El lugar que Él te ha prometido
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El lugar que Él te ha prometido

Jesús desde el principio dio a conocer la promesa que tiene para Sus hijos,  además de garantizar ser la luz en Sus vidas, -luz en medio de las tinieblas-, se trata de que Él tiene un lugar que te promete la salvación.

Todo aquel que ha sentido tinieblas en su vida, todo aquel que ha sentido esa carga en sus pensamientos y que se siente confundido y perdido, hasta hoy la luz de Cristo viene a su vida y alumbra su camino, alumbra su desierto para llevarle al lugar que Él le ha prometido. Veamos por un momento algo más: cuando miramos, Jesús está diciendo estas palabras en un momento muy peculiar del tiempo de los judíos. Si usted mira los versos anteriores y los versos después, se va a dar cuenta de que hay varias declaraciones que nos dejan saber el momento y el lugar donde Él lo dijo.

Jesús dijo esto frente al tesoro del templo, al lugar donde se echaban las ofrendas, y dice la Biblia que lo dijo también en el periodo de la fiesta de los Tabernáculos. ¿Por qué es tan importante eso? Porque en el tiempo de los Tabernáculos, el pueblo de Israel sacaba un montón de lámparas, sacaban un montón de luces. El tiempo de los Tabernáculos era la fiesta que ellos celebraban para recordar la salida de Egipto y recordar lo que Dios hizo con ellos cuando les puso la columna de fuego durante la noche. Así que ellos celebraban la fiesta de los Tabernáculos para recordar que en las noches más oscuras de su desierto, Dios sacaba una columna de fuego que les daba calor, que los cuidaba, que les dirigía y que disipaba las noches más oscuras de su vida, y ellos podían mirar a ese lugar como un punto de referencia.

Ya ellos no tenían esa luz directa, sino que ahora, todos los años se celebraban la fiesta de los Tabernáculos y encendían luces y lámparas por todas partes. Pero en el lado y en el lugar del templo donde estaba el tesoro, donde se daban las ofrendas, había unos candelabros gigantescos que ellos encendían por ocho días, me parece, y cuando los encendían, la ciudad completa se alumbraba y el mundo entero veía aquellos candelabros y decía: “Mira, Jerusalén siendo alumbrada por Dios”. Y Jesús hace esta declaración el día que tenían que apagar esos candelabros. Jesús hace la declaración: “Yo soy la luz del mundo”, cuando se está acabando la fiesta de los Tabernáculos y la ciudad vuelve a estar en la oscuridad que estaba antes. Y Jesús dice: aunque se apague esa luz, aunque ese candelabro no vaya a funcionar, ahora yo vengo a decirte una cosa, oye bien: “Yo soy la luz del mundo”.

Y yo no sé quién puede darle gloria a Dios por eso, porque aunque lo que te ha alumbrado en tu vida desaparezca, aunque lo que haya alumbrado tu vida en algún momento dado desaparezca, tú puedes tener esperanza de que siempre hay una luz que alumbra desde el primer día del universo, donde Dios dijo “sea la luz”, y esa luz es Cristo que alumbra nuestro camino en las noches más oscuras. Y antes de que termine los próximos minutos, vamos a orar para que todo aquel que ha sentido tinieblas en su vida, todo aquel que ha sentido esa carga en sus pensamientos y que se siente confundido y perdido, hasta hoy la luz de Cristo viene a su vida y alumbra su camino, alumbra su desierto para llevarle al lugar que Él le ha prometido.

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