13 Jun El autoengaño
He trabajado más que los demás, pero no es el trabajo que yo he hecho lo que me tiene aquí, es la gracia de Dios, y es ese balance que parece que nuestra mente está titubeando. No, pero es la verdad. No estoy aquí porque he hecho lo que tengo que hacer, pero estoy aquí realmente gracias a la gracia de Dios. Ahora, el enemigo no te puede engañar entonces con el conocimiento de lo que Dios ha dicho, no te puede engañar con el conocimiento de identidad. Va a llevarte al peor engaño que hoy creo que existe en nuestra sociedad y es el autoengaño.
Me gustaría que fueras conmigo al libro de Romanos capítulo 12. Usted tiene que buscarlo ahí en su Biblia, Romanos capítulo 12, o en su teléfono, Romanos 12, el verso 1 en adelante. Romanos capítulo 12, el verso 1 en adelante dice: “De esta manera, así que hermanos, os ruego por las misericordias de Dios que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional”. Pablo dice, mira, cuando vengas a la casa del Señor presenta tu cuerpo como sacrificio vivo y ven, verdad, haciendo tu sacrificio, tu esfuerzo, y ese es el culto santo, agradable a Dios, que es un culto racional, con inteligencia.
Y después, ¿qué dice? “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”. ¿Y ahora qué hace falta? Que tú compruebes la buena, agradable y perfecta voluntad de Dios, y está contestado ahí. Eso no es muy difícil. Hace falta mucha gente de pastor. ¿Cómo yo hago la voluntad de Dios? La voluntad de Dios no meramente se hace, la voluntad de Dios se experimenta, se vive, se manifiesta. Y la pregunta es, ¿cómo yo compruebo cuál sea la buena voluntad y agradable de Dios?
Si cambiáramos el verso, ¿cómo yo compruebo cuál es la buena voluntad de Dios, la agradable y la perfecta? Pues bien sencillo, la contestación está arriba: no te conformes a este siglo, sino que transfórmate. Y después te dice, ¿cuál es la transformación? La renovación de nuestro entendimiento. Así que, si yo quiero comprobar la buena, la agradable y perfecta voluntad de Dios, tengo que transformar mi entendimiento para poderla experimentar. Así que Dios puede tener todas las cosas más grandes y mejores para mi vida, y si mi entendimiento no me lo permite, no lo voy a experimentar. Entonces te dice el verso 3: “Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura”. ¿Cómo tú debes pensar de ti con cordura? Conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno. Y por ahí sigue dando otra explicación, pero quedémonos en este verso: para comprobar la buena, agradable y perfecta voluntad de Dios tienes que renovar tu entendimiento. Para renovar tu entendimiento no te puedes conformar a este siglo.
¿Cómo se experimenta eso? No teniendo un alto concepto, un más alto concepto de mí mismo del que debo tener, y debo pensar con cordura, con inteligencia, con sabiduría.
Este verso se malinterpreta si no vemos las dos caras de la moneda. Tan mal está aquel que tiene un más alto concepto de sí o de ella que el que debería tener, como aquel que tiene un bajo concepto de él o de ella. Porque algunos piensan que humildad es ceder a lo que tú eres. Entonces es el balance realmente entre no creerte más de lo que eres, pero tampoco vivir por debajo de lo que eres y deberías ser. Es ese punto medio, y el que te ayuda a mantener ese balance siempre es el Espíritu Santo. El apóstol Pablo vivió esto y lo explicaba en estos días en uno de los mensajes de la semana.
El apóstol Pablo comienza a decir en un momento dado: “Yo soy el último apóstol, el más pequeñito, yo no debería estar aquí”. Y después dice: “Pero yo he trabajado más que todo el mundo”. Es el balance, una de las cosas que me tiene aquí es porque he trabajado más. Pero, espérate, espérate, ahí mismito en el mismo verso él baja otra vez y dice: “Pero soy lo que soy por la gracia de Dios”. En otras palabras, he trabajado más que los demás, pero no es el trabajo que yo he hecho lo que me tiene aquí, es la gracia de Dios, y es ese balance que parece que nuestra mente está titubeando. No, pero es la verdad. No, yo estoy aquí porque he hecho lo que tengo que hacer, pero estoy aquí realmente por la gracia de Dios.
Lo que pasó en estos días con nuestra iglesia, lo que pasó es porque lo merecemos, lo trabajamos, se hizo correcto, lo merecemos, pero, oiga bien, en nada de eso tenemos que gloriarnos, porque al fin y al cabo, si la gracia de Dios no hubiera estado con nosotros, tampoco hubiera pasado. ¿Me explico? Entonces no puedo tener un más alto concepto de mí, pero tampoco puedo tener un más bajo concepto de mí. Y ese es el peor engaño que hay en los tiempos que estamos viviendo, la gente autoengañada, la gente que vive en sus propios pensamientos entenebrecidos y que, sin darse cuenta, alimentan lo incorrecto y detienen de las cosas más poderosas a las que ellos tienen acceso, y es a la fe.
Oswaldo Monier
Posted at 10:15h, 13 JuneLléname de Discernimiento y Sabiduría para aclarar mis pensamientos y postrarme ante Tí AMADO PADRE CELESTIAL y me Llenes de Tú Presencia y Tú Gracia Divina
AMÉN 🙏 🙏😘🙏🙏
Wiliam Antonio Chacón Vargas
Posted at 23:30h, 13 JuneAmén entiendo muy bien y gracias por esta palabra, Feliz noche.