir en pecado y tener una conciencia de pecado y saber que estás haciendo las cosas erróneas, porque aunque tú lo puedas esconder y nadie te vea, la realidad es que Dios te ve y se va a ver en tu servicio a Dios. Y tú mismo te vas a sentir hipócrita si estás sirviendo sabiendo en tu mente que no estás viviendo correctamente. Nadie aquí pretende ser perfecto y nadie de los que estamos aquí, ni aún este servidor, somos perfectos. Cometemos errores y cada día tenemos que verificar nuestros corazones, porque el pecado es tanto como adulterar, como pensar mal de tu hermano, hablar mal de tu hermano, como no perdonar.

Algo que he tenido que aprender y tengo que aceptar en el día de hoy, que cada vez se me hace más difícil, es sanar mi corazón muy rápido para venir a predicar con el corazón sano. Antes era más fácil. Cuando era jovencito, había un montón de cosas que no me importaba que pasaran, pero no le puedo negar que mientras más pasa la vida, se me hace a veces muy difícil sanar el corazón porque me hace algo alguien el jueves o el viernes y tener que venir a predicar el domingo con el corazón sano no es fácil. Porque puedo usar el podio y el altar para venir a desquitarme, y nadie más se merece el coraje o el rencor o lo que sea que viví en los días anteriores. No pasa toda la semana, pero cuando pasa, créanme. Y si me paro en el altar con ese rencor, con ese coraje, la misma Biblia dice que no debo ni dar una ofrenda. La Biblia dice que cuando tú vas a dar la ofrenda, si sabes que tienes algo contra un hermano, deja tu ofrenda ahí, vete, arréglate, pide perdón y entonces ven y presenta la ofrenda para que te des cuenta que a Dios le importa tanto la ofrenda como el corazón.

Si no entendemos eso… ¿Y por qué yo te digo eso? Porque en el corazón, todos los que estamos aquí, podemos pensar: “Sabes qué, pastor, pero no estoy pecando porque no estoy fornicando.” Perfecto, okay, está bien, pero ¿el corazón es el correcto? ¿Tu mente es la correcta? ¿En tu mente estás libre de pecado cuando vienes aquí? Acuérdate que si tú vas a repartir un sobre, eso es un acto de adoración. Así que todo lo que hacemos es un acto de adoración. Tenemos que eliminar el pecado de nuestra vida.

1 Comment
  • Oswaldo Monier
    Posted at 11:31h, 30 July Reply

    Sana Mi Corazón y Mi Mente Para Presentarme Y Servirte Más Limpio y Puro Ante Tú Presencia AMADO PADRE CELESTIAL
    AMÉN 🙏🙏🙏🙏

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