08 Apr El corazón correcto

Todo aquel que dice querer un nuevo futuro para Puerto Rico, pero no tiene el corazón para hacer sacrificios, debe saber que sin estos, Puerto Rico no tendrá futuro. Es imprescindible que exista una generación dispuesta a sacrificarse; alguien que quizás deba trabajar más allá de lo prometido en su pensión, alguien que acepte pagar un poco más de impuestos, alguien que esté dispuesto a hacer más por el futuro.

Si no surge una generación con voluntad de sacrificio, y en su lugar hay una que lo quiere todo sin esfuerzo, entonces el verdadero corazón que se sacrifica por el futuro nunca se manifestará. No podremos poseer todas las bendiciones de Dios en nuestra vida si nuestro corazón no está moldeado por el Suyo. Si realmente no compartimos el mismo corazón que Él, el corazón del pastor, no avanzaremos.

Cuando reflexionamos sobre Juan capítulo 10, encontramos varias enseñanzas. En la vida de Josué, observamos cinco descripciones que Jesús hace acerca del buen pastor. Resumiéndolas, la primera es que el corazón del pastor siempre está dispuesto a hacer sacrificios por el futuro. Uno de los problemas más grandes es la falta de voluntad para sacrificar por el mañana. Muchos padres se quejan de las molestias y problemas, sin reconocer que los sacrificios son necesarios para asegurar el futuro de sus hijos.

Todo aquel que proclama querer un nuevo futuro para Puerto Rico, si no está dispuesto a hacer sacrificios, no verá ese futuro materializarse. Se necesita una generación que diga: ‘Alguien tiene que sacrificarse’. Puede que tengamos que trabajar más, pagar más impuestos, y hacer más por el futuro. Pero si no hay voluntad de sacrificio, si lo que predomina es una generación que lo quiere todo fácilmente, el verdadero corazón que se sacrifica por el futuro no existirá.

El verdadero corazón sabe que la única manera de tener esperanza es a través de un corazón de sacrificio y esfuerzo. Jesús lo expresó claramente: ‘Tengo que entregar mi vida’. No es un camino fácil, pero lo que viene es más grande. En Juan capítulo 10, Jesús introduce el concepto de intimidad: ‘Yo los conozco, ellos me conocen’, lo que nos lleva al tercer punto: la confianza. El verdadero corazón muestra confianza, tiene un grado de intimidad y conexión con Dios. Y eso es lo que Dios desea hacer contigo, a través de la obra del Espíritu Santo en tu vida En ti, donde tú piensas, comienzas a tener intimidad y a confiar en Él cada día más. Pero como líder, también debe haber un momento en el que, con tus hijos, tu esposo, tu esposa, tus amigos y la gente a tu alrededor, exista una relación de tanta cercanía e intimidad. Porque tú has cuidado el corazón de ellos, y ellos han visto tu corazón. Y cuando la gente conoce tu corazón, pueden confiar. Porque todos saben que se pueden cometer errores, pero cuando conoces el corazón de alguien que es honesto, puro y sin maldad, puedes confiar plenamente.

Por eso, vuelvo y te digo: sobre todas las cosas guardadas, guarda tu corazón, porque de él mana la vida. Y en el momento que hay esa relación, entonces podemos nosotros entrar en la tierra prometida. Lo cual nos lleva a un cuarto punto hoy: no solo ese corazón sacrifica, no solo aprende a confiar y muestra confianza, sino que también tiene la capacidad de crecer y añadir a otros. Jesús dice: ‘Yo traigo a otros de otro redil, yo voy a ampliar esto, yo voy a aumentar, yo soy capaz de añadir’. Estamos en un mundo donde, lamentablemente, la gente vive más por la idea de ‘divide y ganarás’ que por la de ‘añadir para ganar’. Es todo lo contrario; buscamos la división, la contienda, en vez de buscar los puntos en los que podemos converger, sentarnos a hablar y añadir. Lo que hacemos es separar. El corazón del pastor sufre cada vez que alguien se separa, cada vez que alguien se va, porque lo que buscamos es añadir, nunca quitar, nunca restar