Las batallas que sí debemos enfrentar
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Las batallas que sí debemos enfrentar

Durante muchos años, los cristianos hemos sido juzgados y criticados. Aunque el tiempo ha pasado, las miradas del mundo continúan sobre nosotros. Sin embargo, hoy contamos con razones coherentes y de fe para defendernos.

Hermanos, oigan bien, porque la batalla hoy sigue siendo la misma. Hay muchas razones por las cuales la iglesia tiene que defender su fe en aquella época y creo que todavía el día de hoy son las mismas razones. Pero yo quiero hablarte de cuatro razones principales por las cuales la iglesia tiene que comenzar a hacer todos estos argumentos y defenderse.

Número uno: a los cristianos en aquella época se les acusaba de traidores del Imperio Romano. Así que se les acusaba de querer derrotar al imperio romano, eran traidores de los romanos que no querían cumplir con lo que Roma exigía.

Pero cuando nosotros miramos todo lo contrario, en el libro de Romanos, capítulo 13, el verso 1 al 7, dice: “Sométase toda persona a las autoridades superiores. Esto es Pablo diciéndole a la iglesia: sométanse a las autoridades superiores. Porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste, y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos. Porque los magistrados no están para infundir temor al que hace el bien, sino al malo. ¿Quieres, pues, no temer a la autoridad? Haz lo bueno y tendrás alabanza de ella, porque es servidor de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme, porque en vano lleva la espada, pues es servidor de Dios, vengador para castigar al que hace lo malo. Por lo cual es necesario estarle sujetos, no solamente por razón del castigo, sino también por causa de la conciencia. Pues por esto pagáis también los tributos, porque son servidores de Dios que atienden continuamente a esto mismo. Pagad lo que debéis: al que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto; al que respeto, respeto; y al que honra, honra”.

¿Qué está haciendo el apóstol Pablo? Diciéndole: sé un buen ciudadano. Fíjate que la iglesia nunca ha estado en contra de los gobiernos, ni debemos estar en contra de los gobiernos. Tiene que haber autoridad, tiene que haber un sistema estructurado. Podemos estar en desacuerdo con ciertas ideas, podemos estar en desacuerdo con ciertas imposiciones que el gobierno quiere tener, podemos discrepar en la administración, pero a la larga y a la postre, la iglesia, como creyente, tiene que enseñar a los creyentes: oye, paga tus impuestos, haz lo que tienes que hacer, compórtate.

Ellos están ahí para llevar la ley, tenemos que hacer las cosas correctas. La iglesia nunca ha estado en contra de lo que son las autoridades gubernamentales hoy por hoy. Esto es una batalla que a veces la gente en la iglesia no sabe cuál batalla escoger, entonces peleamos en la iglesia y peleamos en la calle por cosas que realmente no tienen valor y sentido, y tenemos que saber cuáles son las batallas que nosotros vamos a escoger.

Pero si algo debe caracterizar a la iglesia es que somos buenos ciudadanos, que pagamos nuestros impuestos, que somos gente de orden y ley, que obedecemos, que no estamos por ahí a lo loco haciendo las cosas a lo loco como el mundo la hace, sino que realmente conocemos cuáles son nuestros derechos, los defendemos, seguro que sí. Pero sabemos que hay autoridad local y gubernamental sobre nosotros, que tenemos que honrar todo el tiempo, porque así nos lo pide el Señor.

Porque el gobierno quería obligar a los cristianos a adorar a los dioses de los romanos, había un sector que se oponía a esta imposición. Los creyentes decían: “Yo te pago los impuestos, no tengo problema, pero a mí no me vas a obligar a adorar el dios de una nación ni el dios que tú quieres. Yo pago los impuestos para que haya seguridad en el país, para que haya buena carretera, para que haya buen trabajo en nuestra sociedad y para que ayudes al necesitado, pero no me vengas a imponer un sistema de creencia que va contrario a lo que yo creo. Por lo que Dios hizo por mí en la cruz del Calvario, Él es mi Señor y a más nadie voy a adorar”. Tan sencillo como eso.

