El manejo de las emociones
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El manejo de las emociones

El cuidado de la salud mental no es nada nuevo, ya se hablaba del manejo de las emociones en la Palabra, que si me preguntas a mí, a veces se encuentran mejores soluciones que yendo a un psicólogo. 
Hoy permíteme hablarte del manejo de las emociones.

Uno sale afuera a la defensiva porque yo no sé qué me van a decir y no sé cómo voy a reaccionar. Entonces uno sale a la defensiva y uno piensa: todo el mundo piensa mal y uno piensa: todo el mundo piensa lo mismo. Y uno sale por ahí afuera a la defensiva. Tiene que, oye, saber: no, no es así.

Unas ideas básicas que quisieras que pusieras en tu corazón para que lo tengas ahí presente no es nada muy complicado. Cuando nosotros vamos a manejar con nuestro coraje, tenemos que hacerlo a la manera de Dios. Número uno, tenemos que limitar el tiempo del que estamos molestos. Ponle un timer a tu coraje, no estés molesto todo el día, decide estar molesto al mediodía por una hora y ponle un timer. Y ya, decide encerrarte en un lugar y sabes qué, le dices a tu esposa: “Este es mi momento de estar molesto, voy a estar molesto por los próximos 15 minutos”. Entonces, te vas al cuarto, estás molesto, ¿verdad? Allí lloras, pataleas con la cama, con la almohada, lo que sea, te das un baño, 15 minutos, y dices: “Aquí se acabó, se terminó, let’s move on with Life, pastor”. Pero lo que Ed está diciendo es estúpido, es tonto. Bueno, es que la Biblia nos dice: “No se ponga el sol sobre vuestro enojo, resuelve el asunto”. Ponle un timer, podemos entender que en un momento haya una situación que te exaspere, te dicen cuando estás en una situación difícil, sal por un momento y respira, uno, dos, tres, ponle tiempo, ponle timer. Ninguno de los que estamos aquí vamos a evitar los momentos de coraje en su totalidad, pero sí tenemos la capacidad de decir: no voy a estar el resto de mi vida molesto por esto, ni voy a permitir que me arruine el día completo, hermano. Si toma toda la fuerza de voluntad de uno hacerlo. Pero ponte a pensar todo lo que pierdes si realmente le das rienda suelta y no limitas el coraje a un tiempo en particular.

Lo que me lleva a un segundo punto, según el Señor, y esto usted lo puede ver en Mateo, capítulo 5, el verso 21 al verso 22, y en otros versos que podríamos estudiar en otro momento y que lo hemos hecho, lo podemos ver también en el libro de Proverbios. Solo te doy este resumen. Lo segundo que tienes que hacer para tú aprender a manejar tu coraje a la manera de Dios es aprender a identificar correctamente por qué o con quién tú estás molestos. ¿Qué quiero decir con eso? El problema de mucha gente es que cuando se molestan, se molestan con el mundo entero. Todo el mundo es malo, nadie me quiere, todo esto, todo está mal, todo está mal, todo está mal. Y uno tiene que en la vida decir: mira, mira, esto es lo que está mal, esto es lo que a mí no me agradó, esto en específico. Concéntrese o marque específicamente qué es lo que causó la molestia, no la molestia de uno con otro. Por qué te tienes que desquitar con otra persona, por qué te tienes que desquitar con tus hijos, el coraje que tienes con tu esposa, por qué te tienes que quitar con tu esposa, con el coraje que tienes con tu jefe o con tu jefa, por qué te tienes que desquitar con Dios o con la gente en la calle por lo que otro hizo. Uno tiene que aprender a dejar, mira, el coraje se queda aquí y es con esta persona, esto fue lo que pasó, esto fue lo que ocurrió, se acabó, y yo no, no puedo seguir. Entonces, tenemos que aprender a limitar el con quién, por qué estamos molestos.

Cuando yo oigo a la gente en Puerto Rico, en Puerto Rico hay gente que piensa que todo está mal, que nada sirve en este país, que todo el mundo es corrupto, que todo el mundo es malo. Hay gente a la que le apesta la vida, yo veo en su propia sombra y pelean con ellos mismos. Tú dices: Dios mío, pero habrá algo bueno que esa gente pueda ver, todo lo que ven es odio, todo lo que ven es coraje, todo lo que ven es rencor. Dondequiera que os, no puedes salir a la vida allá afuera pensando de esa forma. Y vamos a ser honestos, todos tenemos prejuicios en un momento dado que se nos ponen en nuestros corazones. Los otros días que estábamos en el ataque, ¿verdad? Por ahí que estaban diciendo tantas cosas. No te puedo negar que uno sale afuera a la defensiva. Uno sale afuera a la defensiva porque yo no sé qué me van a decir y no sé cómo voy a reaccionar. Entonces, uno sale a la defensiva y uno piensa: todo el mundo piensa mal y uno piensa: todo el mundo piensa lo mismo y uno sale por allá afuera a la defensiva y no tiene que, oye, saber: no, no así.

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