06 Mar Vamos a resucitar
Tú y yo podemos hoy declarar sanidad sobre nuestra vida y, por causa de la sangre de Cristo, tú y yo podemos declarar acceso al Trono de la gracia. Qué bendecidos son todos aquellos que estamos aquí hoy, que hemos comido de ese pan para vida eterna. Y esa es nuestra esperanza: que, como él resucitó, nosotros también vamos a resucitar.
¿Qué debemos hacer para poner en práctica las obras de Dios? Respondió Jesús y le dijo: “Esta es la obra de Dios, que creáis en el que me ha enviado”. Y le dijeron: “Entonces, ¿qué señal, pues, haces tú para que veamos y te creamos? ¿Qué obras haces? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: ‘Pan del cielo les dio a comer’”. Y Jesús les dijo: “De cierto, de cierto os digo: No os dio Moisés el pan del cielo, mas mi Padre os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo”. Le dijeron: “Señor, danos siempre este pan”. Jesús le dijo: “Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás. Mas os he dicho que, aunque me habéis visto, no creéis”.
Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no lo echo fuera. Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió. Y esta es la voluntad del Padre que me envió: que todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero. Y esta es la voluntad del que me ha enviado: que todo aquel que ve al Hijo y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.
Murmuraban entonces de él los judíos, porque había dicho: “Yo soy el pan que descendió del cielo”. Y decían: “¿No es este Jesús, el hijo de José, cuyo padre y madre nosotros conocemos? ¿Cómo, pues, dice éste: ‘Del cielo he descendido?”. Jesús respondió y les dijo: “No murmuréis entre vosotros. Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero. Escrito está en los profetas: ‘Y serán todos enseñados por Dios’. Así que, todo aquel que oyó al Padre y aprendió de él, viene a mí. No que alguno haya visto al Padre, sino aquel que vino de Dios; este ha visto al Padre. De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna”.
Yo soy el pan de vida. Vuestros padres comieron el maná en el desierto, y murieron. Este es el pan que desciende del cielo, para que el que de él come, no muera. Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo”. Entonces los judíos contendían entre sí, diciendo: “¿Cómo puede este darnos a comer su carne?”. Jesús les dijo: “De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero. Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él. Como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, así mismo el que me come, él también vivirá por mí. Este es el pan que descendió del cielo; no como vuestros padres comieron el maná, y murieron; el que come de este pan, vivirá eternamente”.
Estas cosas dijo en la sinagoga, enseñando en Capernaum. Pocas veces leo tantos versos, pero son necesarios para lo que quiero mostrarte en el día de hoy. Presta atención: cuando miramos estos versos, es la primera declaración que hace Jesús: “Yo soy el pan de vida. Yo soy el pan vivo. Yo soy el pan que viene del cielo”. Hay muchas cosas aquí que pueden ser muy profundas, que no las vamos a tocar en esta ocasión, pero te menciono algunos detalles. Por ejemplo, estas declaraciones fueron bien controversiales, porque Jesús utiliza el mismo nombre de Dios que fue revelado a Moisés: “Yo soy”.
Hugo Garrido
Posted at 10:11h, 06 MarchAmen, debemos buscar el verdadero Pan, a Cristo Jesús, el debe de ser nuestro enfoque siempre.