Por eso, una de las defensas más grandes que nosotros, como cristianos, sí tenemos que hacer aún en este tiempo es la defensa de la libertad religiosa y la libertad de conciencia en este país. Tenemos que luchar por la libertad religiosa. Yo no quiero imponer el cristianismo a nadie, yo quiero que el que quiera adorar lo que quiera que lo pueda adorar. Si un judío quiere ser judío, que lo pueda hacer. Si un santero quiere ser santero, que lo sea también. Debe haber libertad religiosa, no meramente libertad de culto.

Y yo soy de los que estoy dispuesto a luchar y a pelear por la libertad religiosa. “Pastor, pero si usted lucha por la libertad religiosa, sabe que hay un montón de religiones que se van a levantar y que se levantan, que están en contra”. No hay problema. Eso no es lo que a mí me incumbe. Lo que a mí me incumbe es que cada uno tenga el derecho de adorar al Dios en el que ellos creen. Y la única manera en que yo puedo defender en la sociedad mi libertad de adorar al Dios en el que yo he creído es si otros tienen el derecho de adorar al Dios en el que ellos creen. A la larga y a la postre, cuando yo predique la palabra del Señor, vamos a creer que algún día ellos vendrán al conocimiento de la verdad. Pero todo el mundo tiene que tener ese derecho. Punto.

Así que, en aquellos tiempos, se levantó el movimiento: “Esta gente está en contra del gobierno”. Pero es todo lo contrario. En la iglesia te enseñamos a ser un buen ciudadano, te enseñamos a ser un buen hombre de familia, a que pagues los impuestos. Lo único que te pido es que no me obligues a quién tengo que adorar.

En aquellos tiempos, la iglesia comenzó a luchar con cuatro ideas más que provocaron que el pueblo tuviera que levantarse y defenderse. La segunda razón por la que la iglesia tuvo que comenzar a defenderse es porque en aquellos tiempos comenzaron a crear chismes y bochinches de que la iglesia era gente atea, sensual, sexualmente inmoral y eran caníbales. Cuando usted mira la historia, en aquellos tiempos se comienza a regar el rumor de que la gente, en las catacumbas, la gente en aquellos tiempos para poder adorar a Dios se escondían en las cuevas, en lugares ocultos, escondidos. Y en las catacumbas, allí escondidos, encerrados, por miedo a la persecución, allí adoraban a Dios. Y se comenzó a crear el chisme: “No, ellos se meten ahí en esas cuevas para tener sexo. Ellos se meten ahí en esas cuevas para comer carne humana. Ellos se meten ahí en esas cuevas para hacer sacrificios”. Y comienzan a hacer esos argumentos y a decir esas cosas, simplemente para desintegrar la fe de tantas personas. Y entonces, ahora, los cristianos tienen que comenzar a defenderse y decir: “Esto no es cierto, eso no es lo que nosotros creemos”.

La tercera razón por la cual el pueblo de Dios tiene que comenzar a defenderse durante aquel tiempo en particular de los romanos y de los judíos era para defender la verdad del cristianismo sobre la base de que se cumplió la profecía del Antiguo Testamento. Los cristianos tienen que comenzar a presentar argumentos y a demostrarle que Cristo es el Mesías.

4 Comments
  • Oswaldo Monier
    Posted at 08:51h, 01 February Reply

    Tú Eres El Mesías, Nuestro Señor y Salvador Señor Jesucristo
    AMÉN 🙏🙏🙏 o

  • Jhon Mario
    Posted at 10:00h, 01 February Reply

    Amén y amén

  • Martha
    Posted at 10:45h, 01 February Reply

    Amén Cristo vive

  • sadela jose latuff pineda
    Posted at 12:07h, 01 February Reply

    AMEN MI PASTOR FONT,,,,,LO QUE DICE ES UNA GRAN VERDAD …..

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