27 Mar Las puertas que no debes abrir
En el mundo espiritual y en el mundo emocional, todos nosotros hemos cometido y podemos cometer el error de abrir una puerta y haber entrado por ella, y tener el dolor de saber que si no hubiéramos abierto esa puerta, nuestra vida hoy sería diferente. Tú y yo tenemos que saber que cuando oímos la voz del Señor y entramos y salimos por la puerta que es Él, vamos a hallar lo que no hemos encontrado en ningún otro lugar.
Ahora, teniendo ese contexto, de ahí es que Jesús tiene que explicar: “Oye, ¿ustedes no acaban de ver lo que pasó con este ciego? El que me oye y sale, que va donde yo le digo, que responde a mi voz y que se sale de la autoridad de esta gente que cree que son los que más mandan y que creen que son los que tienen el derecho de quién hace, quién no hace, quién va, quién no va. Esos son los que disfrutan de los pastos verdes. Yo vengo a decirte una cosa: Jesús dijo: ‘Yo he venido para darte vida y vida en abundancia’. El que entra y sale, el que entra por mí y sale a través de mí, va a recibir abundancia en toda su vida, va a recibir todo lo que necesita”. La puerta.
Ahora, el concepto de las puertas es algo tan habitual para nosotros que muchas veces no le prestamos atención a lo que implican. Todos nosotros nos enfrentamos día tras día a diferentes puertas. Por ejemplo, una puerta: un elevador. Cuando tú te paras frente a una puerta de un elevador, tú esperas que esa puerta simplemente se abra y la idea de estar frente a ese elevador es una sola cosa: subir o bajar algún piso, llegar a otro lugar. No importa si estás en un lugar, en el piso tres, piso cuatro, quieres subir, quieres bajar, estás frente a esa puerta y todo lo que estás esperando es que se abra. Estamos hoy acostumbrados a las puertas con códigos, con pines, llegamos al momento donde ahora hasta muchas puertas simplemente con nuestras huellas digitales se van a abrir y nos dan acceso a una nueva dimensión. Sabemos y estamos abiertos, sabemos lo que es estar parado frente a una puerta de estas famosas electrónicas sliding doors, donde usted simplemente se acerca a ella y la puerta se abre delante de usted.
Hay puertas para todo tipo de cosas. Están las puertas que rotan, que es un gran problema. Usted meterse en una puerta de estas y que la persona que está al frente se detenga y se le pare la puerta y usted en el medio se queda pillado. O sería muy triste la vida dar vuelta en esa puerta y nunca acceder al otro lugar al que se supone que usted llegue. Tenemos hasta puertas en nuestras casas para los perritos, para nuestras mascotas. Están las puertas de la cárcel. Y si usted no ha estado en una cárcel, uno de los sonidos más impresionantes que usted va a escuchar es el cerrar de una puerta. Cuando nosotros vamos a la cárcel, cuando uno entra, cruza esa puerta, se abre esa puerta, ese portón, uno oye la electricidad y uno entra y detrás de uno ese portón se cierra y usted oye ese clan, clan. Es algo impresionante. Aquí, cuando traemos a los confinados, uno de los sonidos más tristes que uno oye es al final del servicio comenzar a oír las cadenas: clac, clac, clac, clac, clac, clac, clac.
Y si para uno que pasa por esa puerta sabiendo que esa puerta se va a volver a abrir para uno, para salir, imagínate para aquellos que escucharon esa puerta una vez y que simplemente no saben cuándo saldrán de ese lugar. Lo que me lleva a que entendamos por un momento, en el día de hoy, que una de las peores experiencias que puede tener una persona en la vida es saber que un día abrió una puerta que nunca debió haber abierto.
En el mundo espiritual y en el mundo emocional, todos nosotros hemos cometido y podemos cometer el error de abrir una puerta y haber entrado por ella.
Oswaldo Monier
Posted at 09:00h, 27 MarchHazme saber que Puerta tengo que abrir en estos caminos de la Vida que se me presentan día a día AMADO SEÑOR JESUCRISTO
AMÉN 🙏🙏🙏🙏
sadela jose latuff pineda
Posted at 05:51h, 28 MarchAMEN PASTOR FONT CREEMOS ESA PODEROSA PALABRA,,,,,,GRACIAS POR SIEMPRE BENDECIRNOS……
Martha
Posted at 22:50h, 31 MarchSólo tú Sr sabes dónde debemos entrar o salir de un lugar para nosotros