08 Mar Jesús sí quiere ser tu rey

La gente afuera está hambrienta por reconocimiento, por dinero, por compañía. La gente está hambrienta por entender, por ser amada. Esta es la misma hambre que todo el mundo tiene allá afuera y que han tenido a través de todos los tiempos. Y buscan dónde satisfacerla, dónde encontrarla. Hay cuatro cosas que ocurren que para mí son bien interesantes y que demuestran que la gente es la misma en cualquier época.

Una de las frases interesantes que hay en estos tiempos para desacreditar la iglesia y la importancia de la iglesia es que los tiempos han cambiado. Los tiempos han cambiado y la iglesia, la Biblia y la iglesia, no concuerdan con los tiempos modernos porque los tiempos han cambiado. Y déjenme decirles: los tiempos han cambiado, pero la gente es la misma. Los tiempos han cambiado, pero el ser humano es el mismo y las necesidades del ser humano son las mismas.

La gente afuera está hambrienta por reconocimiento, por dinero, por compañía. La gente está hambrienta por entender, por ser amada. Esta es la misma hambre que todo el mundo tiene allá afuera y que han tenido a través de todos los tiempos. Y buscan dónde satisfacerla, dónde encontrarla. Y donde quiera que haya pequeños grupos que le puedan decir: “Aquí encuentras la solución”, allí van a estar. Y aunque los tiempos son diferentes, la gente tiene la misma necesidad. Y cuando llega alguien o algo que ocurre en su vida, como Jesús, tenemos la misma reacción.

Cuando nosotros miramos estos versos, se va a dar cuenta de que cuando Jesús multiplica los panes y los peces, pasa algo bien interesante. En el verso 15, me parece, Jesús dice: “Sabiendo que se querían apoderar de él para hacerlo rey, se fue”. Cuando la gente vio que Jesús multiplicaba panes y peces, dijeron: “Aquí está nuestro rey”. Qué mucho le gusta a la gente un gobierno que los mantenga. No querían hacerlo rey y Jesús salió corriendo y se fue. Bien interesante, porque él viene a ser el rey de reyes y señor de señores. Y podríamos pensar: “Esta es la forma de yo ser rey, tengo el favor del pueblo”. Pero Jesús no quería el favor del pueblo porque él les pudiera dar de comer. Porque él sabía que si les daba de comer de ese pan toda la vida, siempre tendrían necesidad. Y él no quería satisfacer la necesidad, él quería transformarlos y la transformación requiere de otro nivel de entendimiento, de otro nivel de revelación y de otro nivel de pan pero la gente hoy es igualita.

¿Por quién votamos nosotros en las elecciones? Por el que ofrezca más días libres. Alguien que le ponga la mano ahí, por favor. ¿Por quién votamos? Por el que ofrezca más, el que ofrezca darnos, el que ofrezca hacer aquello. Cuando usted mira las propuestas que hay hoy, yo no veo ninguna propuesta en ningún lugar que realmente provoque transformación en nuestro país. No veo una propuesta que yo pueda decir: “Sabes qué, hay un cambio”. La gente y las masas siguen al que le puede dar el pan diario, sin darse cuenta de que todo el que vive de ese pan diario siempre tendrá necesidad y nunca estará satisfecho en su vida. Y Jesús dice: “Yo no quiero ser tu rey porque tú me busques a mí por el pan. Tú me buscas a mí porque yo soy tu pan. Y lo demás yo lo voy a suplir. Pero no me busques a mí por los milagros, no me busques a mí por las profecías, no me busques a mí por lo que yo te puedo ofrecer. Disfrútame a mí por la presencia”. El matrimonio más triste que hay es aquel que necesita tener un montón de cosas para sentir amor entre ellos. El que no sabe disfrutar de la presencia de su pareja, de sus hijos, cuando no hay nada o cuando hay poco. Y no encuentra disfrute y siempre necesita. Del nuevo viaje, del nuevo crucero, de aquello de lo nuevo. Para la excitación, la motivación, para ver a esa persona. Ha perdido la verdadera razón de tener una pareja al lado de uno y es disfrutar la presencia. 

Hermanos, óigalo bien en el día de hoy: es mejor un hamburguer con la persona correcta y paz en el corazón que un steak en el restaurante más caro y vivir un infierno en tu corazón.